minireseñas — Prinny: Can I really be a hero?

Esfera
La Gran Bola
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3 min readOct 16, 2020

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Este título es un spinoff, dentro del universo de Disgaea (franquicia de estrategia). En el manejamos a un “Prinny”, un demonio-pingüino volátil, cuyo cuerpo vive gracias al alma de un mortal condenado en el infierno.

Sirves a la caprichosa demonio Etna, quién te manda a buscar el “Ultra postre”, porque quiere un postre. Bueno, encarnaremos a uno, pero seremos 1.000 prinnys atravesando mundos llenos de monstruos y obstáculos (un sidescroller). Así pues, cada Prinny será una vida, que podremos perder con tan sólo 3 golpes recibidos (o uno en difícil). Aquello que hará que muramos menos a menudo, es el control del espacio. Especialmente el aéreo, donde a los desarrolladores les interesa que permanezcamos más tiempo. Un pingüino no podrá volar, pero los nuestros pegarán buenos culazos tanto enemigos, como obstáculos. Esta mecánica es clave para abrirse paso. Ya sea noquear enemigos o activar interruptores, el culo es la clave del juego.

Tendremos un “tiempo límite” que en realidad no afecta a las misiones, esto no es una contrarreloj. No obstante con cada uno de los mundos terminado, se acercará la noche. Esto aumentará la dificultad de los escenarios, además de cambiar drásticamente el diseño de los niveles. Básicamente, el orden en el que ir recuperando los ingredientes para elaborar el llamado “Ultra Postre”, importa. No hay una ruta fácil para ello. Sólo memorizar patrones, dominar los pulgares y matar a todo. Con cada intento optimizaremos rutas, localizaremos coleccionables en los escenarios, etc. De culazos no dependerán sólo los Prinny, su otra gran baza serán un par de cuchillos. De poco uso en el suelo, pero en el aire lanzan ondas de aire afilado a los enemigos. A mayor cantidad de pulsaciones, más rato se mantendrá en el aire el pingüino. En los jefes esto será crucial, ya que algunos no darán muchas oportunidades para pegarles. Conviene aprovechar cada ocasión para destrozar el botón de ataque.

Dicho todo esto, el mayor problema es el control en PSP, que muchas veces deja vendido a nuestro personaje. Muchas vidas he perdido por aterrizar de un culazo justo delante de donde pretendía, o no he podido saltar en diagonal. El juego requiere su tiempo de aprendizaje y la curva de dificultad no da un respiro. De hecho escribo estas líneas habiendo desistido con el jefe final en su última fase, porque es una absurda esponja de vida y tengo aprecio por mi PSP. Aunque jugando en pantalla y con un mando como ofrece Nintendo Switch… Ya es algo mucho más manejable.

Un diabólico desafio arcade disfrazado de anime naif, con un humor “adulto”. Tiene problemas en el control y algún momento en el diseño de niveles… irritante. Dicho esto, me ha gustado afrontar el desafío, aunque no haya terminado con el jefe. Lo recomiendo a los más valientes. Más ahora que ha salido junto a su segunda parte en la Nintendo Switch.

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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.