Cómo NO ser líder — Parte 5.122.016

Diego Cañizares
La Eñe
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4 min readApr 4, 2017

Observa profundamente sus ojos. Ignora a la multitud. Es un momento de dos, aunque sean observados por millones. Habla firme, fuerte y claro. Lo arenga. Lo motiva. Lo hace creer. Lo impulsa a ser la mejor versión de sí mismo.

"Hoy, hoy te convertís en héroe."

Y vaya que lo hizo.

Hablamos sólo de fútbol, claro. El rumbo de la humanidad no cambió radicalmente luego de aquella situación. Sin embargo, sí nació ahí un ejemplo claro e icónico de liderazgo.

Quien protagonizó aquella situación no fue la máxima figura del fútbol mundial, Lionel Messi. No fue el técnico, en aquel momento Alejandro Sabella. Tampoco Higuaín, que estaba muy ocupado diciéndole "dale que con esto ganamos la Copa Libertadores" al pibe que alcanza pelotas.

Fue Javier Mascherano. Líder como pocos, lleva una marca registrada encima: no le habla a la razón. Le habla a la emoción.

“Lo más importante en el liderazgo no es lo lejos que avancemos, sino que ayudemos a los demás a avanzar” — John C. Maxwell

Y hablarle a la emoción de las personas es una herramienta clave para ser líder. Sin embargo, no es la idea de este post. Para eso existen cientos de miles de excelentes escritos, tratados y recursos, que nos enseñan a liderar. Muchos de ellos abordando el tema casi CASI como si fuera una receta uniforme e infalible.
No, este post apunta a algo mucho más amplio: cómo no ser líder.

“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla.” — Thomas Alva Edison

Así, en una época de infografías y de recetas infalibles en 15 segundos, tal vez podemos acercarnos al liderazgo aprendiendo una vez más, por el error.

Enviar al equipo mensajes en contraposición

Enviar mensajes contradictorios al equipo sólo generará ruido y malos entendidos. Y cuidado: la comunicación no es sólo escrita o verbal. El comportamiento también comunica.

El doble discurso puede ser (y seguramente sea) muy contraproducente.

Si su discurso habla de (por ejemplo) la importancia de la documentación, confeccionar documentos e impulsar a hacerlo debería estar entre sus principales acciones.

Dejar la motivación en manos de los miembros del equipo

“Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo tirar una piedra al agua para crear muchas ondas.” — Madre Teresa de Calcuta

Como líder, es clave la ocupación y preocupación por la motivación de cada uno de los miembros del equipo. Detectar un bajón anímico o motivacional en alguno de los integrantes debería ser un disparador inmediato de acciones que resuelvan esa situación.

¿Cómo? Bueno, una forma puede ser analizar el origen de la baja en motivación: falta de desafíos, micromanagement, problemas de comunicación, intromisiones en el día a día laboral, etc.

Sufrir (o disfrutar, depende de la persona) de reflexión tardía

“El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice” — Aristóteles

Si colocáramos un clavo en una madera por cada vez que nos enojamos, tarde o temprano nos cansaremos de tanto clavar clavos, y (seguramente) haremos un esfuerzo por controlar la ira.
Si además comenzáramos a quitar un clavo de la madera por cada vez que logramos templarnos, en algún momento quedará libre de clavos.
Sin embargo, aún con nuestro esfuerzo y con todo lo que aprendimos, los huecos permanecen en la madera.

"Ok, ¿y la relación con esto es…?", se podrían estar preguntando.

Es simple: como líderes, es crucial tomarse un momento para pensar con profundidad y claridad lo que se desea comunicar.
Normalmente es preferible utilizar términos inclusivos y hablar desde el "nosotros" en lugar desde el "yo" o el "ustedes" (ni hablar del "vos", menos que menos si se necesita marcar algo a corregir). Asimismo, hacer el esfuerzo por reducir la cantidad de términos que impliquen connotaciones negativas ("negar", "prohibir", "no", "malo", "evitar", etc.) suele dar buenos resultados.

Sí, hay que estar recalculando la mayor parte del tiempo y requiere cierta dedicación. Pero, ¡ey!, nadie dijo que sería fácil.
Luego de un tiempo sale sólo. Mayormente, es práctica.

Autodenominarse "líder"

Si alguien necesita remarcar que es rey, o cómo los demás le dicen que es rey, es porque sencillamente, no lo es.

Yo puedo llamarme a mí mismo deportista de alto riesgo, pero la verdad es que el último riesgo que corrí fue el de dislocarme la mandíbula con una hamburguesa.

Siendo así, si uno desea esa etiqueta (aunque Leo Piccioli dice que las etiquetas son para los frascos, y tiene razón), se la debe ganar.

Haciendo las cosas bien, llega. O eso me dijeron.

Y… me extendí más de lo que quería. Así que lo que falta, lo mando en una siguiente entrega.

Nos leemos :-)

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Diego Cañizares
La Eñe
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Ayudo a los equipos de desarrollo de software a alcanzar su mejor versión. Facilito, aprendo y enseño. Me jode que el corrector cambie lo que estoy diciembre