Consejos para abordar empleados con problemas de conducta (difíciles)

Daniel Gutierrez
La Eñe
Published in
3 min readAug 26, 2017

En esta publicación, veremos cómo enfrentarse a empleados difíciles desde un enfoque informado. Siguiendo actividades tan sencillas como la observación, recopilación de información, intervención oportuna, supervisión y seguimiento pueden hacer la diferencia ante resolución de este tipo de problemas.

Para ello, te daremos un modelo de 4 pasos que ayudará a abordar de una forma más crítica escenarios donde tu personal se considera “difícil” y educar la forma en que actuamos ante estas situaciones, así como aumentar la probabilidad de que te escuchen e influir en el cambio de conducta de forma positiva.

1. Observa de forma continua en busca de pistas.

Cuando veas una conducta difícil no saques conclusiones de forma precipitada. Puede que te percates de una interacción entre dos personas y observamos una conducta inapropiada, pero no conoces el contexto que la causó. No te conviene abordar esa situación con buenas intenciones y empeorar las cosas.
Solo porque veas una conducta problemática, no quiere decir que el empleado sea problemático.
Un empleado difícil es problemático de manera constante, en la mayoría de los casos siguen un patrón de conducta y este tipo de eventos nunca suceden de forma aislada. Toma en cuenta que incluso los mejores empleados pueden ser difíciles de vez en cuando.

2. Conoce los antecedentes o motivos que desatan estas conductas.

Investiga información sobre su rendimiento laboral, información de otros colegas relevantes cercanos a él, e información directa del empleado, puede que explique su conducta.

3. Recopila estadísticas de su rendimiento

Trata de obtener todo lo que puedas relacionado a la calidad de su trabajo y sus actividades dentro de la organización. Si la conducta difícil afecta el trabajo, debes estar preparado para intervenir ante esta situación.
Puede que tus percepciones no siempre sean precisas, por eso es recomendable hablar con otros sobre la situación. Trata de no alentar los rumores. Ten conversaciones confidenciales y profesionales con una o dos personas para evaluar si tus percepciones coinciden con las suyas.

4. Intervención

Ahora que cuentas con información relevante de todo su entorno y una opinión fundamentada de la situación, puedes enfrentarte al empleado. Si problemas no es muy grave. Puedes intervenir informalmente, durante la charla, evita mencionar de forma directa sus problemas de conducta. El objetivo es establecer contacto y preguntar ¿cómo va?, puedes comentar que parece molesto o algo despistado. Pero no empieces diciéndole lo difícil que es.
Muchas veces abordando el tema de esta forma enviamos la señal que necesitamos, lo hacemos consciente de la problemática, y su conducta vuelve el rumbo adecuado. Si no corrige la conducta es hora de una intervención formal. Esta vez, trata de ser más específico sobre lo que has observado ante su conducta y dejar claro que si continúa su trabajo se verá afectado y puede tener consecuencias.

Supervisar el empleado y hacer seguimiento

Existen varias formas de controlar la situación, como: observación informal, analizar su ritmo de trabajo y calidad, hablar confidencialmente con otros observadores. y programar una reunión para hablar sobre el problema y el progreso realizado.

Confirma que el empleado está tratando de mejorar la conducta (trata de no ser demasiado intrusivo durante el seguimiento).

Trata de tener actitud positiva e introduce el mensaje de que quieres ayudar. Recuerda que no estás intentando intimidar, limitar o reprimir para controlar esta situación, queremos ayudarlo a que vea un camino más productivo.

Dicho esto, el algún momento debemos trazar un límite claro. En definitiva todos merecemos segundas oportunidades y quizás una tercera. Pero nada más. Para ser un buen jefe los empleados deben entender que existen las consecuencias.

Toma en cuenta que este modelo es general. No siempre tienes que seguir cada paso depende las circunstancias a las que te presentes. Tanto si el problema está en su trabajo o su personalidad.

Conclusión

Los empleados difíciles representan retos interesantes a lo largo de nuestra carrera profesional. Retos que te tenemos que enfrentar con los ojos abiertos, ayudando, no juzgando. Abordar la situación de una forma más cercana y con actitud positiva puede marcar la diferencia a la hora de ser escuchados e influir en el cambio de conducta.

¡Gracias por leer!

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