La contemplación de los sueños, proyecciones y fantasías como elementos irreales no son más que perspectivas originadas en la desestimación del mundo interno por no haber llegado al si-mismo; desestimación que nos impide asumir el poder que tenemos para crear nuestra realidad.

Los arquetipos podrían pensarse como patrones que se repiten en los todos los seres humanos, pero más allá de ellos a quienes damos ese espacio, lejos de ser un acto de la imaginación, son vínculos reales, está en nosotros asumirlo o no y reconocer responsablemente el espacio que cada cual se merece dentro de la construcción de nuestra vida.