Llegan las primeras nieves
Dicen los mayores que este año, según las cabañuelas, va a ser un año de nieves. La verdad es que no tengo ni idea de cómo funciona eso de las cabañuelas, pero parece que suelen acertar. Para los que no estamos acostumbrados a la nieve, verla es todo un acontecimiento, basta que caigan cuatro copos que como duren hasta el fin de semana, allá que vamos todos como locos a ver la nieve, a tocarla, a hacer muñequitos.
Muchas veces me he parado a pensar cómo será eso de vivir en un sitio donde nieva habitualmente, tener que conducir con nieve, salir a la calle con todo nevado, ir a la compra, al trabajo, los niños a la escuela…. no tengo yo muy claro si me gustaría, más bien no.
La nieve queda preciosa en las fotos, en las postales navideñas y poco más, cuando convives con ella te das cuenta de que no es tan bonito como lo vemos los que rara vez la tenemos cerca.
Yo, por si acaso no nieva, he decidido traerme la nieve a casa haciendo estos tradicionales nevaditos que, aunque son más típicos en Navidad, se pueden tomar cualquier época del año.
Los ingredientes utilizados son:
- 200 gr. de manteca de cerdo
- 1 cucharada de aceite (yo uso oliva 0'4º)
- 1/2 vaso de vino blanco
- 550 gr. de harina de trigo
- 75 gr. de azúcar
- 1 pellizco de sal
- azúcar glas para espolvorear
La elaboración es muy sencilla:
A mi me gusta hacer la masa de un día para otro
- Mezclamos bien todos los ingredientes, hacemos una bola y la envolvemos con film transparente.
- Dejamos la masa en la nevera hasta el día siguiente.
- Estiramos la masa entre dos trozos de film transparente, dejándola de 1 cm. de grosor.
- Con un corta pastas vamos cortando los nevaditos, los tradicionales suelen ser redondos, pero a mi me gusta darle otras formas.
- Los ponemos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y los metemos al horno precalentado a 180ºC calor arriba y abajo. Cuando empiecen a dorarse los sacamos (unos 30 minutos).
- Por último, cuando enfríen, los espolvoreamos con abundante azúcar glas.
Recuerdo hace tres años que de un día para otro bajaron las temperaturas y pegó una nevada importante por toda la zona de Ibi, Alcoy… cogimos el coche y nos fuimos para que nuestro hijo viese la nieve, aún recuerdo su cara de susto cuando cogió un puñado y, al poco de tenerla en las manos, empezó a decir “me quemo, me quemo” y es que no entendía como aquel pedazo de hielo podía estar quemándole las manos. Al decirle que puede que este año vuelva a haber nieve en las montañas de la provincia, está pidiendo un trineo jajajaja, se cree que vamos a ir por aquí como Papá Noel.
Bueno, tal vez este año podamos repetir esta imagen, a ver si las cabañuelas han acertado ;-)
