Emprender no es fácil, pero la vida premia a los que se arriesgan

Alejandro González M
La Eñe
Published in
4 min readSep 29, 2017

Me varé…

Me varé, me dijo mi mamá ayer. Y me lo ha dicho unas 15 veces mal contadas en lo que va del año.

Foro por Meiying Ng en Unsplash

Hace un año ayudé a mi mamá a iniciar un pequeño negocio de transporte de niños de sus casas a las escuelas. Y como les cuento, cada tanto mi mamá me escribe: me varé.

Son miles de cosas las que siento cada vez que leo o escucho sus mensajes. Ayer cuando se volvió a varar yo estaba en el último día de mi viaje a Santiago de Chile, cumpliendo compromisos y responsabilidades. No pude estar ahí para decirle tan siquiera la cosa más obvia para hacer. Pero ella como siempre, con la fuerza que la caracteriza salió de su problema.

En la noche con esa sonrisa hermosa que tiene, me contestó una videollamada familiar donde no tuvimos la oportunidad de hablar sobre el tema. Pero en cada momento mientras cumplía con mis compromisos pensaba en lo fuerte que es mi mamá y en toda la inspiración que ella me da.

Y ni hablar de mi papá, quien a mis 10 años me llevaba al centro de Bogotá, a esa jungla de cemento que tanto costaba recorrer en estos tiempos, para apoyarme con mi primer negocio. Yo vendía billeteras en el colegio, y con mi papá íbamos al centro a comprarlas al por mayor, mi primer negocio tenía un margen del 100%, y sinceramente me iba bastante bien.

Gracias a ellos soy la persona que soy, pujante y fuerte.

Hoy en día estoy pasando por un momento difícil como emprendedor y/o empresario. Estoy pasando por un momento en el que la incertidumbre me desvela, en los últimos días he logrado dormir poco más de dos horas por noche. A pesar de que todos los días medito, hago yoga, escribo, tengo buen flujo de trabajo. Me voy a la cama y no logro conciliar el sueño pensando en modelos de negocio, funnels de ventas, si hay clientes o si no, entre otras cosas.

Es necesario aclarar que las cosas no están mal, en este momento no tengo deudas, después de deber un poco más de 12mil dólares entre una cosa y otra. He logrado salir adelante y construir una parte de tantos de los sueños que tengo. Empresas consolidadas, proyectos hijos de esas empresas, consultorías, y bueno, la cosa no va mal…

Volviendo al tema, al pensar en mis papás y en las situaciones que la vida los ha puesto en los últimos 5 años, en donde juntos y separados hemos iniciado y terminado más de 7 u 8 de esas aventuras conocidas como negocios. Me siento inspirado cada vez que pienso en mis padres, los veo como ese gran ejemplo que me ha demostrado que hay que seguir. Que rendirse no es el camino. Que si nos caemos nos levantamos, pero nunca nos rendimos.

Esto lo escribo en un avión camino a casa, con la cara empapada de lágrimas, lágrimas de inspiración y también de felicidad, de saber que tengo en mis manos el poder de labrar mi camino. Con el convencimiento de que un día mis padres trabajaban día y noche para sacar adelante nuestro hogar y después simplemente podían elegir si un día querían trabajar o no. Luego se calló todo, pero se volvieron a levantar y así más de dos o tres veces. Yo también tengo el poder de seguir. A pesar de los obstáculos y la incertidumbre voy a seguir.

Porque como lo escuché hoy en una conferencia de Paola Carosella, confió en que la vida premia a los que se arriesgan y que si me arriesgo, con conciencia de lo que quiero lograr y estructuro un plan para construir ese camino que quiero seguir, lo voy a lograr.

Y así como yo veo ese ejemplo que me da mi mamá al levantarse de tantas caídas, y el empuje que me ha dado mi papá para siempre salir adelante. Quiero invitarte a ti, a que veas la inspiración que la vida te muestra para seguir adelante.

Como dicen por ahí, emprender no es fácil porque si no todo el mundo lo haría. Pero las emociones que se sienten al seguir este camino son incomparables y aportan demasiado en todos los sentidos de la vida.

Así que adelante, establece tus objetivos, crea un plan, prioriza, trabaja en ellos todos los días y haz que las cosas pasen. Sigamos adelante con fuerza, en este camino que queremos construir.

Le doy gracias a la vida, a mi familia a Dios y a mis amigos por hacerme la persona que soy. Cada día trabajo en ser mejor, conmigo mismo y para con los demás.

Gracias.

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