Carta abierta: Soy pretencioso al escribir. Quiero un puñetazo, ya

Esfera
La Gran Bola
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8 min readJul 25, 2024

Estoy escribiendo otro guion para el vídeo de final de año (me da que será +3h), y acabo de darme cuenta que doy muuucho asco cuando escribo:

Así se siente Youtube. De lugar donde hacer el idiota, a guía de compra de todo lo reseñado. Triple A reciente si quieres rapiñar visualizaciones por el superventas que no haga cerrar a tu publisher o desarrolladora ese año; o analizas algo retro porque nostalgia. O por ser un coleccionista interesado en reivindicar el valor de las cajas de plástico y cartón acumuladas en estanterías de IKEA.

¿Soy yo el único que quiere darme un puñetazo en la cara tras leer esto? No por el lenguaje usado (pocos diccionarios desayunaba de niño), pero son los aires, no sé. Como el capullo pretencioso de turno de una peli familiar.
A ver, escribo como te hablaría en una charla distendida (faltas de puntuación inclusive) porque nunca he aspirado ha periodista ni nada similar. Solo me gusta soltar mierdas en internet porque literalmente no tengo donde soltarlas. Eso o hablar solo (intento quitarme esta adicción de hacerlo en público). Así pues, acabo sacando con estos textos al Esfera más pedante y algo engreído ¿Para qué engañarnos?

Bueno, como siempre me gusta; un poco de contexto:
Llevo ya unos quince guiones escritos de diferentes juegos para el vídeo. La idea es ir probando cosas, encontrar mi rollo… En fin, que los guiones suelo encadenarlos con algo real, porque no me gusta hacer reseña o crítica tal cuál. Opino como cualquiera en una red social.
El párrafo de antes forma parte de una intro, donde hablo de cómo Youtube se ha convertido en una guía de compra de todo. Influencers bocachanclas analizando juegos, siguiendo los mismos principios que un blog gratuito de hace 10 años copiando la estructura de una revista hace 30 (algunos hasta con notas al “sonido” y gráficos). Los ensayos más elaborados al menos aportan algo, pero suele ser más en la parte audiovisual o narrativa. No digo que todo el mundo deba tener opiniones sesudas, pero tecnológicamente stamos en un punto que, ceñirnos a lo técnico es tontería.

Desde siempre he dicho que los videojuegos se parecen a libros de sobremesa, en la forma que los disfrutamos. Nos acompañan un tiempo, durante el cuál acompañamos a unos personajes mediante los cuáles aprendemos. Quizá enseñan una tontería sobre el mundo real; como que el pis limpia los espermatozoides en la uretra tras una eyaculación por ser ácido. Muy específico, lo siento pero así sabéis que soy yo y no una IA. Pero dichos recuerdos o lecciones, hacen que las valoremos más ese producto. Tanto si es algo educativo, nos ayuda a canalizar algo, o simplemente nos sana con lo que aporte (humor, terror, épica, etc.).
Lo que quiero decir es que el Youtube de hoy es un engranaje más en el consumismo, y la crítica contribuye impidiendo que llamemos a estos productos de consumo rápido, arte. Sale un triple A, todo el mundo habla de este, lo compra, juega, graba reacciones, noticias sobre este unas semanas, algún clip gracioso, y… PUFF! Nadie lo recuerda hasta verlo (con suerte) en el escenario del Dorito-boring show.

El videojuego creo que jamás será arte. La prueba la tengo en un acontecimiento sucedido a principios de año que define el presente, futuro e incluso los primeros años post-covid. El podcast de Xbox. Phil Spencer & company hablaron de mucho, inclusive como los juegos (gamepass) eran “digital entitlements” ¿titularidades digitales en castellano? de juegos que desde Xbox controlan. Sony demostró también a primeros de año lo propio quitando de las bibliotecas digitales aquella demo de Stelar Blade, incluso para usuarios que ya la tenían bajada. ¿A donde voy con esto? A que no compramos, alquilamos. Consumimos cosas ajenas a precio de propietario ¿Al consumir tan deprisa da tiempo lo llegamos a valorar?
Las únicas veces que hay una crítica medianamente cultural apropiada son contados canales ofreciendo retrospectivas sesudas de varias horas de los productos más de nicho. Noah Caldwell-Gervais, Joseph Anderson, Jacob Geller (vale, no es de juegos este), etc.

No hablo de poner “retrospectiva” a un vídeo de 6 horas que es básicamente un cuentacuentos narrando los eventos de una serie en orden cronológico saltando entre juegos y medios transmedia relevantes (cómics, novelas, películas, etc.). Hablo de un análisis cultural de la obra, cuyo gancho es una perspectiva única, hipnótica gracias a su producción/narración. DavidOZ lo describe mejor en este vídeo:

Un ensayo es una oportunidad de ver a través de la lente del escritor. Un buen videoensayo es una guía a través de su subjetividad[…]

Igual es mi pedantería, años de lobotomía por parte de FOX obligándome a que no odie a Lisa Simpson, o que realmente quiero ese puñetazo; pero me jode que no haya más tiempo para debatir sobre el arte; pero sí para sacar el carnet de gueimer y criticar trabajo ajeno.

Me puede mirar por encima del hombro a personas muy específicas (gamingbros, nazis, machirulos de una neurona, etc.), lo siento.

En parte por el consumismo, en parte porque los periodistas comentan los juegos a nivel superficial, porque cobran por desarrollar guías de compra escritas a contrarreloj. Entiendo los problemas. Necesitaríamos a mucha gente pedante con buenos Patreon para tener un resquicio de crítica cultural en el videojuego, no subvencionada por grandes corporaciones buscando vender lo popular.
Mucho escribo, sin dar ejemplos: El último guión que hice iba sobre un rpg con una pareja protagonista, y me fui por las ramas hasta dar la chapa con las tradwife y la niña con voz de Barbie que media España masculina quiere follarse, y media femenina no se fía un pelo por manipuladora con piel de mosquita muerta (lobo con piel de cordero no era lo bastante raro para mis estándares). No es exactamente crítica cultural de calidad (de ahí que no me dedique a ello); no obstante, me gusta encadenar un juego con algo real. Creo que da relevancia al valor del producto por llevar a esas reflexiones, y a la crítica porque con el ensayo dejo ver el proceso mental que los conecta. De no ser una estupidez, igual hasta consigo llevar a mi huerto conspiratorio a alguien, convencerle de que mis conclusiones no son un meme.

Igual el puñetazo lo merezco por aprovechar temas de rabiosa actualidad y comentar desde el palco del “bando correcto” cuando es tan evidente. Soy muy inseguro de normal, menos cuando estoy 300% seguro. Cuando llega ese momento, soy AÚN más insoportable que Vegeta dando su enésimo discurso sobre el orgullo saiyan. Una de mis redflags.
Soy como un gueimer obsesionado con convencerte de que está en el “bando correcto”. Bueno, hace algo más de 15 años era así. He cambiado desde entonces, pero uno nunca puede cambiar sus instintos, sólo focalizarlos o reconvertirlos en algo más positivo. Como en lugar de perseguir a la gente y susurrarles que Sony es mejor que Microsoft, mejor escribir extensos textos racionalizando pensamientos que no permiten que duerma a pierna suelta (o igual es el calor).

La movida de los blogs ha sido una costumbre que me costó cultivar unos 15 años, hasta acostumbrarme a ello en Medium. He tardado en usarla y años después me doy cuenta que escribiendo emergen facetas mías que sigo sin subsanar. Soy obsesivo, creepy incluso, rencoroso, cuando creo estar moralmente por encima me crezco a niveles insoportables, busco lecturas diferentes en tendencias en lugar de ver la realidad (como defender gente a la que internet manda al paredón por razones que no me parecen acertadas), obstinado en causas perdidas por cabezonería, etc.

Los blogs o videoensayos son dos de tantas formas de abrir nuestra mente a otras personas sin emplear la ficción, como un guionista o escritor. O escribir algunas red flags para que internet te pueda archivar en una lista de “personas a evitar”. Ya tengo bastante con el “top 100 abortos españoles por caras” y “la fauna creepy de España”. Y menos mal que no he hablado de preferencias sexuales, aunque creo que no figurar en una lista de “posibles peligros públicos para mujeres” puede ir contra el bien de la humanidad. Bromas al margen, internet ha sido desde sus inicios un lugar para muchas cosas, una de ellas una puerta gratuita de exposición (de verdad, no lo que prometen en algunos curros) a nuestra mente. En algún momento esa puerta nos ha llevado a ser teleoperadores comerciales vendiendo aquello que nos gusta, sin detallar el por qué. La esfera del videojuego retro habla del valor histórico o económico más que la experiencia, títulos más recientes se visitan pensando en la estructura de reseña/análisis tradicional como he mencionado antes. Si en youtube interesa más el carisma de alguien para saber si seguirle… ¿por qué no permea eso en las reseñas?

The Completionist (Jirard) era un youtuber que me inspiraba, como a muches. Como tantos otros con éxito, resultó tener mierda, fraude con unos eventos benéficos (además de un asunto con un torneo, benéfico también, de golf profesional). Ello le ha obligado a cerrar su oficina, quitar su cara de las miniaturas, desligarse de amigos y colegas… En fin, dejar de aparecer en cámara. El que hace un año era considerado el Mr. Beast de los videojuegos por su vídeo comprando todo el catálogo de WiiU, un influencer que salvó una convención indie incluso… Había caído en desgracia. Si no matas a tus ídolos, a veces se mueren solos.
Sus vídeos iban de completar juegos al 100%, analizaba si era tolerable o no el viaje completista. Cuando los comentaba con alguna anécdota, era como sentarte a escuchar un cuentacuentos. Molaba verle dejar una fracción de la persona real (Jirard) en su show. Notabas un mimo dentro de su locura que llegaba a pasarle factura a su salud mental. Jirard no era un ejemplo de debate sesudo, aún así abordaba el debate cultural de otra forma. Como decía antes con los videoensayos: Una guía a través de su subjetividad. Probablemente de ahí venga mi forma particular de hablar en La Gran Bola. Creo que eso se está perdiendo por el ritmo de la industria.

A primeros de año, Chiclana&Friends montaron un modesto chiringuito patrocinado para hablar del futuro de la industria. Nostrapepus (Pep Sanchez) hablaba de la perdida de identidad en la industria por falta de creadores. Cada vez menos auteurs como Levine, Kojima, Iwatani, Tim Schafer, Uematsu, Molyneux, Harada, Cliffy B., Toby Fox, Tomonobu Itagaki (sí salido e imbécil, pero le meto también aquí), Edmund McMillen, David Jaffe, Todd Howard, Kamiya, Igarashi, Fumito Ueda, Lucas Pope, etc. Todo hombres, lo siento; pero igual que esas voces parecen menos relevantes, lo mismo veo en el lado de la crítica. La prensa tendrá una peor o mejor acogida (no hay más que buscar “dificultad periodista” por internet), pero la crítica de un youtuber suele ser igual o peor. Ambas se ciñen a la parte comercial (por tiempo o costumbre). Internet ha dejado de ser ese estúpido lugar en donde compartir cuan estúpidos somos. Sólo consumimos y comentamos (para eso, mejor un hilo de Twitter y ya).
Xbox llamó “entitlements” a juegos del gamepass, juegos que no podrán ser revisitados con tranquilidad años después. Aquellos de las retrospectivas de 3 horas hablando de un juego desconocido de Dreamcast, por ejemplo. Sin experiencias que transmitir, ni experiencias que revivir… Sólo impera el consumo.

¿Veis como merezco un puñetazo hasta cuando me pongo en plan reina del drama?

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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.