En Cero, nueva propuesta de la Compañía Rosario Cárdenas*

La Jeringa
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13 min readDec 10, 2021

Por: Mirian Delgado

“¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?”

Paul Gauguin, pieza homónima

“(…) Si sometemos una obra cubana contemporánea a diferentes personas, encontraremos tantas versiones como subjetividades existen. El acercamiento a una obra de arte plantea siempre un diálogo. Nunca pasivo, el receptor está animado por búsquedas, interrogantes, sensibilidad y estados de ánimo. Hay textos para la melancolía y para la euforia.”

Graziella Pogolotti, En busca del unicornio

Hace apenas algunos días la Compañía Rosario Cárdenas anunció que estaban de vuelta en el tabloncillo, haciendo lo que más les gusta: danzar.

Los días fijados para la presente temporada: 3, 4, 5, 10, 11 y 12 de diciembre, en el Centro Cultural Bertolt Brecht, donde se presentarán con reposiciones y un estreno. Precisamente sobre este último estaremos conversando hoy con parte de los involucrados: Libety Martínez, Polito Ibáñez, Doria Alderete y Adolfo Izquierdo.

Al llegar a la sede de la Compañía, ubicada en el inmueble que alberga el Centro de Danza de La Habana, el ojo inquieto se dirige hacia la hendija que deja entrever a los bailarines ensayando sobre el tabloncillo o sentados. En una de las puertas aparece el cartel que acompañó la temporada anterior, “Murmuro”, a la que lastimosamente no pude asistir y tengo fe en su reposición.

Afuera del salón de ensayo situado en el primer piso, se encuentran en las paredes fotos enormes del fotógrafo español, Xavier Carvajal. Cuerpos semidesnudos, contemplativos, y aunque pudieran parecer inmóviles, los gestos que señalan revelan una profunda imagen en movimiento, donde convergen contrastes entre luces y sombras, contracciones, el alma captada a través de la danza.

Disímiles han sido los retos para artistas y creadores de todo el mundo en cuanto a la gestación, preparación y divulgación de sus obras. Para muchos, en un contexto epidemiológico tan complejo y acentuado por un importante aislamiento social, ha sido difícil desarrollar experiencias creativas. Para otros, ha constituido un periodo fértil. El anunciamiento de la próxima temporada de la Compañía Rosario Cárdenas, es muestra de ello.

¿Cuáles fueron sus motivaciones para la creación de esta obra? ¿Por qué la elección de esta Compañía para su estreno?

Libety Martínez: Como bien dijiste, todo este tiempo fue un cúmulo de muchas sensaciones y experiencias nuevas desde el punto de vista personal y profesional. En lo particular, tuve mis hijos, entonces maternidad, más pandemia, más cuatro años en casa prácticamente sin crear, ha despertado una necesidad muy fuerte de expresarme.

Pasé una temporada en la Compañía, hace diez u once años. En ella uno puede crear sin tener la presión de lo que ¨debe hacer¨. Es liberarse. La maestra lo proyecta en sus obras y así mismo me lo transmitió cuando me dijo: “¿Libety, quieres hacerlo? Yo sé que tienes inquietudes, necesidad de expresarte.” Y acepté hacer un trabajo que es una obra diseñada para seis meses, lo asumí en uno con dos niños en medio de una pandemia y todo al revés, disperso, difícil, inalcanzable. A pesar de que constituía un gran reto, como soy una persona muy optimista y trato de que lo creativo me ayude siempre a solucionar los problemas, no podía dejar pasar este momento. Como creadora, mujer y cubana tenía mucho que decir.

La Compañía Rosario Cárdenas vino a ser como un colchón de reposo para mí, donde pude crear con sus bailarines, repuse una obra de mis años anteriores acá. Toda la parte de marketing ya estaba un poco resuelta por la trayectoria de la compañía. Entonces me uní al proyecto.

Tampoco podía dejar pasar la oportunidad de trabajar con un artista de alta calidad y renombre en nuestro país como lo es Polito Ibáñez. Yo le dije: “Polo, si ya yo bailé con tu música, lo que hace falta es verte en el escenario e incluirte en la danza contemporánea como no lo vas a hacer en otra compañía”. Aunque esté muy difícil la situación, son cosas que uno no debe dejar pasar. Me parece que debemos poner nuestro esfuerzo en lograrlo porque la maquinaria de la vida te aplasta y el artista no debe nunca ser aplastado pues, en última instancia, la intelectualidad es quien guía a este país, le brinda cultura, luz al pueblo.

¿Quiénes participan?

La dirección general es de Rosario Cárdenas. Ella asesora todo lo que ocurra en la temporada. Por supuesto, siempre con la libertad y el respeto entre profesionales. Están Yaddiel y Yariel, bailarines de la compañía; Amanda Oropesa, actriz; Polito; Adolfo Izquierdo Mesa, realizador audiovisual y yo, que soy bailarina, coreógrafa, maestra.

¿Cómo surge la idea de insertar a la actriz?

Hay tantas cosas que quiero comunicar, que no me basta la danza contemporánea. Nunca ha sido suficiente para mí y ahora después de la pandemia, así como tantas enseñanzas de una manera tan dolorosa, menos. Probablemente tenga que seguir buscando en otras artes para expresarme.

Siempre la actuación y la música dentro de la danza, han sido una recurrencia en mi obra y ahora no podían faltar. ¿Viste que somos poquitos? Pero ahí están representados.

¿Y el realizador?

Tiene un papel tan importante como nosotros, pero mediante proyecciones, así aporta a la idea que queremos. Adolfo es un sexto participante a través del audiovisual, contribuyendo a que el espectador se lleve una idea más perfilada.

Cuéntame un poco acerca del proceso investigativo de ¨En 0¨.

Hubo un proceso muy largo de investigación. En mis obras, siempre trato de tener mucho más detrás del iceberg. De hecho, me duele cuando tengo que quitar algún elemento. Estuve casi dos años investigando sobre el tema de la evolución, porque la génesis de lo que quería contar estaba allí: me impactó mucho la manera en que de pronto estábamos muriendo todos, había mucha destrucción, incluso, por causa nuestra pues de muchas de las cosas somos los responsables. Poco a poco me fui motivando más sobre el tema y encontré nuevos conocimientos. Por ejemplo, el hecho de que la tierra ha pasado por cinco grandes destrucciones masivas, eso no lo sabía. ¿Sabíamos que fueron tantas y que de ahí prolifero la vida?

No sobreviven los más fuertes, sino los que tienen mejor capacidad de adaptación. Hay que respetar mucho la tierra porque no tenemos otra. Se han visto otros lugares, que tal vez pudieran ser poblados, pero están muy distantes, y no tenemos el desarrollo tecnológico para acceder ahí. Hice un largo proceso de investigación con respecto a eso. Luego cambió un poco, lo ligué con procesualismo.

El procesualismo en el arte viene de las artes visuales, pero lo adapté a la danza. Me gusta mostrarla en procesos, sin estar terminada, además de reflejar cuánto estoy luchando por terminarla, sin embargo ¿de qué manera si no tengo bailarines, presupuesto? De hecho, hay una estructura en el espectáculo donde aparece una entrevistadora que pregunta una y otra vez. Ella después nos sorprende en varias ocasiones.

El procesualismo me funciona mucho en esta etapa porque es cierto que cuando te planteas hacer algo que normalmente se hacía en seis meses, en uno, no tienes todo resuelto y también es atractivo para mí que eso la gente lo vea. Uno siempre trata de hallar una correspondencia en lo que contiene la obra porque dramatúrgicamente tiene que estar armado, ser orgánico, demostrar lo que no está realizado, lo que no se puede. En esa traba que existe, ya está hecho el trabajo. Pero siempre tiene ese factor de la dificultad, del cambio a último momento. Tiene la característica de que será defendido por encima de todo y por cada uno de nosotros a pesar de que no va a tener el tiempo que generalmente requiere.

Como me decía Polito hace días: “si esta obra tiene un defecto es que no tienen tiempo para asentarse bien; va a ser defendido como se defienden las cosas en este tiempo¨. Esto me remite a la idea de la evolución: estoy desarrollándome en mis proyectos en mi vida profesional a la par de lo que me exige la realidad.

Como madre, debo pensar en qué ejemplo le voy a dejar a mis hijos. Por lo menos de mi parte tienen que quedarse con lo mejor. Por eso me toca decirle al público que despierte, estamos haciendo esto, ¿qué va a hacer? ¿se va a lavar las manos?

Hay que ser proactivos. No puedes pensar que esto es un problema de los demás y tú no participas. Una buena acción puede amplificarse.

¿Por qué escogieron Centro Cultural Bertolt Brecht? ¿Qué posibilidades interpretativas les permite este espacio?

Doria: El Centro Cultural Bertolt Brecht desde hace una temporada nos gusta por lo estrecho que se hace el vínculo entre el espectador y la obra. Hay una intimidad, una cercanía, de manera que las vibraciones, las emociones, la expresión facial se logran captar mejor desde el público. Existe una retroalimentación más fructífera en esa parte. Además, la ubicación, en la céntrica calle Línea, en el circuito de teatro que hay ahí, es bastante atractiva para el público que es asiduo a ir al teatro. En lo que nosotros respecta, este lugar va a seguir siendo un espacio frecuente para futuras presentaciones. Por supuesto, depende de la de la obra, pero lo tenemos en cuenta como uno de los principales para nuestras puestas en escena.

Si bien, generalmente, la música acompaña a la danza, ¿cuál cree que sea el valor añadido de Polito Ibáñez?

Libety: Está en la escena con nosotros. Él se graduó de actuación en el Instituto Superior de Arte (ISA) y está volviendo a las tablas, se está mostrando a su público desde otro punto de vista también, hablando de las mismas cosas que siempre le han interesado, pero acompañado esta vez con actriz, danza y pienso que es más fuerte la voz. Para nosotros es un honor.

¿Qué distingue esta temporada de la última que compartieron con el público?

Doria: Diciembre del año 2020 fue la última temporada de nuestra compañía en El Ciervo Encantado. Justamente al igual que ahora estábamos en una etapa de reapertura de teatros, de una adaptación a una ¨nueva normalidad¨. La diferencia radica, sobre todo en las situaciones o condiciones para presentar un nuevo ciclo: bailarines que han pasado más de un año sin el rigor del salón, el poder elaborar presupuestos, así como todo lo que está alrededor de una temporada que no es solo la coreografía y la interpretación de la obra, estamos hablando de diseño de luces, diseño gráfico. Constituye un reto volver a hilar todos esos elementos para tener una temporada de una buena calidad.

Por supuesto, las ganas de trabajar continúan, creo que esta vez son mayores porque la labor de una compañía de danza es precisamente presentarse en teatros, hacer llegar al público su arte, su manera de expresar, de sentir. Estamos deseosos — por suerte podemos ahora- de presentarnos en el teatro.

Es importante también decir que este ciclo tiene un sabor especial porque vamos a festejar de alguna manera el 32 aniversario de fundación de la Compañía y el 50 aniversario de la maestra y directora de la Compañía, Rosario Cárdenas y de Ana Isabel Matos quien ha estado desde la fundación de la misma y ha sido bailarina, ensayadora y es maestra de preparación física en la sede de la compañía. La temporada de cierre de año es también un homenaje al trabajo ejercido durante cinco décadas.

Polito, es usual para el público disfrutar de su creación artística a partir de la música ¿Cómo fue posible esta colaboración con la danza?

Polito Ibáñez: A veces me pregunto qué hago aquí y después me pregunto qué hacía allí. No va a ser este el caso: yo me siento muy cómodo y cada vez más cómodo y fluido en el trabajo, sobre todo luego de que se incorporaron otros porque al principio era muy agotador para mí pues me pedían y me ponían a hacer aquello que no tenía ganas de hacer: yo no quería forzarme en ese sentido. Presioné mucho la idea de que entrara otra gente hasta que eso se dio de manera casi natural; llegaron otros actores en el proyecto; eso me impulsó a trabajar más y me dio cierto alivio porque se compensa un poco la responsabilidad de todo el mundo en el espectáculo.

Más tarde me convertí en amigo de Libety, de su familia y aquí estamos haciendo equipo.

Siempre me atrajo tener materiales de gente que haya hecho algo con mis trabajos. Fundamentalmente empezó porque ella me dijo: “yo bailé una cosa tuya cuando estaba en la Escuela Nacional de Arte y lo tengo filmado”. Le dije que quería verlo. Yo creo que ella lo tenía muy claro: íbamos a establecer una colaboración.

¿Qué significa para usted compartir su música con una compañía como Compañía Rosario Cárdenas?

Polito: Fue después que supe que iba a estar aquí. En un principio yo empecé a trabajar con Libety Martínez en La bailarina y un día me dice: “Vamos a estar ensayando en el local de Rosario Cárdenas¨. Y para mí era, sí, un lugar emblemático de la danza cubana, de mucho prestigio, de mucha valía y de un nivel profesional muy alto, pero vine a hacer conciencia de que realmente era parte de algo, aunque sea de manera transitoria, en la compañía de Rosario casi recién. Todos los días me sorprende y pienso: “¡Ah! Lo estoy haciendo en este lugar tan atractivo”. No voy a decir que es un privilegio ni un honor porque son palabras muy trilladas: es una sorpresa de cierre de año excepcional.

¿Qué temas interpretará? ¿Por qué escogió exactamente esos? ¿Los tenía ya compuestos o surgieron a partir de esta imbricación?

El proceso de trabajo ha brindado la oportunidad a que exista una u otra canción. No estaba preestablecido un material concreto o la idea de que hiciera toda la banda sonora o parte de ella. Ha sido algo que fue surgiendo con la necesidad. En ese sentido, los temas se dejaron escoger por el mismo proyecto, iban fluyendo, apareciendo.

Casualmente uno de los que voy a cantar es antiguo, “Espacios de cristal”, y Libety lo va a bailar. Hay otros dos momentos musicales, performáticos que están usando dos temas nuevos, “De gente buena y mala” y “No me das la cara”, de un disco llamado No sucede nada, grabado en Italia con la compañía All Music y que hice en conjunto con Stevie D´Acol, un productor musical que esta vez devino también creador de las canciones. Eso es fundamentalmente lo que podrán escuchar. Voy a estar haciendo además, música incidental para la banda sonora general del espectáculo.

En esta temporada, Libety comentó que usted participará como realizador audiovisual. ¿Qué le interesa captar en esta nueva propuesta? ¿Cuánto puede apoyar la memoria audiovisual a esta puesta en escena? ¿Formará parte del registro documental de la Compañía? ¿Por qué?

Adolfo Izquierdo: Realmente mi participación es más como un diseñador de imágenes, las cuales realizadas en un video conforman parte de la visualidad en las diferentes escenas. Serían como los telones de fondo de antaño.

Espero poder ayudar a la atmósfera de la puesta, dar una pincelada sutil, sin robar la atención del público, intentando lograr el justo equilibrio entre la acción de los bailarines, la música, el diseño de luces y la imagen en video.

Traté de involucrarme cuanto pude en el proceso creativo, entender qué pasaba por la mente de Libety y sumergirme en la propuesta sonora de Polito, ver detenidamente el desempeño de actores y bailarines para así poder aportar mi granito de arena. Lo más importante es integrarme al espectáculo y lograr, con un toque de magia, una mejor elocuencia en la escena.

¿Qué expectativas tienen con respecto a esta temporada? ¿Cómo les gustaría que fuera recibida por el público?

Libety: Primeramente, que el mensaje llegara, que la gente se quedara pensando y con el deseo de hacer el bien, y en su pedacito que emprenda acciones concretas para cuidar el planeta, nuestro medio ambiente, la biodiversidad, la vida. Solo espero despertar conciencia con respecto a eso.

Doria: Las expectativas no varían de una temporada a otra. Simplemente se hace un buen trabajo y el deseo es que siempre llegue ese trabajo, ese esfuerzo, la obra, el mensaje, el concepto de la misma al público. Que el público recepcione de la mejor manera esta obra, la temporada, la mesura y el esfuerzo con el que trabajamos para ellos.

Polito: Yo creo que va a lograr un cierto asombro en un tipo de público porque, aunque lo he dicho en varias entrevistas, muchas personas no saben que mi formación académica en el ISA fue en Actuación. Los que lo saben, se alegrarán de que vuelva a las tablas y dirán: “Vamos a ir a verlo, vamos a ver qué está haciendo Polito allí”. Y ese otro público que está más alejado de todo lo que yo realmente soy pues disfrutan más las canciones, quizás se anime al espectáculo y descubra que no voy a cantar como tal, sino que voy a ser parte de un espectáculo. En ese sentido, las expectativas que tengo se abren como una interrogante, todavía realmente no sé lo que el público pueda pensar de lo que voy a hacer allí y es lo que pudiera revelarse como una sorpresa el día de las funciones y los posteriores al estreno.

Galería

Noctario. Fotos: Cortesía de Doria Alderete, especialista de Relaciones Públicas de la Compañía Rosario Cárdenas.
Las siete en punto
La Gaviota
Esto no es una danza

*Entrevista realizada el pasado 11 de noviembre

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