Alex García: El podcast, ese nuevo-viejo vicio de dialogar
Una versión extendida de este texto fue presentada por Alex García Amat, co-fundador de La Coctelera Music, en una conferencia homónima impartida durante el Seminario Online de Periodismo Musical, organizado por la revista cubana Magazine AMPM en colaboración con Radio Gladys Palmera y la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba.
Mi vida personal y profesional siempre ha transitado por la música, el audio y la comunicación.
Estudié comunicación audiovisual y mi vida transitó por muchos lugares, pero siempre relacionado con el audio y la imagen. El momento decisivo llegó una tarde de 1999 cuando conocí a Alejandra Fierro, fundadora de Radio Gladys Palmera . No olvidaré jamás cuál era la temperatura aquel día, el autobús que tomé e incluso, cómo sonaba el timbre cuando llamé a la puerta.
En aquel entonces, Radio Gladys Palmera no era lo que se conoce hoy en día. Ha llovido mucho. Se emitía en FM en Barcelona, a determinadas horas y los estudios estaban alejados de un centro emisor rocambolesco cuya continuidad caía cada dos por tres y al que había que subir a altas horas de la noche para restablecer la emisión. Pero lo verdaderamente importante de Gladys, es que desde muy pronto, fue un medio con una vocación clara por lo digital. No fue rápido, pero me permitió adentrarme, conocer en profundidad el lenguaje radiofónico y reinventarlo.
Fui adquiriendo cargos de responsabilidad, hasta que en 2006 Alejandra me encomendó en una cumbre francesa la dirección editorial del medio. A partir de ahí, empezamos a configurar un equipo humano de ensueño. Hicimos de todo, absolutamente de todo. En forma: RGP fue la precursora en la emisión en streaming, así como en su apuesta por la radio a la carta. Esto fue mucho antes de que el mundo conociera la palabra podcast.
Gladys saltó al universo estrictamente digital abandonando la FM, poco después de anunciar a bombo y platillo que aterrizábamos en Madrid; apostamos por los contenidos multiformato y con el tiempo, nuestro canal en YouTube también fue referencial. Fórmula musical de autor, reportajes, entrevistas, informativos, agendas, micro espacios, magazines, concursos surrealistas y directos desde festivales, con conexiones tan precarias que no entiendo cómo tuvimos el arrojo de publicitarlas.
Milagrosamente, salimos airosos en miles de frentes a los que nos precipitamos sin pensarlo dos veces.
Esto fue posible, porque no éramos conscientes de lo difícil que era y gracias a unos formidables equipos de trabajo; muchísimas personas que han pasado a lo largo de los años por el medio y que hicieron posible –entre otras cosas–, que fuéramos premiados con un Premio Ondas a la Mejor Plataforma de Radio Digital en 2015.
Pero como dice la canción, todo tiene su final. Al cabo de 19 años llegó un punto donde tuve suficiente y necesité volver a independizarme. Esta vez, junto a Nuria Net: una periodista, emprendedora extraordinaria y mujer que ha estado empoderada, incluso antes de nacer. Con ella, decidimos que lo nuestro era montar de forma conjunta una productora de podcasts en inglés y en español, bautizada como La Coctelera Music. El nombre viene de un podcast que hacíamos Nuria y yo en Radio Gladys Palmera precisamente.
Esto empezó hace tres años, y parece una eternidad. Aunque ahora todo el mundo tiene uno, cuando empezamos a hablar del podcast en España tuvimos que predicar continuamente sobre qué es eso del podcasting. Había mucho desconocimiento y nos veíamos obligados a hablar, casi como si fueramos mensajeros aterrizados del futuro. Asegurábamos que el podcast –entre otras cosas– iba a ser la siguiente arma de seducción masiva para medios, plataformas y marcas. Evidentemente, esto ya está sucediendo.
También apostamos por la creación de la identidad sonora de las marcas. Al presentar el proyecto de La Coctelera Music, siempre empezábamos con una pregunta:
¿Sabéis lo primero que escuchamos las personas incluso antes de nacer?
Pues el sonido de la voz, el sonido de las palabras.
Y de esto va el podcast: de organizarnos para contar las cosas que, de forma tal, que podamos volver al útero. Casi como regresar a esta costumbre ancestral de sentarse en torno al fuego y escuchar el crepitar de los troncos y la voz.
Evidentemente, la radio no es podcast ni el podcast es radio. Si estamos escuchando Buenafuente en Spotify o cualquier otro programa de radio encapsulado, podemos percatarnos del uso del lenguaje radiofónico.
El podcast tiene otro tipo de lenguaje. Esto ya lo vivimos con el cine, cuando empezó a ser sonoro y desarrolló un lenguaje propio, el cual se ha ido aceptando y aplicando de maneras muy creativas en diferentes formas y estilos.
Algo similar está ocurriendo ahora con el podcast: estamos aprendiendo a desarrollar un lenguaje de audio a través del podcasting. Un formato propio, con un futuro enorme.
Pero hay que hacer un esfuerzo en España para desarrollar los podcast narrativos, más allá de los conversacionales. La mayoría de estos últimos necesitan mucha más edición, mimo y producción. Otros tonos, enfoques y concreción. Dicho de una manera escueta y simple: hay que profesionalizar el sector, elevar los estándares de calidad y desarrollar las posibilidades del audio de manera más ambiciosa.
La radio ha sobrevivido al cine, a la TV, a las plataforma de streaming y sigue con una vida excelente. Entonces, es de suponer entonces que al podcast le va a suceder algo parecido. Vivimos en la era del audio, todo el mundo repite eso. Pero realmente si produces audio, ¡hay que empezar a pensar en audio!
Si uno quiere dedicarse al podcasting, monetizar o –como hacemos en La Coctelera Music– vender proyectos a plataformas o clientes grandes, hay que cambiar el chip. Sobre todo, si se quieren hacer podcasts dedicados al universo musical, ya que hablamos de periodismo musical en este ciclo de conferencias. ¿Por qué? Porque una de las primeras cosas que nos puede venir a la cabeza es “vale, voy a utilizar x música comercial, poner un tema de x cantante”. Es decir: “voy a hacer un programa de radio encapsulado con música comercial”. Y, bueno, … tengo una mala noticia: eso no es posible.
Podéis hacerlo por vuestra cuenta en diversas plataformas y puede que de momento no pase nada. Pero, si lo que queréis es monetizar, contar con patrocinios o vender un proyecto de podcast a una plataforma eso será bastante imposible. A no ser que tengas el presupuesto para pagar 5 ó 10 mil dólares por dos o tres fragmentos de 30 segundos por cada tema musical.
Por tanto, creo firmemente –como periodista musical, además de productor– que es el momento de darnos la oportunidad de imaginarnos cosas nuevas. Es el momento de volver a contar, por ejemplo, la música, como se hacía antes. Volver a sentarnos en torno al fuego, cosa que se ha dejado de hacer. El podcast, siendo orgánico y auténtico, te permite hablar bajando del púlpito, sin estar por encima de nadie, tiene esa capacidad.
Hemos perdido espacios de difusión musical. La radio, por ejemplo, ya no conecta con las audiencias más jóvenes y hay que buscar otras formas de hablar sobre música a las audiencias perdidas.
Es el momento de recordar que, no pasa nada si no se puede poner el último fonograma que te gusta en el podcast, porque hay un montón de podcasts que no lo hacen y son maravillosos. Tal como sucedió con la constante reinvención del lenguaje cinematográfico, cada día aparece una nueva manera de trabajar las biografías de los artistas y su arte.
La radio es muy próxima, muy personal también pero el podcast te permite conectar con tu audiencia de manera aún más íntima. Un podcast bien hecho, es aquel que te habla directamente a ti.
Nosotros en La Coctelera Music estamos produciendo todo tipo de formatos. Y estamos trabajando con algunos profesionales maravillosos. Yo, en lo personal, estoy muy orgulloso de lo que hemos conseguido y el camino que vislumbramos en La Coctelera Music. Es nuestra capacidad para llevar a cabo producciones bilingües en inglés y español, nuestro conocimiento de las diferentes audiencias de hispanohablantes, la autoexigencia y nuestra actitud boutique lo que nos ha permitido posicionarnos y tener un pie en Estados Unidos y otro aquí en Europa.
Realmente, y lo digo en un sentido totalmente positivo, aún queda mucho por hacer en el podcasting en español. Es el momento de atreverse. Hay que desarrollar un lenguaje del audio; exprimir y experimentar. Hay que potenciar las grandes producciones y generar industria y ser ambiciosos.
