minireseñas — Super Mario Odyssey

Esfera
La Gran Bola
Published in
12 min readJan 25, 2021

Podcast:

Antes de comprar la Switch, vi una funda de Super Mario Odyssey en Fnac. A día de hoy, sigue siendo una de mis mejores compras. No la uso para viajar, sino para preservar la máquina al meterla en un cajón. Es roja, con la cartografía de Odyssey por todas parte y Cappy a modo de logotipo en la parte superior. Simple, pero de las más bonitas que he visto. Actualmente ya no está disponible. Vengo a decir esto porque es curioso como antes de comprarla, a pesar de que ya tenía la idea de pillarla; fue una funda de Mario la que me conquistó. Por pura estética la verdad. Aunque poco sospeché que este era el perfecto primer Mario.

Aparte de Mario 64 por emulación… Nunca he jugado un Mario 3D propiamente. No creo que el 3D Land de 3DS cuente. Este es mi primer Mario tridimensional, pero jamás sospeché que tuviese una fuerte conexión con mi primer videojuego. Donkey Kong para Game Boy, de los “remakes” más abuelos de la industria; fue el primer juego que tocaron mis manos. ¿Por qué esto es importante? Bueno, antes hablaré de mis impresiones.

Inicialmente ya debo confesar que tuve que aparcar el juego. No me entraba el encanto ese que los fans fervientes de Nintendo acostumbrar a encumbrar como si fuese magia comparable a las películas de Ghibli o Disney. En el reino arborado fue cuando aparqué la Odyssey. También porque estaba intentando limpiar cada mundo lo máximo posible (cosa que me quemó un poco en el mundo al que más manía le cogí). Tras unas semanas, decido volver; aterricé en New Donk City, llegué al festival y… “Debo seguir jugando” pensé al conseguir la multiluna. En la historia, el festival supone una manera de animar a Mario tras un momento regu. En este juego no encaje tantas victorias como acostumbra. Cosa que beneficia a la historia, Peach no es sólo algo que ves al inicio y final. En fin, este festival reavivó mis ganas por continuar la travesía. Actualmente mi partida tiene 704 lunas, habiendo dejado de lado algunas como las pistas artísticas o las canciones de Toad. Monedas moradas tengo casi todas, quedando muy pocos mundos con apenas 4–6 monedas por localizar. ¿Por qué no está completo? Digamos que Esfera se va a poner pelín hater aquí.

Seguro que si acudís a cualquier web a ver su análisis, tendréis la guía de compras con motivos para pillar este juego. O algún fanboy gritando sus alabanzas, mientras es detenido por ir desnudo por la calle gritando (sin temor al Covid-19). En mi caso, no lo veo como esa obra magna suprema… Pero tampoco niego la palabra a esas guías de compras, porque tienen mucha razón. Dicho esto… Mario Odyssey no es un juego que me entrase de primeras a mí, por lo que voy a hablar de las cosas que no me han gustado en lugar de las que sí. Por tanto, empezaré con la razón que me impide completarlo al 100%… ¿Por qué sí hay marcadores para localizar lunas del end-game, no las hay para localizar el resto de cosas del juego? Ah no, sí que hay… ¡Usando amiibos! Esto jode, especialmente con las monedas moradas, ya que al menos con las lunas puedes pagar un Toad que señale su ubicación. Ello no quita que veas tu reloj, son las siete de la tarde y estás parando un vídeo de sephi_vegeta777 con su vídeo registrando todas las monedas del reino Ribereño. Una recompensa post-game para aliviar esto hubiera sido de agradecer. No me gusta recurrir a información externa, eso indica que tienes problemas. Evidentemente no graves visto el caso de Toad. Pero jode ver algunas cosas necesarias, ocultas tras un amiibo. No es que necesite esto para alargar la duración del juego precisamente. Hablamos de un juego con más de 800 lunas. Siendo las difíciles tremendamente satisfactorias. Mediante ensayo y error, se pulen las habilidades en desafíos plataformeros que exigen precisión. Por si fuera poco, el juego ofrece varios puntos “finales”, donde puedes dejarlo cuando te canses. No hay trofeos absurdos diciéndote:

Has completado la historia… Pero ese es sólo un 22% de los trofeos; por tanto, no has exprimido el juego”.

Efectivamente, los trofeos me parecen una aberración que sólo ha servido para que los “trv g4m3rs” se crean superiores por autoflajelarse. Pero estoy desvariando como siempre.

Mario es un icono de la industria. Bueno… sin él, no habría industria de hecho. Todo el planeta se para al anunciarse un juego suyo por algo. Como decía antes, siempre hay periodístas a patadas (y fanboys de Nintendo) cantando las merecidas alabanzas (o no) de cada título. No es mi caso. Sólo he jugado, con este 4 juegos del fontanero. Cosa que influye en el factor nostálgia. Ese elemento que salta a tu mesa, como el alien bailando en SpaceBalls (La loca historia de las galaxias en España). La estructura sandbox por estrellas de Mario 64, los movimientos de toda su línea de juegos 3D (que empezaron en Game Boy), el mundo final post-game, trajes retratando su historia (ahora voy a eso), etc. Cualquier fan habrá caído presa de la nostalgia.

Por todo lo dicho, pensaréis que me contradigo al decir que mi partida tiene 704 lunas. Pero es que Mario era tan divertido de manejar, que antes de que me diese cuenta estaba optimizando mi ruta en “La cara más oscura de la luna”. La energiluna más difícil y la que considero el final del juego al 100%. Sí, para acceder sólo requieres de 500 y algo; pero recoger las casi 900 es puro masoquismo, y Mario justamente es lo opuesto a esas locuras de los trofeos en videojuegos.

Me ha gustado, entretenido y he decidido seguir adelante porque en todo momento veía que el juego premiaba tanto mi habilidad como curiosidad, explorando cada centímetro de los reinos (en excesivo detalle si me preguntáis). Mi dominio del personaje, los reinos, eran aquello que me empujaban a probar cosas, siendo recompensado por mi ingenio, o por romper el juego (y no, no hablo de la comba). Dicho esto, hay algo que separa a Odyssey del resto, algo que ha abierto infinitas posibilidades plataformeras, obligatorio si quieres ganar a Bowser. Hablo de Cappy.

La posesión es algo muy japo; si nos adentramos en su folklore con los yokais, onis, y seres espectrales. La curiosa forma de adaptarla en un juego de Mario ha sido con el turismo, creando una “historia” más parecida al tópico del crecimiento del héroe. Mario empieza así, derrotado; su símbolo destrozado. Una manera de decir que sus viejos trucos no bastan contra este Bowser. La ayuda, la encuentra de un fantasmita llamado Cappy, capaz de CAPturar (Gotta catch them all, pokémon!) criaturas. Algo que inicialmente no me gustó porque supone renunciar a los power ups clásicos. Claro, siendo yo novato en esto de los Mario 3D, esperaba algo como lo que veía en vídeos de Galaxy. Es decir, un sistema de power ups bidimensional adaptado a la fórmula de Mario 3D. Desafíos plataformeros constantes que explotasen la parte acrobática de Mario con sus power-ups. PEEERO Odyssey inmediatamente me grita a la cara que yo no sé lo que quiero.

Una vez te acostumbras es hasta refrescante el cambio de dirección, haciendo que vuele la imaginación ante un posible Odyssey 2 con más enemigos nuevos y clásicos de Mario. Cada enemigo (o criatura) poseída, tiene un par de movimientos; el problema es que hay 42 criaturas diferentes, osea 42 move-sets. Algo jodido de recordar. ¿Manera de suplirlo? Pequeñas pantallas o cajas de texto en la mitad inferior que aparecen cada vez que posees a algo. O cada vez que cambias de reino y Cappy te habla de uno de tus muchos movimientos. Sí, esto es algo que tampoco me gusta. Entiendo la necesidad con las criaturas; la chapa de Cappy, en cambio, no tiene excusa. Da la sensación que el juego sabe cuan denso es, pero su manera de compensarlo es lanzando varios mensajes a modo de tutoriales. No es nada intrusivo, pero es una pega que he tenido al viajar entre reinos. Habiendo un apartado en el menú de guía de movimientos, no estaría mal la opción de desactivar esas líneas de diálogo de Cappy; porque por lo demás es genial como compañero de viaje. Aunque siendo 100% honesto, puede verle su intención para aquellos que dejen el juego y olviden los controles.

Por un lado he hablado de la habilidad de captura, pero eso no es su único truco. Cappy cuenta con varios pequeños usos extra, desde tirarlo cuál fresbee, pasando a plataforma adicional en la que lanzarse; ganado así algo de distancia horizontal. Esto último es crucial para conseguir algunas de las lunas más difíciles. Una pena que, aún jugando con mando pro, la mitad de las veces hiciese un culazo al suelo. No entiendo por qué no mapear a alguno de los botones este movimiento. Personalmente, me hubiera ahorrado algún que otro ataque al corazón, tratando de pulsar la combinación de botones necesarias desesperadamente para no hacerme a la brasa en la lava.
Pobres excusas al margen, Cappy ha sido integrado perfectamente en el elenco de movimientos, dando lugar a un Mario satisfactorio de mover de aquí a allá. El movimiento del bigotudo es pura alegría para todas las edades por su manejo satisfactorio. Responde de manera que si mueres, al contrario que en Dark Souls por ejemplo, no puedes culpar a nadie salvo a ti mismo. Si te atascas en algo, basta con analizar el entorno. Un ejemplo me ocurrió en el reino urbano, donde Mario debe recorrer una pista con botones a cada tramo. Si pasas por uno, activas una nueva porción del circuito temporalmente. Un tramo me estaba costando bastante, hasta que descubrí que debía ir con la inercia justa para que Mario corriese (indicado por sus manos a los lados, no hacia detrás pese a que me gustaría ver a Mario corriendo cuál Naruto). Si rodaba, accelerando mucho a Mario, luego no podría saltar el primer escalón, de hacerlo sin la inercia no me garantizaba llegar a tiempo. ¿Manera de saber el momento exacto en el que parar la inercia? La distancia entre el final de la plataforma con el botón e inicio de la plataforma temporal. Suena muy complicado así en texto, cuando sólo es fijarte cuando cambia el suelo para dejar que Mario se deje llevar por la inercial. Si este detalle no demuestra hasta qué punto el plataformeo está estudiado… Mira, yo no soy un periodísta, pero esto es diseño de niveles digno del beso de un cheff *muack*.

Si bien son ciertas mis apreciaciones haters, muchas pueden achacarse a mis circunstancias. Si me cansaban las lunas, pude cambiar de mundo más rápido. Para completar el juego además, sólo se necesitan 500 lunas de las casi 900 (gracias Nintendo). Lo mismo con las monedas de los reinos; puesto que su uso es para ampliar el vestidor de Mario, o sino llenar la Odyssey de recuerdos. Mi única gran pega está en los primeros reinos, bastante aburridos en comparación con lo que está por llegar. Visualmente alucinantes todos eso sí (salvo Arboreo que lo odio muchísimo). Los analistas y fans no mienten, es el Mario más bonito desde ni se sabe. WiiU tendría un juego visualmente impresionante, pero no dejaba de ser una recreación HD de elementos tradicionales del universo (reino) champiñon.
Odyssey insufla un aire y creatividad bestial que Nintendo iba necesitando en su gallina de los huevos de oro, empezando por las vidas. Extintas en favor de un sistema menos y más importante a la vez, las monedas doradas clásicas toman un nuevo papel. Si morimos, perdemos 10 monedas (6 creo que son tras los parches). Aunque poco importa, porque el juego las regala a montones; sigue siendo una perdida mayor; ya que ahora las monedas tienen un uso. Además de comprar usando monedas moradas en la tienda de recuerdos, también podemos comprar trajes con las monedas doradas clásicas. Una inteligente manera de meter personalización en un Mario, sin fastidiar la experiencia. Un momento que me encantó en mi viaje, fue la cinemática final en el castillo de Bowser (no la final del juego), viendo a Mario pertrechado de payaso. Es ridículo, infantil… Pero es el aire que respiran estos juegos de un fontanero regordete salvando a una princesa a la que jamás tendrá de novia. En relación a ese aspecto tan de dibujo animado, toca hablar de lo que consiguen música y dirección de arte. Hablamos de un Mario en el que cada reino se siente único. Temas relajantes en Ribereño o el Reino del Lago, pasando a algo más animado en Fogones, con una estética low-poly lofi. Luego está New Donk City, siendo su tema uno de los más escuchados junto a “Jump Up, Super Star”, o el tema japo apropiado para la estética del castillo de Bowser. Cada reino se diferencia tantísimo que si te plantan dinosaurios o dragones realistas… Tanto no desentona como pareció en los primeros trailer con Mario junto a humanos en el reino urbano. Cada uno tiene su propio carácter y conocerlo es lo que te pide el juego. Cuando resuelves el problema de turno, Cappy te insta a coleccionar energilunas. Esto es porque quiere que explores, da igual qué lunas consigas mientras consigas el mínimo. Esto permite mimetizarse con el entorno, más allá de capturando bichos. Supone pasar de turista a conocerse la zona como si tu família hubiese fundado ese reino. La diversidad, por ello, es su mejor baza (estética y mecánica). Tampoco llega a cotas extremas que lo separen de lo que esperarías de un Mario. Quizá reino urbano sería el caso más chocante. Pero en general es una enorme mejora respecto al ya cansino mundo de Mario presente en todos sus juegos 2D. Estuv bien en DS, pero se estaba haciendo repetitiva la cosa en WiiU.

Otro apunte positivo son los jefes, en los que he muerto alguna vez. La mayoría están bien, muy interesantes (no son difíciles ni nada)… Salvo por el otro motivo que “incentivó mi alto en el camino” a bordo de la Odyssey; los Brodals. Unos conejos contratados por Bowser. Es decir, los organizadores de boda que no tienen un programa en Nova porque Miyamoto aún tiene la cabeza en su sitio. Estos conejos me cansaron bastante pronto en el juego. Ninguno tiene nada interesante. Aunque la cosa mejora mucho en el lado oscuro de la luna, cuando has de pelear contra todos “Megaman style”. Lo peor de todo es que si la pifias en el último golpe, toca empezar de cero (me ha pasdo; y sí frustra). Salvando ese combate postgame, los Brodals los hubiese quitado en favor de más jefes que explotasen alguna mecánica interesante. Resultan cansinos a la tercera vez que los ves en el barco volador. Nada insoportable, si bien tedioso. Afortunadamente conforme progresa la aventura, asoman menos sus furras cabezas.

No importa tanto el destino como disfrutar del viaje. Si tuviese que reducir Super Mario Odyssey a algo, sería eso. Este exclusivo de Switch es pura alegría de inicio a fin. Tiene pegas, como todo, pero no te obliga a afrontar el 100% del juego, lo cuál agradezco para variar. Mario no te va a ridiculizar por no haber hecho TODO en su juego. Si has llegado al final, si has salvado a Peach; oirás su clásico agradecimiento tras los créditos. Desde luego, contenido hay para aburrir pasado ese objetivo de 300 y pico lunas necesarias. ¡Unas 500 más! Pero sólo 200 son necesarias para desbloquear uno de los niveles más largos y exigentes del juego (aunque con bastante margen de error si sabes mirar).

A pesar de todo lo dicho, nada tuvo el impacto nostálgico que los desarrolladores esperaban.. En la historia. Esta es la razón a todo el rollo del principio del texto sobre el juego de Game Boy, de donde viene el diseño de Pauline.

En New Donk City, existe una luna peculiar acabada la historia. Frente al ayuntamiento, está la alcaldesa Pauline rememorando sus días de damisela en apuros a manos de un mono. Al acercarnos, nos lanza una batería de preguntas. Una manera de ponerse al día un tanto rara, pero bien. En una de estas, pregunta sobre su accesorio favorito. Entre las opciones están un paraguas, sombrero y bolso. Estos objetos eran necesarios para acceder a los bonus de Donkey Kong en Game Boy. No contentos con eso, luego en la ciudad situan los tres objetos, y Cappy te dice “sería un buen regalo para la alcaldesa”. Al parecer, es el cumple de Pauline, por lo que llevarle el bolso (la respuesta a la pregunta) se lo toma como un regalo. No tenía un bolso desde los días con Donkey Kong. Esta chorrada oscura me encanta. Es la punta del iceberg que demuestra cuan escrupulosos han sido los desarrolladores. Esto no se siente como si una compañía vendiese su contenido amaparándose en la nostalgia (como muchas compañías hoy). Odyssey es una celebración de todos tus momentos, grandes y pequeños; con el fontanero. Quizá no sea mi plataformas favorito (Rayman Legends lo disfruté más creo), pero desde luego es de los más divertidos y cuidados. Nintendo lo ha vuelto a hacer.

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Esfera
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Un tipo que se dedica a escribir sobre su hobby porque no hay humano capaz de aguantar su turra en la vida real.