La historia tras la nueva marca de Medium
--
por Erich Nagler y Karen Jaimes
Desde el que lanzamos por primera vez Medium en beta, hace ya tres años, hemos lucido una gran M mecana en blanco y negro, de la fuente Stag.
Aunque simple, elegante y fuerte, esta M de Stag resultó bastante inflexible como isotipo. Nos sirvió bien durante nuestros primeros años, pero con el crecimiento y evolución de Medium, la marca ha comenzado a parecer plana, impenetrable, contundente, una con la que no se puede jugar. Tampoco es particularmente distintiva. En resumen, nuestra M ya no capturaba o transmitía lo que Medium es actualmente.
Así, nos planteamos este verano el objetivo de crear una marca que fuera mejor reflejo de lo que somos y hacia dónde queremos ir.
Después de explorar más de un millón de ideas diferentes para un nuevo isotipo, volvimos a la M mayúscula como marca visual a la que aferrarnos. El siguiente paso, divertirnos, pensando cómo la M podría adaptarse a lo que nosotros sentimos que es Medium.
A partir de aquí, nos pusimos serios, empezando a trabajar con el diseñador tipográfico Rod Cavazos, de la fundición PSY/OPS. Con Rod, perseguimos el concepto de que nuestro isotipo debería estar formado por una serie de ideas o formas interconectadas que, al unirse, formaran un nuevo pensamiento. Una imagen que fluye, se despliega y se construye como una gran y memorable conversación.
¡Al final llegamos a algo! Esta sencilla interpretación geométrica de la M era divertida: como un juego encantador o un rompecabezas profundamente satisfactorio. No podíamos dejar de jugar con los diferentes tratamientos, mutaciones y combinaciones de colores que la pieza prácticamente rogaba.
Empezamos a ver los cuatro planos del isotipo como partes superpuestas de una conversación. Una conversación cuyo tono y dirección cambia de dirección mientras los planos contactan unos con otros.
Luego, volvimos con nuestros amigos tipógrafos de PSY/OPS para desarrollar un logotipo único que fuera estéticamente similar y pudiera vivir confortablemente junto a la nueva M. El resultado es un conjunto personalizado de letras que recogen hermosamente los ángulos y el espíritu del isotipo, sin llegar a ser demasiado duros o demasiado geométricos.
Finalmente, después de mucho filosofar en cuanto a si nuestro isotipo debería mostrarse en perspectiva cónica, isométrica o como una proyección axonométrica (nos decantamos por la isométrica), creamos una exhaustiva gama de diferentes pesos y ángulos para asegurarnos de que elegíamos la forma más estable y agradable ópticamente.
Y como último toque final, curvamos esas esquinas afiladas un pelín, para que nadie se sacara un ojo accidentalmente. Y este es el resultado final, damas y caballeros, del que no podríamos estar más orgullosos:
Y sólo por diversión: