minireseña — Dragon Age Origins

Esfera
La Gran Bola
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7 min readJun 16, 2022

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En mi minireseña de Final Fantasy IX dije que del Majora’s Mask y del propio FFIX sabía bastante bien sus primeros compases, ya que eran esos típicos juegos que siempre dejaba empezados. No obstante, algún título nuevo salía al mercado o en mi vida sucedía algo por lo que al final siempre aparcaba estos títulos. Dragon Age Origins es otro de esos casos. Casi siempre con el mismo personaje, un enano noble acusado de falso fratricidio por un hermano sediento de poder.

Los enanos son mi raza favorita de las más clásicas del rol. Sí, no todo son elfos, enanos, humanos; la fantasía medieval tiene mucha variedad. Incluso la propia Bioware añadiría a los Qunari, que en este juego no son ni tan grandes ni tienen una cornamenta generosa. No obstante, este Origins tira más al rol clásico, cogiendo de inspiración cosas como World of Warcraft, la adaptación de Peter Jackson del señor de los anillos… Cualquier cosa basada en fantasía medieval en los 2000 en general. De ahí que prefiera quedarse con los representantes más básicos para no complicar innecesariamente las cosas. Me ha gustado recuperar este juego ahora, cuando el rol de mesa lleva unos años gozando de una segunda juventud gracias a la cantidad de gente jugando partidas vía streaming. En mi caso, empecé a apreciar el rol de mesa con dichos streamings de partidas como las de Easy allies o Memerron con Dayo, el Lince, Chuso, Chio y Frigo. Vamos que no llevo mucho a bordo de este barco.

Nunca he sido fan de Bioware, pero no olvidaré aquel primer trailer cinemático presentando el juego con aquella escalada por la montaña, con los engendros tenebrosos luchando en un alarde de piruetas que daba a entender un sistema de combate mucho más dinámico de lo que acabó siendo. De hecho, el 80% del juego consiste en pausar o tener tácticas preparadas de manera que el grupo sepa cómo actuar sin ningún input por parte de les jugadores. En el momento que el juego te tienda una emboscada con enemigos (lo hace y MUCHO), Origins le da al botón de pausa. Así tienes una oportunidad de planificar este encuentro. O fijar tu vista en la parte inferior, con todas tus habilidades ordenadas cómodamente para usar vía atajos numéricos. El combate consiste en, o bien utilizar estos si estás controlando un personaje, o dejar escritas directrices en el menú tácticas de cada miembra o miembro del grupo (hasta 4 en total). Vale la pena invertir tiempo configurando todo, pues alivian mucho la gestión del combate (o puedes dejar las opciones por defecto y que la I.A se encargue de todo). Si la cosa va mal, siempre puedes tomar el control de un personaje, reconduciendo de esta manera la refriega. En mi caso, Morrigan solía ser ese as en la manga. Curaba mis tanques, o lanzaba hechizos como la bola de fuego o el cono invernal que mantuviesen a raya a los peores enemigos. Si algún personaje estaba fuera de su campo de visión, bastaba con hacer clic en su retrato a la parte izquierda de la pantalla. Útil si quieres monitorizar a cada compañera o compañero. La sal del juego.

Nunca entendí el amor de la gente por Mass Effect y sus personajes… Hasta ahora. Después de jugar Origins, lo pillo. Bioware aquí hizo un gameplay muy diferente al de la saga de Shepard, cosa que de cara a la segunda entrega cambiaría… Para detrimento de la saga según muches. Independientemente de lo buena que sea su historia, es la compañía en tu viaje la que hace de Dragon Age Origins memorable. Por ejemplo, mi yo de 18 años estaba obsesionado con Morrigan. Solo hubiese asentido a las mejores opciones de diálogo que me garantizasen, como lo dicen en algunos vídeos de youtube, “trajinarme” a la bruja del pantano. Poco sospecharía mi yo pajillero que mi personaje favorito sería Zevran. ¡Un elfo! Que son como el equivalente en la ficción de los franceses. Pese a ello, el condenado tiene un carisma difícil de ignorar incluso hablando con otros compis de viaje. Las interacciones entre personajes nunca se siente repetitivas, reaccionan a elecciones importantes en la trama principal… Como Leiliana hablando a Morrigan de fe, una mujer más de “ciencia”, asumiendo que la magia en este mundo la ve de manera similar. Algo capaz de controlar si se conoce. De ahí que, al seguir su ruta romántica, se sienta insegura en relación con su estado anímico. Su relación con el guarda gris, nuestre avatar, es algo nuevo causándole cierta inseguridad. Fuera de su zona de confort. De todos los compañeros de viaje, excepto nuestro perrete, observamos sus aristas (no solo la bruja del pantano). Debilidades que abrazar o rechazar en función de aquelles que nos gusten más. Stern siendo el menos favorito de la comunidad con diferencia, pues es como hablar a una pared de ladrillos. O Alistar, el mejor guerrero… Al que me jode muchísimo haber perdido al final de mi viaje. Aunque son cosas que pasan. No tiene gracia cargar un punto de guardado anterior para repetir esa elección que ha salido mal en la historia (que puedes, a riesgo de perder la magia de dichas elecciones). Son otro tipo de “emboscadas” por parte de Origins. De agradecer en un juego tan abierto con la manera de rolear a tu personaje, las distintas consecuencias. Sí, como el master de turno con su puntito cabrón manteniendo tus sentidos alerta por posibles imprevistos. Por ejemplo, por culpa de no apoyar a mi hermano el traidor en Orzhamar, la tierra de los enanos… Apoyé a un regente cuya intención no fue estrechar lazos con la superficie, sino cerrar fronteras más si cabe. Centrando su política en la causa de mi exilio, el clasismo. Pensé “¿Qué he hecho?” observando el resultado de mis acciones por Ferelden.

La trama de Origins consta de unas 5 campañas principales. Todo empieza con nuestro motivo para unirnos a los guardas grises, prácticamente extintos en Ferelden, la región donde se desarrolla la llamada “Ruina”. Los guardas grises son la “guardia de la noche” de Juego de tronos, vista aquí más como un honor que castigo. Dependiendo de nuestro origen, bien humilde o de alta cuna; bien enano, elfo, humano o mago (sí, los magos van aparte) acabaremos igual. Duncan, líder de los guardas grises de Ferelden, contempla nuestro potencial. De ahí acabaremos en Ostagar, conociendo a nuestres compañeros de viaje Alistar y Morrigan. Una vez pasada esta área de tutorial, Origins se abre en canal a nosotres. Nos toca ir a los cuatro puntos principales de Ferelden, organizar un ejército y repetir aquello que pasó en Ostagar.
Las cuatro regiones implican darse de tollinas, ir de recadera o recadero de alguien muchas veces hasta desbloquear el acceso a la “mazmorra” de esa área, y finalmente resolver el conflicto. En función de la resolución de esos conflictos, la historia dará algún beneficio en forma de opciones extra en los diálogos (alguna ruta secreta podría decirse).

Al final, todo acabará unificando a todas las naciones contra un ejército de engendros armado, comparable al del señor de las sortijas de Jackson. Con extra de sangre aquí. La interfaz manchando nuestras andanzas por los mapas con gotas de sangre, que tras una batalla los modelados tengan sangre en cubriendo sus armaduras, o que nuestro perrete pueda lavarnos a lametones la sangre… Todo ello está aquí porque esta es una aventura cruda, oscura; que nunca deja a nuestro grupo muchos momentos de paz, salvando las acampadas al raso. Con momentos memorables como Leliana cantando, o el masaje de espalda de Zevran. Todos pequeños momentos que atesorar en este relato épico que no da un respiro ni al viajar entre las regiones del mapa, sumidas en el caos por disputas internas. Dejándolas débiles de cara a la llegada de la Ruina, la llegada del “archidemonio”. De ahí la trascendencia de nuestra misión, como uno de los dos supervivientes que representan a los guardas grises, nos toca hacer de recadero, salvar el día en cada zona y con ello unificar Ferelden. Tarea de nobles y regentes, aunque ninguno apto para la tarea. Porque al igual que en la vida real, todo progreso real es frenado en seco por el politiqueo. Por eso es importante no sólo nutrir a nuestros personajes, haciendo builds de cada cual en relación con el rol que esperemos de elles en combate; también están los diálogos. En este juego es tan fundamental mantener afilada tanto la espada como la lengua.

Llegado el final del texto, tengo que comentar lo inevitable: Los crashes. En PC he tenido varios crasheos al cargar la partida. Muchos por cargar la partida en el mercado de Denerim, la gran ciudad de este rpg. También es cierto que, igual para compensar, me he pasado este juego en fácil. Útil solo por el hecho de no preocuparme del fuego amigo, cosa que complica bastante la partida si pretendes ayudar a un guerrero acorralado por varias masillas. Salvo por esas cosas, me lo he pasado como un enano (pun intended) con este juego de 2009. He tenido que meterle algún mod sí, que ha hecho la experiencia relativamente cómoda una vez todo configurado. No he tenido que sudar mucha sangre (pun intended x2) ni en la configuración ni al jugar este “señor ensortijado simulator”.

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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.