minireseñas — Fire Emblem Three Houses

Esfera
La Gran Bola
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6 min readSep 24, 2019

Este era un juego que no esperaba estar cubriendo. Es mi primer Fire Emblem.
Me ha quitado todo mal sabor de boca que pudo quedarme todavía del Final Fantasy Tactics. Un buen juego, aunque con cosas como el sistema de jueces o el críptico sistema de clases. La historia, aunque un poco dispersa entre las decenas de horas de juego, era bastante buena. No es que fuese intrigante o algo así, pero tenía poso, comunicado de manera que no trata a su público de retrasado (O igual sí y no me dí cuenta porque soy corto de neuronas).

Aún en mis primeras horas y sin experiencia con la saga, más allá de FE Heroes para móvil, resultaba muy fácil entender Three Houses. En parte, el juego quita el sistema “piedra papel tijera” sobre la relación entre armas que cimienta el título de móvil. No obstante cierto tipo de ataques son más eficaces frente a determinadas unidades; por ejemplo, magia contra unidades acorazadas. No obstante, ciertas clases pueden aguantar mejor ataques a los que son débiles.

Una vez aclarado algo evidente para fans de la franquicia, toca ver qué novedades presenta. Principalmente el enfoque de las relaciones. No eres un príncipe o un maestro estratega… Sino un profesor a cargo de sus alumnos, uno de los puntos más fuertes del juego.
La historia se desarrolla en Garreg Mach, un monasterio dedicado a la formación militar de jóvenes independientemente de su casta. Este monasterio es (literalmente) el centro una nación llamada Fodlan, dividida en tres territorios. Cada uno de ellos está representado en el juego por una casa (básicamente Garreg Mach es Hogwarts). En función de la casa a la cuál nos acoplemos como nuevo profesor, seguiremos una de las tres líneas argumentales. Parecido a lo que hacía FE Fates al dividirse en tres rutas (no lo he jugado, pero algo sé). Dependiendo de la casa, la historia se desarrollará en una de las 4 “rutas” posibles, desarrollando partes basadas en los capitanes de cada casa que da nombre al juego.
Por un lado está Edelgar, la (nazi) mujer a cargo de las águilas negras y futura emperatriz de su reino. Por otro, mi opción en mi campaña, Dimitri de la casa de los leones azules además de futuro rey. Por último Claude, líder de la alianza de Leicester gobernando la porción restante de Fodlan.

A lo largo de la aventura seremos un profesor, con Garreg Mach como base de operaciones. Aquí se desarrollará la parte social del juego, como establecer vínculos con nuestros estudiantes o compañeros profesores. Bien sea mediante la enseñanza y subiendo sus stats para convertirlos en unidades valiosas en batalla, o realizando actividades extra con los que ganarnos su confianza (tomar el té, invitarles a comer o cocinar, darles un objeto extraviado, etc.). De hecho, nosotros como profesores podremos gozar de actividades propias como pescar o pedir que cultiven plantas en el invernadero. Estas dos, junto con invitar a comer a otros, aumentarán nuestra calificación de profesor. Esto es vital para subir los puntos que se consumen al participar en las actividades mencionadas. Sumado a esto, la calificación también aporta algún papel en batalla.

Aprovechando que estamos con el apartado social, es aquí en dónde se distinguen mejor las “costuras” del título. Principalmente un apartado gráfico que roza el aprobado con cuanto a texturas o animaciones de los personajes (notorio, pero no destruye la experiencia). Destaca especialmente en los fondos cuando la narración pasa al formato visual novel exponiendo historia, o interacciones entre personajes (muy entretenidas). Al pasar la mayor parte del juego por los pasillos del monasterio, también es fácil distinguir los fallos visuales o a personajes plantados mirando a la nada. Mientras paremos en el monasterio, podremos fichar a estudiantes de otras clases (o profesores), ampliando efectivos en nuestras filas. Recomiendo dedicar la primera mitad del juego a esto, puesto que Three Houses establece un punto de inflexión en la historia. Aunque no todo es flirtear con estudiantes o conocerles mejor, también es posible hacer secundarias en caso de necesitar farmear experiencia u objetos.

Antes de pasar al combate, quisiera remarcar un detalle en el tema social. Un elemento tonto, pero que me ha gustado mucho. ¡Existe una razón argumental para el tropo del protagonista inexpresivo en videojuegos! Aún siendo una chorrada, me gustó mucho ver como la necesidad de enfatizar en la parte social se justifica. Es más, pienso que contribuye al arco de personaje que podría tener nuestro prota. Son los estudiantes los que transforman al personaje, haciendo que su arco personal suponga evolucionar de robot a ser humano. Todo gracias a las interacciones en el monasterio, escuchando los problemas de los estudiantes que deciden abrirse a nosotros. Resulta hasta tierno ver cómo la atención puesta en los alumnos, acaba siendo reciproca. Oírles hablar de sus manías o gustos recompensa en el juego más allá del puro aspecto “videojueguil” (el metagaming). Quizá lea demasiado en el juego, pero me gusta pensar que, a través de esto, los creadores hablan de la importancia a la hora de escuchar. Porque para simpatizar con alguien no se necesita tanto hablar, sino escuchar y tender una mano u hombro a quién lo necesite.

Igual que en sagas como Persona, el juego se divide en parte social y combate. En este caso, es un jrpg táctico con cada unidad representada por uno de nuestros estudiantes. Al contrario que en títulos puramente estratégico como Advance Wars, por culpa del elemento social, es complicado no ver al personaje detrás de cada “unidad”. Por ejemplo, Mercedes es una maga de la casa de los leones; sin embargo era incapaz de verla como una maga más. Tiene un pasado, una historia, e incluso varias mini-historias resultado de sus interacciones. No es el primer FE que hace esto, pero al ser el énfasis en el componente social TAN fuerte… El impacto emocional de cada personaje acaba siendo mayor que en otras entregas. Afortunadamente el juego tiene una mecánica para prevenir muertes accidentales, por si tenemos “descuidos”. Se llama Pulso divino. A mayor sea nuestra calificación como profesor, más usos tendremos. Algo irónico teniendo en cuenta que necesitaríamos menos pues (supuestamente) seremos mejores manejando nuestras unidades.
Si eres hardcore puedes poner la dificultad en normal ignorando incluso esta mecánica. En caso de que no, esto supone una manera de aliviar la dificultad con respecto a otros juegos en la serie con la muerte permanente obligatoria. Al ser este mi primer FE, no me avergüenza decir que he jugado sin muerte permanente, además de usado algún pulso. No todos tenemos que ser “pro-gamers JARCOR” si no queremos.

Por lo demás, el juego transcurre igual que otros títulos. Movemos a los personajes en un terreno dividido en una rejilla de x cantidad (en función del escenario), avanzando estratégicamente en cada turno eliminando efectivos del otro bando. En el campo de batalla podemos probar las sinergias entre personajes, que ayudarán a establecer cómo afrontar cada pelea. Por ejemplo usar unidades pesadas de muero defensivo y limitarnos a alumnos especializados en ataques a distancia, usar un par de personajes de vanguardia y el resto rematar a los enemigos, usar sólo magos, etc. La experiencia varia en función de nuestro trabajo como profesor subiendo los stats, y las clases para las que entrenemos a los alumnos (o profesores). En este sentido recomiendo ojear alguna guía en internet, caso que no queráis experimentar mucho. Jugar implica disfrutar a fin de cuentas.

A pesar de su mejorable apartado visual (con una muy buena dirección de arte), Three Houses auna suficientes puntos que hacen placentera nuestra estancia en el monasterio. Sí, es cierto que puede hacerse repetitivo, aunque lo considero intencionado. El juego incide mucho en el tema de la cotidianidad, el cómo las pequeñas cosas pueden tener un gran efecto. El tiempo dedicado en Garreg Mach bien sea pescando, cultivando, charlando en la cantina, o participando en misiones que profundicen en los personajes; acaba compensando con un elenco de personajes muy carismático con el que pasar buenos y malos momentos. Eres el encargado de vigilar a unos estudiantes en un momento crítico de sus vidas, tanto a nivel personal como histórico. Puedo entender quejas hacia la repetición de los escenarios, falta de variedad en los escenarios, o la monotonía del monasterio. Aún así, el vínculo con los personajes insufla de vida al conjunto; haciendo de Three Houses una de mis mejores experiencias de 2019.

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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.