Carta abierta: La crianza autoimpuesta como movimiento consciente frente a la modernidad

Esfera
La Gran Bola
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7 min readDec 13, 2023

Muy rimbonbante el título, lo sé; pero el resumen es: Papis y mamis que en lugar de lanzar a sus hijos videojuegos modernos, los exponen de manera escalonada a las generaciones que ellos vivieron.
No dudo que sea algo más claro, pero 3 veces más largo que el galimatías que encabeza esta carta abierta.

Hace poco encontré navegando por Twitter (o X para la gente que no pasa mucho tiempo en esa red social de la cuál depende el 95% de mi vida social), una circunstancia similar a la de esta foto sacada de Reddit.

El caso con el cuál me topé era un niño jugando al Mario de NES con un padre purista grabando a la tele de tubo con su hijo a los mandos, moviendo incluso este hacia arriba al pulsar el botón de salto. A primera vista, todo bien salvo porque esto fue publicado en el año de nuestro señor 2023. Esto me ha llevado a la deriva de pensamiento que hoy estás leyendo (alma desafortunada, ¿Para qué sigues leyendo?), y como de costumbre, ni yo sé dónde acabará. Estos textos sirven para desfogarme, más ahora sin el podcast, sobre problemas del primer mundo al que nadie presta atención ni hace falta.

Pese a no haber tocado PUBG o Fornite por no ser de mi gusto, es curioso ver generaciones pudiendo mezclarse ahí. Bien sea con eventos como el de Martin Luther King, o pegándose tiros en un conflicto cuyo nivel de violencia no va más allá de “Tom y Jerry”. Kerk escribió sobre esa carencia en un texto con una imagen de 2 jugadores en Fornite quemando unos malvaviscos. Hablando de cómo, entre otras cosas, Fornite está construido sobre mecánicas violentas, pero no todas. El propio género, Battle Royale, nos mueve entre los verbos habituales del videojuego; aún así, hay espacio para jugar fuera de ese marco violento. Bien creando juegos con el propio Fornite (Fortnite creative), o con el reciente Lego Fornite. Pero vale, acogerse a este último es un poco trampa.

Dicho esto en relación a la violencia inherente en un juego multijugador online de los más jugados, especialmente por los sectores demográficos de menor edad; hablemos de esos papis y mamis al inicio del texto.

La nostalgia ha sido capitalizada desde tiempos inmemoriales, doblemente en los tiempos que corren cuando esos padres y madres tratan de “pasar la antorcha” a sus hijes en relación a su afición. A fin de cuentas, saben diferenciar a Mario, Link o Spyro del jefe maestro o el plátano de Fornite. Por sus experiencias pasadas evalúan qué tipo de juegos son mejores para sus hijes… Salvo cuando en esa transición, les niñes pasan por cursos acelerados de “la historia de los videojuegos comercial”. Incluyo la coletilla de “comercial pues muchos arrancan con NES, cuando si quisieran ponerse estrictos deberían desempolvar una Magnavox Odyssey, o un Pong.

El hecho de ver varios papás (principalmente) por redes, reddit, youtube, etc. Me ha animado a hacer este texto. Aunque más las excusas. En este artículo de Nintendo Dads habla un padre tratando de vender la experiencia retro a sus hijos. El experimento acaba con que los niños cogen un juego al azar cuando el padre aparta la vista y se lo pasan bien. Un experimento pensado para unir dos generaciones acaba regular, en relación al objetivo original del experimento (estrechar lazos). Aquí quería llegar yo. Padres criando compañeros de juegos con los cuáles revivir su pasión infantil, brevemente por el adulting. ¿Unidos por un hobby común, o manipulados para estrechar lazos entre generaciones alejadas? Al menos, yo veo esa tendencia, más allá del factor curiosidad como muestra el vídeo de arriba. No obstante esta no es la única lectura.

Tal como muestra este post en Reddit con BASTANTES años (14 para ser precisos), el papá o mamá no ven como negativo darle a su hije un sistema de juego en desuso. Este efecto es muy similar al estereotipo en ficción (y no sé si real) de madres proyectando su deseo por la danza a las hijas. Lisa Simpsons se pasa todo un capítulo (varios en la serie) atada al ballet por culpa de Marge proyectando en ella su deseo por ser bailarina:

Escribo estas líneas sin deseo alguno por formar una relación (compadezco a la mujer que quisiese algo conmigo), o tener progenie (vaya desperdicio de un óvulo sano); así que comprendo quién me considere “poco capacitado” para hablar de educación infantil. No quiero comentar tanto esto desde el punto de vista infantil, sino más bien soiológico (sin tener nociones de sociología, porque en este blog se habla sin saber!). Como el comentario más votado en ese post de Reddit comenta:

“[…] Es como si cuando fueses peque, todes tus amigues tuviesen una super nintendo y tu tuvieras un hulahoop.”

Creo que parte de la causa de todo esto, y de aquí mi inicio con Fornite, es el descontento con cómo el mercado del videojuego funciona hoy. Algunas veces en redes, he mencionado que los juegos son como novelas de sobremesa. Te acompañan el tiempo que les dediques, y luego a otra cosa (salvo que seas completista). A diferencia de los libros, el videojuego tiene la palabra juego que indica su parte interactiva. Algo que no tiene por qué ser lúdico, como tanta gente presupone al asociar el verbo a un divertimento. Jugar puede ser divertido, no obstante implica dos factores que no necesariamente lo hacen divertido:

1 — La interacción y comunicación con uno o varios participantes de la actividad.

2 — Que dicha actividad esté regulada de alguna forma. Bien sea estableciendo normas, un acuerdo entre ambas partes sobre qué se admite o no, etc.

En artes marciales, un combate se diferencia de una simple pelea en estos principios también. Lo mismo pasa en los videojuegos online, o incluso juegos tradicionales como la gallinita ciega o samborí. Juegos tradicionales con los cuáles muchos papás y mamás prefiran ver a sus hijes, antes que gastando pasta en Fornite. Las normas ofrecen un entorno controlado para desarrollar una serie de habilidades. El videojuego hace esto gracias a los esfuerzos de diseñadores y programadores. Un progenitor busca lo mismo desde que lo es con su criatura, sea vía un parque infantil, alejando objetos u obstáculos de sus peques… Bajo ese prisma, entiendo que quieran llevar a sus hijes al terreno de los juegos que más conocen.

La gente inculcando una sensibilidad retro a sus hijes, creo que lo hace por ese descontento en el mercado actual. Un experimento sociológico absurdo cuando piensas que, si va a casa de algune amigue verá el salto tecnológico que le niegas; pues las microtransacciones son EL MAL. Que lo son, pero de esa movida no estoy rajando ahora.
Ese hije no puede ser un reflejo de sus progenitores bajo ninguna circunstancia, ni le vas a impedir que conozca los micropagos. ¿Cómo entendiste las imágenes que aparecen cuando escribes “Brazzer meme”? ¿Tus padres te explicaron qué era y el tipo de contenido que ofrece? Ya me parecía.

Los micropagos son algo que ha venido para quedarse, y todo empezó con una montura dorada para un caballo en Morrowind. Hoy son una práctica muy extendida que, como tantas cosas, hay que educar sobre ella en lugar de esquivar. La charla sobre las microtransacciones o el sexo hay que tenerla, proveer a les churumbeles de conocimiento para que tomen sus decisiones. Sólo saltando al rescate cuando la situación lo requiera. En esa distinción, en ese criterio está el trabajo de ser progenitor, no haciendo de nuestra progenie habitantes de una burbuja aislada. Más en un tipo de mercado tan social como el videojuego.

Por suerte o desgracia, me crié con la tele pública. Viendo morir a Marcial de Médico de familia, cuando en Farmacia de guardia les tocó el gordo, los ladrones van a la oficina, los inicios de cuéntame (hasta el puñetazo a Don Pablo más o menos)… Si me pongo con animación la cosa iría a más con las tardes de Cartoon Network, Toonami de noche descubriendo Outlaw Star, Samurai Jack, demonio con carne, Billy y Mandy, etc. ¿Creéis que no he criticado por activa y pasiva la degeneración de la tele en programación infantil/juvenil? ¿Cómo Boing ha baneado casi toca su programación anime salvo Doraemon y poco más? ¿Los horarios prohibitivos con Dragon Ball Super? ¿El fin (hasta hace no mucho) del anime en catalán? Y si me pongo a hablar de la basura 3D en ClanTv, este texto sería más largo que un día sin pan. Disculpad la rabieta, pero quiero poner algo en contexto; que a todes nos invade la añoranza de tiempos mejores, sencillos, cuando salían las cosas que nos gustaban (la mandanga “güena”).

Las grandes empresas no dejan de llevarnos a ese “huerto” debido la falta de originalidad, o porque las licencias son caras/jodidas. Sea cuál sea el motivo, les peques de hoy deben criarse con sus propios dibus, sus propios juegos, etc. Han de experimentar el medio por elles mismes, sin focalizarles su atención al medio o a una generación concreta. Quizá no guste, pero eso implica crecer, que tomen sus propias decisiones. Y si elige Sonic Forces frente a Mario Odyssey, has de asumir que tu hije está en el lado equivocado. Va por coger al personaje furro, no por elegir el juego peor (que también). Si un día ven tu game boy color y deciden probarla, genial. O le veas jugando pokémon Stadium 2 en Switch Online. Aún así tú ya tienes tu propio compi de juegos, no te casaste para fabricarte uno como si la paternidad fuese el manual de IKEA para hacerte un segundo jugador. Un niño no es un juguete, ni un clon de ti; sino una personita aprendiendo cómo funciona el mundo. Tu cometido como progenitor es asegurar su felicidad y no se desmadre cuando lea por internet la palabra Brazzers.

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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.