minireseñas — Digimon Cyber Sleuth Hacker’s Memory

Esfera
La Gran Bola
Published in
8 min readJun 26, 2021

Podcast:

Cuando finiquité Digimon Cybersleuth hace un par de años, fue con un buen sabor de boca. Empiezo así porque este es un título sacado a continuación (que no secuela) de aquél juego donde hacíamos de glitch en la Matrix, mezclado con trabajo de investigación. En Cybersleuth eras un joven con tan mala pata que habías perdido tu identidad como ser humano, eras una anomalía en un mundo dependiente de un servicio digital llamado EDEN (años antes que viniese Watchdogs). Imagina que todas las cuentas; se traducen en una sola, dependiente de los servidores de un conglomerado corporativo tiránico. EDEN regula absolutamente todo, creando entes virtuales de los usuarios, como si todo esto fuese Sword Art Online, pero sin waifus-trofeo y cambiando la fantasía medieval por tecno. La gracia de esta secuela, Digimon Cybersleuth Hacker’s memory, muestra la historia desde el punto de vista de quienes no están 100% conformes con esa dependencia, los hackers. Estos picaruelos creen que el mundo digital debería ser libre para decir y hacer lo que quisieras, sin acabar en el sumario de Antena 3 porque no tengan nada mejor para las noticias de la noche. Efectivamente, este es un podcast con Esfera destroyer a los mandos.

La historia de Hacker’s comienza con el robo de nuestra cuenta. Al parecer, algunos hackers se han tomado sus libertades demasiado lejos, algo recurrente en las secundarias del juego. Según el original, la respuesta a este problema era Zaxon, los “polis” que autoregulan el sistema de libertades de los hackers, evitando que la cosa se vaya de madre e intervenga la pasma. Pero como para todas las pesquisas del día a día no vas a movilizar una comisaria entera, existen los polis de barrio (los protas). Hudie será nuestra única salvación. Un grupo de hackers diminuto, cuya reputación les precede, que te reclutan. Antaño capitaneaban el más famoso grupo de hackers, pero de los que pican código, no sobrecargando PSN o Xbox Live.
Por desgracia, los tiempos cambian. Por extraño que parezca, ahora ser hacker significa manejar programas digitales llamados… Digimon! Sí, Los Digimon se están filtrando en EDEN, como los detalles de un nuevo Assasins Creed. A mejor manejo de tus digimon, mejor hacker (o entrenador pokémon, porque el gameplay es idéntico). Esta es un poco la historia del juego. Ascender de un don nadie enfrascado en un conflicto por culpa de un capullo que le robó tu cuenta, a uno de los mejores hackers (o taimer de Digimon). Todo mientras haces a tus compis de Hudie algo más felices. Desde luego hay algo más de chicha, pero haciendo retrospectiva… El juego te hace un Naruto con la cantidad de relleno que mete. Esto es común en ambos juegos; no obstante Hacker’s memory tiene menos historia para rellenar las horas de juego. Da la sensación que el juego dure 400h con 10h de trama. ES INSOPORTABLE!
En el “juego importante” eres un ayudante de una detective privada (bendita sea Kuremi), y cuando desaparece a mitad de la trama, las misiones de relleno tienen sentido. Eres un chaval atrapado en su primer trabajo, se te han acabado las prácticas y toca aplicarse para sacar adelante el negocio. Hackers Memory va pisando huevos, porque SIEMPRE tienes un mínimo de misiones de relleno que hacer, para luego progresar en la historia. Varias veces hay que mirar el tablón digital de anuncios o ir a un personaje del juego que nos diga qué hacer (siendo estas cosas relleno que no contribuyen en nada).
Cambiando un poco de tercio, así el Esfera destroyer se relaja un poco, hablemos de algo positivo. A pesar de odiar el ritmo… La trama me mola más que Cybersleuth. La convivencia con los miembros de Hudie hace que te intereses mucho más por esta pandilla de talentosos chavales. Ryuji el líder, Chitose es el corazón del grupo, un poco ligón empático quién mantiene al grupo unido. Por último, la estrella; Erika. El portento informático del grupo, encargado de exponer detalles de la trama junto a su digimon, Wormon.
En los primeros capítulos, el juego hace un buen trabajo exponiendo el potencial de los Digimon trabajando con humanos más allá de lo conocido por los anime. Un digimon puede poseer el avatar de EDEN de un humano, se puede asociar para explotar sus habilidades con fines malvados, etc. De hecho la posesión es un tema interesante, o mejor dicho lo sobrenatural.
En el pasado juego, algunos de mis momentos preferidos venían de misiones secundarias en las que lo sobrenatural y los digimon se cruzaban. Una misión de Hackers memory que recuerdo, fue el rescate de una muchacha atrapada en un ascensor… O eso daba a entender el encargo. Tocando los botones del ascensor terminabas saliendo a una realidad creada por un Digimon. ¿Cómo sabes eso? Básicamente llegas a una planta del edificio vacía. Al moverte sólo oyes tus propios pasos y de la nada… Un rugido que ya lo quisiera Miyazaki para sus juegos de Dark Souls. U otra misión donde ves como un chico al que hacen bullying sus compañeros, consigue controlar los cuerpos de ellos, mientras sus consciencias están logueadas en EDEN. ¿Y qué diréis que se le ocurre? Que se maten sus abusones mútuamente o suiciden. Hacker’s memory te da algún que otro sustillo poniéndose así de oscuro. Sin llegar a serlo mucho, pero recuerda a los primeros compases de Doki Doki Literature Club, cuando un personaje se acercaba demasiado a ti. Solo tontea alguna vez con su formato visual novel por variar frente a la monotonía del juego. Hablemos de esto ya que estamos. SPOILERS, se viene tremenda turra.
Cybersleuth y Hacker’s Memory, son “un pokémon de Digimon” en términos de jugabilidad. Perdón por pasarme al simplificar el sistema de combate… Es así. Ambos títulos heredan menús y sistema de combate de un exclusivo japonés para PSP, que revive la historia de los niños elegidos clásica. Los símil con pokémon vienen del mismo sistema de combate piedra-papel-tijera. Vacuna gana a virus, virus a datos y los de tipo virus machacan a los de tipo vacuna. Por si no bastaba esto, meten un segundo sistema de debilidades y fortalezas más rollo pokémon introduciendo ataques elementales. Ataques de planta, de fuego, oscuridad, luz, agua, etc. Aunque el verdadero pozo de horas de este JRPG está no en la jugabilidad, sino la crianza.
Los Digimon tienen un árbol evolutivo contrario a pokémon (salvo que seas Eevee). En este juego es obligatorio digievolucionar y des-digievolucionar a tus compis digitales varias veces, aumentando el límite de nivel máximo. Por ejemplo, un Agumon puede evolucionar a Greymon llegado a nivel 16 (entre otros requisitos), pero si su nivel máximo es el 15… Toca que baje de nivel a Koromon, entrenarle y nuevamente convertirlo en Agumon para acabar en Greymon. De palabra suena mucho más complicado de lo que es. Consiste en subir y bajar para que sus características alcancen cotas mayores. IMPRESCINDIBLE para conseguir hipercampeones, con requisitos de evolución más engorrosos. Existe todo un sistema para que mejoren determinados stats, así completando los requisitos evolutivos, granjas, optimización de farmeo, etc. Este es el pozo de horas, invertir tiempo en entrenar los stas individuales, así como el nivel y cariño de tus compañeros. Todo son factores que desbloquearán los mejores y más poderosos compis digitales de cara a la aventura, coliseos o combate online (clavadito a pokémon).
Siento la chapa, pero siendo el eje central del juego, tocaba explicar este sistema de crecer y decrecer continuamente. En parte porque Hacker’s Memory creo que es aquí donde más mete la pata. El juego principal, te desbloqueaba las herramientas para conseguir agilizar el proceso a mitad de la trama; mientras que Hacker’s memory no para de ponerte la zancadilla, tardando mucho más en abusar de sus herramientas de cría. Supongo que aprendieron del título anterior (?). Pero si el ritmo narrativo ya es lento, entrenando de la manera intencionada; hacen el grindeo agónico. Entrenar era tan terapéutico como meterse en Animal Crossing, avanzando tu isla. Para mayor comodidad, implementa un sistema de auto-batalla. Con pulsar un botón, el juego se jugaba sólo. De hecho puedes llegar hasta los 3 últimos capítulos con la auto-batalla, de lo fácil que es. Los desarrolladores se percataron que era “demasiado fácil” abusar de todo esto en Cybersleuth, de ahí las zancadillas a la progresión en Hacker’s memory. Supongo. Creo. No sé…

No obstante, si le quitas sus requisitos de digievolución más exigentes, esto no deja de ser un pokémon tremendamente flexible con el concepto de digievolución. La flexibilidad que otorga su árbol de las digievoluciones, es su mejor baza. Conforme tu digimon sube de nivel, tiene más opciones a las que bajar de nivel. Encadenando árboles evolutivos por arriba y abajo, tiene otra ventaja, la barbaridad de ataques que aprenden. Por ejemplo, siguiendo con Greymon pongamos que aprende ataques de fuego, luego bajar a Toyagumon y luego digievoluciona a Andromon para aprender ataques eléctricos. Este cruce de especies abre muchísimo el potencial de ataques. Perfecto de cara a competir online contra otros jugadores.
¿Algo más merezca la pena aquí para lo hater que he estado? Sí, propone un debate a medio cocer sobre la identidad real y digital. Ambos juegos tratan temas similares en su historia, quizá aquí, con Erika y tu protagonista, dando más importancia a ello debido a sus circunstancias.

Básicamente ¿Qué representa más tu persona? ¿Tu nick en Twitter, Instagram, Youtube o tu yo del mundo real? ¿Eres de los que se comporta igual en internet que en persona? En el caso de ambos personajes es un debate interesante, que el juego no desarrolla nada más que diciendo “son los recuerdos los que me dicen que mi yo real es del mundo real”. Bastante cliché, y de hecho la conclusión a muchos conflictos. Sin embargo, la importancia entre tu identidad real y digital me molaba. O el debate que abren los hackers con su concepto de libertad.
En Hacker’s memory, parte de las secundarias consisten en parar los pies a hackers. Zaxon y Hudie autoregulan EDEN, evitando que los hackers abusen de su poder. Ambos quieren que EDEN (internet) siga siendo un espacio libre. El problema es que ser libre bajo una megacorporación monitorizando tu vida no es sencillo. De ahí que deban tener clara la línea como límite (que en realidad debería ser un tema moral personal). Censura, represión, o detenciones son algunas cosas que desencadenan el mal uso de los medios digitales controlados por empresas de videojuegos, compañías telefónicas o streaming. E igualmente esto va para los influencers. En el juego de hecho hay un ejemplo con un villano, que usa su influencia como cantante-influencer para atraer más lacayos a su grupo. Igual que los influencers tóxicos que mandan ejércitos de seguidores a meterse con otros vía redes sociales. Grande o pequeña, toda interacción tiene una repercusión. Por tanto, hay que usarla de manera responsable. Sino acabas como Sasel.

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Esfera
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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.