minireseñas — Animal Crossing New Horizons

Esfera
La Gran Bola
Published in
8 min readOct 16, 2020

Podcast:

El juego de la pandemia. En mi caso hubiera sido mi primer Animal Crossing, aunque por desgracia no pude jugarlo durante varios meses. Decidí jugar a New leaf en vez de comprar una tarjeta prepago y comprar el juego en digital (sí, soy de ESOS). Craso error porque New Leaf me pareció super aburrido. Mientras me aburría con la 3DS, muchos estaban con el juego de hoy, Animal Crossing New Horizons.

En New Horizons tu aldeano empieza en el aeropuerto, rumbo a una isla desierta. Tras ser escoltado por Tendo y Nendo, acabas frente a frente con la encarnación del capitalismo, el mapache mafioso de las bayas, Tom Nook. La “historia” del propio juego cumple el mismo propósito que en un Call of Duty; realizar misiones a modo de tutorial que te familiaricen con las mecánicas del juego. A priori, la cosa consiste en hacer de tu isla un entorno habitable. Ello hará que las hermanitas manitas, o nuevos aldeanos furros lleguen a tu isla. E incluso nuevas incorporaciones como CJ la nueva nutria de la pesca o Kamilo el artísta obsesionado con los insectos. Estos elementos, junto con las millas Nook (luego hablo de ellas), garantizan que todos los días pasemos el rato suficiente en nuestra isla. Por ejemplo, hay 4 concursos al año de pesca (como muestra la imagen de la minireseña) o caza de bichos donde poder vender nuestras capturas por un precio ligeramente superior al que Tendo y Nendo ofrecen. O también podemos conseguir estatuas o trofeos por nuestras capturas (con las que decorar la casa). Todo esto, las visitas a las tiendas por ver las novedades en las tiendas (ropa y mobiliario), son motivos para volver al juego el tiempo justo. Nada nos impide pasar 1h jugando o estar toda la tarde pegados a la Switch. Porque siempre habrá cosas por hacer en Animal Crossing… A nuestro ritmo.

Independientemente de los eventos como los desafíos de captura, lluvias de estrellas o la visita de un furro a tu camping; la historia sigue siendo la misma esas 20–30 primeras horas de juego: Conseguir que la isla tenga una valoración de 5 estrellas, garantizando la visita de Totakeke, el cantautor furro más querido. Tras este tutorial, nos conceden el elemento más interesante del juego, la habilidad de modificar el terreno; la terraformación. Es aquí donde New Horizons realmente comienza… Pero también cuando acabó para mí (por un tiempo). Hice el chorra con la terraformación, que era lo más interesante del juego de primeras. Pasada la novedad, aparqué el juego pensando “tiene sus cosillas, pero creo que no es para mí”. No me considero un “tru3 g4m3r” ni nada por el estilo, aunque suelo optar por títulos con historia, desafíos, etc. Algo más convencional con un inicio y fin. Este era un simulador de slice of life furro, con un TEDIOSÍSIMO crafteo que previene una progresión demasiado rápida (a menos que abuses del salto temporal, cosa que hice). No sería hasta volver al juego con la actualización de verano que las piezas comenzarían a encajar.

A la vuelta con la actualización de verano; quise mejorar la isla, socialicé con mis aldeanos (Nieves y Rayo de mis favoritos por ahora), me metí más en el juego por no estar obseso en completarlo. Jugando para pasarlo bien, desarrollando mi TOC personal, planificando de manera exageradamente cómica la distribución de todo en mi isla. Un parque, un paseo marítimo, un teatro al aire libre, un bar, mesas en medio de un bosque, una urbanización, etc. Todo ello y más pude apañarlo en mi isla gracias al tremendo control que me dejaba el juego. Entre la terraformación, poder mover las casas de los vecinos (en New Leaf podían fastidiar la organización de tu pueblo), o la variedad de mobiliario disponible; me sentía con mucho más poder personalizando mi propio rincón digital en el que refugiarse de este horrible 2020. Hice creer a mi cerebro que estaba progresando con un fin, construir una isla buena para mis habitantes (porque no pago el online de Switch, cero ganas de presumir).

Empezaba a empatizar con toda esa gente que jugaba a Animal Crossing por algo más que por el cuquismo empalagoso. Si el título conecta con tanta gente es por ese calorcito que te da tu isla, alejado del tráfico y la polución, la filosofía del “tru3 g4m3r” de sacar todos los trofeos, el crecimiento de la mortalidad por subnormales que no usan bien la mascarilla, etc. Animal Crossing te garantiza un refugio en el que trabajas por un objetivo, a tu propio ritmo; de ahí que muchos no vean que el juego no ofrece un progreso real. No juegas con un fin. Que no es malo tampoco, en lugar de entregarte al último juego difícil de turno (como muchos reparte-carnets actuales esperan). Aunque quizá esté romantizando demasiado ese concepto de aislamiento tan necesario en estos tiempos (bueno, si juegas online no la cosa cambia, pero no pago el online de Nintendo).

Todo suena muy bonito; aunque no quiere decir que el avance a tu ritmo impida al juego imponerte una rutina. Ya he comentado algunos eventos como ver a Kamilo o CJ en tu isla, Tili con sus retos de moda, Betunio con sus zapatos; o Celeste aparecerá si se avecina una lluvia de estrellas (anunciada por Canela al entrar al juego)… No obstante, incluso sin invitados, tenemos tareas diarias. Todos los días podemos ir a la tienda de Tendo y Nendo, en busca de nuevos muebles para la isla o nuestra casa. Luego están las Hermanas Manitas, ofreciendo un extraordinario surtido de ropa, para algo tan insignificante como personalizar a tu aldeano. Hasta se pueden crear diseños personalizados, recreando trajes de cualquier película/juego/serie/ lo que prefieras. Incluso tenemos la posibilidad de hacer una varita mágica con la que cambiar diferentes conjuntos pre-configurados (según la ropa comprada que tengamos). Esto, unido a la terraformación, dejan claro que el mejor término para este Animal Crossing es “personalización”. Como ya he dicho, mi confinamiento fue básicamente New Leaf. Y es cierto que ahí te puedes hacer tus modelitos, arreglar el pueblo o poner elementos de mobiliario urbano. New Horizons en cambio te da más opciones a pesar de que “representante de la isla” no implique la autoridad de un “alcalde”.

Ahora parece que voy a contradecirme, porque pienso que, irónicamente; las restricciones en el crafteo de algunos elementos, hacen que aprecies más cada nueva receta que llega vía botella o globo. Un poco como en Smash Bros Ultimate aprecias cada luchador desbloqueado, frente a Mario Kart 8 deluxe donde todos los corredores están desbloqueados desde el minuto uno. El crafteo (cariñosamente llamado bricolaje) encaja en el contexto de una isla yerma. Los recursos naturales están ahí para trabajarlos en el llamado banco de trabajo: Hierro, rocas, madera o arcilla (entre otros materiales). Desde vallas o varitas, hasta un megazord (que siendo fan de Power Rangers espero conseguir algún día).
El bricolaje tiene una buena premisa en mi opinión. Limitando el acceso a la materia prima me parece bien (en los primeros compases). Las molestias asoman cuando vemos que el hierro, oro, roca y arcilla, sale todo de 6 puntos aleatorios en la isla, imposibles de explotar a conveniencia del jugador (cada piedra suelta 8 cosas cada 24h y no con la misma frecuencia). Por ejemplo, en todas mis horas de juego, apenas he sacado 10 de oro, necesitando más del doble para el supuesto megazord. La madera solventa esto pudiendo plantar tantos árboles como queramos (aunque el tipo de madera sea aleatoria), y luego dejar que el árbol reponga la madera en 24h. No hubiese estado de más una herramienta para manipular los elementos farmeados como mínimo. Para un juego que piensa tanto en el jugador en términos de personalización, es curioso verle fallar en herramientas que le faciliten la vida.

He obviado un detalle importante. ¿Cómo se consiguen estos elementos de crafteo? Igual que en el Minecraft, basta usar la herramienta apropiada. Siendo el giro de guión que se rompen con el tiempo. Veo bien usar la durabilidad, forzando al jugador que vuelva regularmente al banco de trabajo. Si no quieres hacer 50 palas, puedes comprárselas a Tendo y Nendo. Basta algo que haga servicio, llevar palas y hachas extra lo considero un punto a favor del juego más que en contra. Si queremos, podemos usar un kit de personalización, que pone a cero el contador de usos de esa pala o hacha. Kit que obliga a pasar igualmente por el banco de trabajo para cambiar el color (de herramientas o algunos elementos del mobiliario). No me extraña que esto haya molestado a algunos, pese a que la personalización es el centro de la experiencia; y parte de ello supone pasar por el banco de trabajo. Si te preocupa malgastar materia prima, basta con viajar en el tiempo, retirar fondos de tu banco, reponiendo tu inventario de herramientas extra.

Dicho esto, no todo se consigue sólo crafteando o a golpe de talonario bayero (más quisiera Tom Nook). Una de las inclusiones mejores en mi opinión es el sistema de puntos que New Horizons pone, las millas Nook. Básicamente los puntos de Xbox. La realización de determinadas actividades diarias, nos recompensa con millas. Estas pueden gastarse en el centro comunitario por alguna receta especial, tickets para viajar a una isla (de la que conseguir flores, fruta o algún aldeano nuevos) o cachivaches especiales para decorar la isla (como UN PUTO GODZILLA).
No negaré que torcí el morro de primeras ya que lo veía como algo enfrentado con esa filosofía de “progresión a tu ritmo” que comentaba. Aunque viendo lo diversos que son y que se renuevan constantemente… Es más bien una recompensa por jugar al juego de la manera intencionada. Sin prisas por terminar el contenido, sino socializando, plantando árboles, recogiendo hierbajos, gastando bayas, etc. Son mini-logros que están ahí, puedes reclamarlos cuando quieras vía app (bestial como integración moderna de los menús en Animal Crossing), porque tecnología y naturaleza no están reñidas.

Si la personalización es la estrella del juego, es porque Animal Crossing es un bálsamo en momentos convulsos. Es cierto que puede sonar infantil refugiarse en un mundo de animales antropomórficos “cuquis”; olvidando uno de los peores años de lo que llevamos de milenio. Aún así, es necesario tener un rincón feliz al que volver cuando estamos mal (uno que agredece el lavado de cara en HD). Algunos se refugian en las películas, otros el trabajo, cómics, series de Netflix, etc. Bien sea por la familia, conocidos o cualquier otra movida del mundo; estos hobbies nos recargan las pilas. New Horizons está pensado para eso. Abusar del escapismo también es malo, de ahí cierta imperfección en la caña, pala o hacha, o correteando (recientemente añadido). Considero eso tan intencionado como las restricciones que le restan al juego en conjunto (obtención de materia prima). Es raro ver un juego prevenir al jugador que pase tiempo con él. Supongo que siendo tan atractivo ese escapismo, los desarrolladores debían edificar barreras que garanticen un ritmo de juego sano. Esta es una isla que se alegra de que vuelvas a visitarla cuando te haga falta, una isla de la que eres su protagonista, porque está a tu gusto.

Pdta. Para los que dicen que este juego no es para g4m3rs de verdad por esa falta de desafío, o intrascendencia en la progresión… NI PUTA IDEA. Mirad lo que cuesta una farola, o hacer cualquier cosa de oro, luego echad un ojo a los tours por algunas islas de Youtube. La fanbase de Animal Crossing puede ser tan hardcore como cualquier otra. Intentad farmear oro en este juego, o fragmentos de estrella. Verás las risas.

--

--

Esfera
La Gran Bola

Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.