Cuando me levanto en Plutón

Daniela
La Eñe
Published in
3 min readJun 14, 2017

¿Cuántas veces nos hemos levantado sintiendo que no pertenecemos a la realidad que nos rodea? A mí me pasa que hay días en que me levanto sintiendo mucho y, al parecer, pensando poco… O más bien, pensando tanto que siento en exceso. No lo puedo decidir.

Me levanto con una sensación de no estar, de vivir con el cuerpo en la tierra y con el alma en el lejano y enano Plutón. De querer dormir hasta el siglo XXII. De poner la mente en blanco. De no hacer nada por distraer los pensamientos negativos que llegan con tanta fuerza como un meteorito, de vivir otra vida. De volar y regresar cuando la calma después de la tormenta, que todos prometen, llegue.

Imposible irme a Plutón aunque mentalmente no esté en la tierra. Imposible ser la bella durmiente aunque mi cerebro siga inactivo. Imposible distraer los pensamientos negativos aunque, siendo realistas, hayan más de veinte motivos para sentirme afortunada. Imposible vivir otra vida aunque no me sienta la dueña de la mía. Imposible volar y regresar. Imposible creer que la calma llega cuando hay tantos imposibles.

Cuando me levanto en Plutón me siento con un vacío, pero cuando me levanto en la tierra pienso que quizá en esos días plutonianos, solo he estado distraída. Distraída de un motivo para dar mi 100%, distraída de mis sueños, distraída de mis metas, distraída de las miles de posibilidades que hay cada día para encontrar solo un motivo que me haga querer estar aquí y convivir con la vida que tengo.

Cuando comencé a escribir este post, estaba en Plutón. Cuando terminé de escribirlo, ya iba llegando a la tierra. Creo que lo problemático no es sentirnos en Plutón o en cualquier otro planeta, sino quedarnos ahí. Sentirnos fuera de la realidad, con ganas de no estar, nos ayuda a encontrar los motivos para poner la mente en la tierra, en nuestra vida, en nuestro presente. Nos ayuda a parar de verdad y pensar cuál es ese motivo, porque siempre hay uno. Nos ayuda a ser conscientes de que no podemos quedarnos ahí, diciendo “ya qué”, “ya tengo muchos años”, “no puedo”, “nada está bien”, “nada me motiva”.

Hace algún tiempo me asustaba parecer una loca hablando de cosas de autoayuda cada vez que creía que no podía con tanta tristeza y buscaba estímulos para sentirme mejor. Hoy simplemente creo que a veces necesitamos de pequeños o grandes empujones -depende de qué tan lejos nos sintamos de nuestra vida- de buena actitud y motivación para poder soportar los cambios de ánimo que en ocasiones se salen de nuestras manos, los obstáculos que trae el mundo o los transformaciones que nos obliga a hacer la vida y nos hacen sentir diferentes.

Los atardeceres de Bogotá me motivan y entonces, olvido que odio su clima.

No importa si lo que nos motiva es un letrero en el espejo, una canción, un trabajo, una meta, una pasión, una comida, una actividad, incluso una persona. O si todos los días tenemos una motivación diferente. Lo que importa es tenerla, porque cuando algo nos motiva o nos hace vibrar (por más insignificante que pueda parecer) es más fácil enfrentar el planeta en el que estamos, enfrentar el mundo que tenemos en la cabeza y los conflictos internos que difícilmente otros entienden. Pero necesitamos de nosotros mismos, nadie nos puede motivar más que nosotros mismos aunque, sin duda, existan personas que aportan en el proceso.

Cada vez que me siento en Plutón, intento buscar una motivación instantánea. Una que me obligue a vivir la vida que tengo sin tantas quejas, a vivir el día que está transcurriendo con una razón. Definitivamente no dejarán de haber días en los que queramos ser otros o simplemente no ser, y habrá días en que por más motivados que nos sintamos, tengamos que abandonar la tierra. No importa. Importa que no nos quedemos siendo extranjeros y que en algún momento encontremos algo que sea nuestro combustible: “Un motivo que esté tan impregnado a nuestra piel que haga que nos levantemos”.

¿Cuál es tu motivo hoy?

La música me ayuda mucho cuando quiero devolverme de Plutón, por eso decidí hacer una lista con las canciones que motivan a las personas cercanas a mí. Pensé en que tal vez una mezcla de percepciones auditivas y energía compartida podría contribuir a motivarnos o subirnos el ánimo cualquier día que nos sintamos fuera del planeta. Esta es mi lista construida por muchas manos. Experimenten ustedes.

--

--

Daniela
La Eñe
Writer for

Me gusta escribirlo cuando no puedo decirlo.