Pequeñas criaturas

Agustín Fest
La escuela de los opiliones
2 min readJan 12, 2015

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En El viaje de Chihiro aparecen unas pequeñas criaturas, sus cuerpos como manchas negras y peludas, que siguen a la niña en el principio de su aventura. Me parecieron extrañas e irreales. Lo último es un error: las pequeñas bestias, de algún modo, existen. Son semiarácnidos de un cuerpo redondo; vientre y cabeza no tienen separación. Sus patas, a diferencia de las patonas, parecen cabellos humanos y se mueven como fideos negros y delgados. Son imbéciles. No saben interpretar su tamaño en el mundo; les da lo mismo subirse a la cara de una persona que los acabará de un manotazo. El vientre, generalmente café oscuro, se torna rojo cuando se excitan, perciben un peligro o quieren copular. Es un rojo muy brillante.

Mucho tiempo busqué el nombre de estos bichos. Me negaba a llamarlas patonas, porque para mí esas son las otras, las primas elegantes: cuerpo dividido en tres esferas (cabeza, conexión y vientre) y las patas delgadas que hacen ángulos perfectos en las coyunturas. Son similares, y al fin, también opuestos a estas pequeñas bestias, quienes parecen uno de esos caprichos extraños de la naturaleza.

En algunos pueblos dicen que una mordida de estos animales es tan venenosa como para matar a diez hombres. Pero no son venenosos. Además, irónicamente, como su cabeza está pegada al vientre y sus patas son apenas controlables, apenas pueden morder. Sí, tienen las tenazas y aún si tuvieran la disposición, y se encendieran en rojo por alguna injusticia, nomás no llegan porque el cuerpo no les sirve para la violencia.

Se les conoce con tres nombres, uno científico y dos vulgares: opiliones, segadores y murgaños. Personalmente, prefiero los dos últimos pero me decidí por el primero para el nombre de esta columna semanal. Los opiliones son como ciertas ideas, algunos sueños, textos breves. Aparecen de repente, y aun si fueran de un rojo luminoso, caminan como borrachos para encontrar su destino bajo el pie de un dios pequeño.

Publicado originalmente en Guardagujas, el 11 de Enero de 2015.

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Agustín Fest
La escuela de los opiliones

Me llamo Agustín Fest, pero en la prepa me pusieron el apodo del árbol y me quedé con él porque es el apodo más amable que he tenido. agustinfest.com