minireseñas — Bloodborne
Podcast:
Cuando PS4 llegó, esperé al comprarla. Quería Bloodborne. Era el pack que más lógica tenía, me encantaba Dark Souls hasta el punto de ser mi “lugar de retiro” cuando las cosas no iban bien. Dos partidas de 3–4 vueltas cada una (no por conseguir trofeos, sino por diversión) y más de cien horas me avalan. Bloodborne tenía muy buena pinta, encima el énfasis estaría en los ataques y esquivas, algo que me encantaba porque apenas usaba el escudo (salvo algún parry). De hecho, juego con build de destreza, y desde el momento que lo supe con dos uchigatanas. Me encantaba su mundo, desde aquella cinemática y pasado el tutorial con la vaga leyenda del elegido no-muerto. Dark Souls era como aquella escena de Blancanieves, viendo como cae el veneno de la manzana. Algo tan corriente en los videojuegos como la fantasía medieval, había sido “envenenado” por esta maldición con no-muertos y criaturas extrañas.
Entonces, ¿Por qué me ha decepcionado Bloodborne? No, no digo que no me guste. Me lo he pasado bien, obtenido los cordones e incluso el final “secreto” venciendo a la presencia lunar. Pero como dice Dayo-senpai en su análisis (que he evitado hasta poco antes de hacer este podcast) “necesito algo que haga de columna vertebral, o de dónde tirar del hilo”. De hecho me pasó como él! Durante la aventura, estuve demasiado pendiente de las descripciones, esperando encontrar ese “hilo”. Y al contrario que él con su análisis… Creo que lo encontré, un comentario visto poco después de terminar Bloodborne. Una respuesta a la premisa de la aventura por Yharnam… La sangre pálida, podría ser sangre no infectada. Con esto empecé a cavilar en base a detalles del juego, no tratando de descifrar el lore, sino mi interpretación (luego ya miraría vídeos explicando el lore CORRECTAMENTE). Esto, y jugar unos minutos del new game plus me bastaron para ver todo de otro color. Y me di cuenta de algo más… La historia sería diferente, pero no las bases que la cimientan. Una ciudad invadida por algo que afecta a la población a nivel interno, un mal venido de otras tierras. Un catalizador causado por un ser antiguo, superior a los humanos. Un complot para hacer que la gente se una a la causa. Una ciudad con antigua gloria, hundida por su propio orgullo, por volar más alto y lejos que nadie. Alguien sirviendo de barrera, para desbloquear el segundo segmento del juego; que acaba muerto por nuestra mano. Ir a lugares designados para desbloquear entradas a zonas más duras en el juego.
Hay más nexos, pero creo que captáis la idea. Es cierto que ambos argumentos son bastante diferentes, pero no cuesta ver similitudes. No es ya que vengan de la misma persona/estudio, esto es ver distintos personajes en roles muy similares. Bueno, cambiando el look también.
La estética victoriana mezclada con ese aura lovecraftiana que recoge pasado el primer tramo del juego… Hacen del juego algo nunca antes visto, adorado por la prensa y fans. Es más, muchos que no eran fans de los Souls, se “convirtieron” gracias al mucho más pulido Bloodborne (nada de zonas a medio acabar como Dark Souls 1). También ayudó ver venir más de lejos ciertas injusticias por parte de From Software, como el pedrolo o trampas tras las esquinas. O que este juego estuviese… Acabado en condiciones. No como Dark Souls, que lo chaparon a marchas forzadas.
Dark Souls es de mis juegos favoritos. E igual por ese impacto tan fuerte… La magia no volvió a repetirse. No digo que sea peor Bloodborne ni por asomo, aprecio todas las mejoras implementadas. El farmeo es mucho más accesible gracias a los cálices, el gameplay recompensa al jugador agresivo, la ambientación y arte son algo nunca visto con diseños de criaturas impresionantes, etc. No es raro que se ganase tantos fans en los primeros años de PS4. Pero a lo largo de la aventura, una pregunta me amargó el viaje “¿Por qué hago todo esto?”. Sí, sé que la historia suele ser algo obtuso, escondido o como lo quiera llamar la gente. De ahí que estuviese leyendo cada maldita descripción de los objetos. No pude disfrutar su jugabilidad, por estar pendiente en enterarme qué habia llevado a Yharnam a esto y cuál es mi cometido.
Entiendo que Dark Souls tenía lore adicional que podías recomponer con las descripciones de objetos… Pero ni aún pendiente de eso me he enterado el por qué he abandonado la búsqueda de la sangre pálida. Cosa que me devuelve a la idea de antes “¿Y si la sangre pálida significa sangre normal?” Es decir, sangre que no ha sido mezclada con la de Yharnam y sus propiedades divinas. Esto al menos da algo con lo que teorizar, algo que se permiten otras obras calificadas como “arte”. Pero esto no te lo aporta el juego. Imagio que, quizá por eso, Sekiro nace a modo de respuesta. Una aventura mucho más centrada, una trama lineal. Yo que sé, es mi hipótesis. Es lo único que se puede hacer al hablar de un juego de From Software. ¿Os pensabais que iba a hablar de Bloodborne siguiendo el formato clásico de una reseña normal? No gente; si no he pillado ni la trama, no me atrevo a meterme en otros fregados peores. PERO en preparación para esta minireseña (lo sé, hay una primera vez para todo), he retrocedido en el tiempo, a la PSX específicamente. Os pongo en contexto antes.
Uno de los momentos más impactantes dentro del juego, me sucedió en la primera zona (creo que la mejor del juego). Tras ganar acceso a la catedral, accedí a la casa del padre Gascoigne. Una niña estaba en la ventana, hablando conmigo sobre que esperaba a sus padres. En lugar de darle falsas esperanzas, le enseñé el colgante de su madre, muerta cerca del cementerio donde está el padre Gascoigne. Ante esto, la chica se desmorona, pero recuerda que aún queda su hermana allí fuera. Aquí tuve que mirar una guía que me hablaba de dos desenlacen a este asunto de la niña… Pero yo encontré otro distinto. Tras matar al cerdo que se habría comido a la hermana, soltó un lazo blanco. Volví a visitar a la niña, devolviendo el lazo pero… La niña parecía fascinada con el lazo. Ya no le importaba su hermana, ahora estaría muy mona. En ese estado entre confusión y delirio fruto del ambiente; la dejé, sin sospechar lo que pasaría al volver. Tras terminar de explorar el alcantarillado, volví… A los pies de la escalera previa a la casa de Gascoigne, había una maleta y la niña con lazo, muerta boca abajo. Nadie me avisó de este desenlace. Esto tuvo más impacto para mí que el resto del juego. Esto me recuerda un poco a Bethesda, como te acabas quedando más con las pequeñas historias con secundarios memorables.
¿Dónde entra PSX aquí? Bueno, antes de los Soulsborne, From Software desarrolló juegos que no eran de mechas. En la época de PSX, hicieron la saga Econight. Es aquí donde viene lo de la preparación. En Econight la cosa no va de matar, sino ayudar a los muertos a descansar en paz. En muchas ocasiones con subtramas más interesantes que el juego central. Igualmente, el ahora archiconocido estudio, mantenía un buen misterio de fondo; aunque de vez en cuando asomase la cabeza entre secundaria y secundaria. Es gracioso ver como un juego tan de culto/nicho/que-no-se-comió-una-rosca, ya hable de algo todavía presente en la filosofía del estudio. Pese a que, en su afán por alejarse de la narrativa convencional, acabes quedándote antes con las pequeñas historias que con tu propósito en Yharnam. Una niña, una escalera y un lazo son lo que más recordaré de mi grotesco viaje.
Pese a ser mucho mejor técnicamente que su antecesor en cada una de sus partes… Sigo prefiriendo Dark Souls. Bloodborne no me ha dado razones para volver ni hacer su “New game plus” con el DLC (no, no he peleado con Lady Maria). Reconozco que el mundo es bello, oscuro, repulsivo y fascinante. Sigo teniendo esa fascinación de película de terror, mirando este abismo de flores blancas. Pese a ello, no puedo evitar tener ese “¿por qué?” jodiendo mi experiencia. Quizá le dé una nueva oportunidad más adelante, pero por ahora es sólo “Dark Souls 3 antes de Dark Souls 3”.
En el mundo gamer, Dark Souls devolvió al mundo la necesidad de los juegos “difíciles” a modo de medallas de honor. A más obtuso, sería percibido como mejor por una audiencia que, en su mayoría, vemos el videojuego moderno más como una distracción de nuestro que hacer diario. Por eso la política en los juegos está tan mal vista. “No quiero pensar, quiero huir de estas cosas” pensamos. Viendo el juego como un refugio lúdico, aunque seamos hipócritas cuando un indie sale a la palestra para justificar una frase que nos llena la boca “los videojuegos son arte”. Bloodborne podría caer en ambas categorías. A nivel artístico cumple sobradamente en todos los campos superficiales. Luego está su gameplay, que funciona como Dark Souls, pero con 7 litros de café en vena. Esto, es en lo que muchos nos quedamos. Cumple como videojuego en ambos campos. Pero eso es lo superficial, dentro Bloodborne tiene temas, chicha… Aunque tengas que ir a parar a Youtube si quieres la correcta interpretación de la obra. Que cumpla en ambos campos superficiales, pero luego tenga tanto por explorar en gameplay e historia, es lo que lo convierte en un clásico moderno.
Cerrando ya este “quiero pero no”, no tengo que decir más que: Lo siento mucho porque quería que me gustase. Algo que me está pasando con algunos grandes bombazos generacionales como Nier Automata. No llegan a volarme la cabeza o encandilarme tanto. Supongo que algo anda mal en mi cabeza, quizá me pasa como a Nicolas.