Siempre, siempre existe una canción para cada momento

La Jeringa
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10 min readMar 27, 2022

Por: Amanda Espinosa Ramos

Fotos: Cortesía del entrevistado

Muchas veces los artistas llegan a ser reconocidos cuando han pasado ya varios años de una consagrada carrera. Los que se convierten en grandes artistas a corta edad son personas excepcionalmente talentosas, que recuerdan al poema Fuegos de Eduardo Galeano, “[son fuegos] que arden vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”. De este modo es el destacado artista Frank Ledesma, del cual no puede solo decirse es contratenor, porque también es actor y se le da de maravilla la coreografía. Lleva el arte a todos sus proyectos. Una tarde, mientras me comentaba cómo había iniciado su camino profesional, vino a mi mente que Frank es de esos fuegos que dibuja con palabras Galeano, que alumbran a muchos por su propio esfuerzo y puede verse en él cuánto ama el artista a la vida y la conquista que hace en cada forma expresiva de la que dispone.

¿Cómo empezaste en la música?

¿Comienzo en la música? Creo que siempre ha estado conmigo, podría ser incluso antes de nacer. La música vive en mí, me ha hecho el hombre que soy, todo lo hago con música. Ahora mismo estoy respondiendo a tu pregunta y escucho música. Según mi abuela, ¡al nacer mi llanto era música! (risas). La música tiene el poder de renovarme. Siempre he sentido y siento placer por ella, es mi refugio en mis momentos de más incertidumbre y con ella celebro todo. Mi mamá siempre quiso que fuese músico, que tocara piano, y en gran medida ella fue una gran influencia… y lo logró, lo cual le agradezco mucho.

¿Cuáles son tus referentes artísticos?

En cuanto a mis referentes artísticos tengo muchos, en cada expresión artística siempre encuentro un atinente con el cual tengo puntos en común, tanto en gustos estéticos como en carácter. Picasso, van Gogh, von Karajan, Vivaldi, Haendel, Bach, Philippe Joroussky, Pavarotti, Plácido Domingo, Ana Netrebko, Andreas Scholl, David Daniels, Franco Fagiolli, José María Vitier, Carlos Acosta, Carlos Díaz, Verónica Lynn, Adolfo Llauradó, Anthony Hopkins, Robert De Niro, Meryl Streep, Julia Roberts, Leo Brouwer o la inmensa Maria Callas, por solo citar algunos de los tantos nombres de mi listado de favoritos. Me nutro de todo lo que me rodea, porque todo me es funcional para el arte, incluso lo desagradable. De cada circunstancia, sujeto u obra de creación, siempre saco provecho.

¿A quiénes consideras imprescindibles en tu formación como artista?

Creo que soy muy afortunado, desde mis comienzos en el arte y durante toda mi vida he tenido maestros extraordinarios que me han guiado y formado rigurosamente, siempre desde el respeto y amor, para llegar a ser el artista que soy ahora, disciplinado o apasionado (risas). Prefiero omitir nombres por si se me quedara alguno por mencionar no recibir castigo (risas). Pero estoy convencido de que tienen conocimiento de lo lucrativa que ha sido su entrega para conmigo.

¿Cómo fue que te nutriste de sus enseñanzas?

Me he nutrido de ellos observándolos, oyéndolos, hasta cierta medida imitándolos; siendo responsable de que para llegar a ser artista es necesario tener mucha disciplina, constancia, paciencia y amor. Esas son armas fuertes, contra eso no hay quien pueda.

Siendo tu formación vocal la de un tenor, ¿cómo empezaste a prepararte como contratenor?

Esa es una pregunta que siempre es clave en cada entrevista. Sí, yo me gradúo de nivel medio como tenor, que era mi voz natural, con la que comencé a cantar y a conocer el mundo de las artes escénicas. Para mí era muy difícil lograr una comodidad escénica a la hora de cantar como tenor. En la búsqueda de información en cuanto a técnica vocal, luego de horas y días de práctica, tras escuchar a varios cantantes que tenía como referentes, comprendí que tenía condiciones para ser contratenor; porque el canto, en sí, no es más que imitación -pues no existe un modo que puedas decirle a las cuerdas vocales pónganse así o de esta otra manera, como podría pasar con un instrumentista que le es visible el arco o la tecla, y las posiciones de sus dedos o manos, etc.

La voz en ese sentido es muy diferente, es de mucha imaginación y sensaciones, por ende, el oído imita un sonido y lo toma como referencia. En mi caso tenía a Maria Callas como pilar fundamental, de momento en pleno vocalizo estaba cantando con mi voz de cabeza, me era cómodo y fluía[1]. Desde ese instante ya estaba cantando como contratenor. No demoré en buscar las personas y el lugar adecuado donde debía explotar lo novedoso y con lo que sabía que podía lograr satisfacción tanto para mí, como para la audiencia.

En tu opinión, ¿qué debe tener un cantante para convertirse en contratenor?

Para ejercer una carrera como contratenor, primero que todo, tiene que gustarte y estar dispuesto a lo que sea y, en segundo lugar, ser consciente de que posees las cualidades vocales y físicas, pues el sonido que emite un contratenor es debido a la posición alta de la laringe y al trabajo sobre las frecuencias agudas del registro bifásico o también llamado de cabeza. Desde el punto de vista tímbrico se ubica entre la soprano y la contralto femenina. Posee un espectro claro y penetrante, dotado de una delicada pureza instrumental. Y todo eso requiere de resistencia física que consiste en cuidar y conservar la voz para obtener el máximo rendimiento.

La impaciencia por sonar mejor y con más potencia puede ser letal. A mí me ha pasado, porque mi voz es flexible, algo grande y ancha y, en ocasiones, me preocupo por tener que hacerla sonar en las salas de conciertos más de lo debido y eso me podría ocasionar pequeños problemas durante un largo tiempo. Por ello es fundamental encontrar el maestro adecuado, yo di con él, Ubail Zamora, quien mucho me ha guiado. Es una labor paciente y de amor.

¿Qué fue lo que te motivó a introducirte en el mundo del teatro?

Así como la música, el teatro vive en mí, a todo le pongo drama o comedia. Canto y teatro: ambos se nutren. Un día, un director de teatro me propuso actuar y no demoré en responder que sí. Ahí comenzó todo, a pesar de que suelo ser a veces “dramático” (risas). Como dijera mi director Carlos Díaz, no me considero un actor dramático, sino más bien actor de teatro musical. Esa trilogía: canto, teatro y danza, se me hace fácil. Y podría decirte que la mayoría de los personajes que he encarnado en el teatro han sido en puestas de teatro musical, todos con lindos resultados, incluso premios.

Cuando te he visto en escena percibo que no puedes evitar ser un actor dentro de tu función como contratenor ¿cómo conduces ese contrapunteo entre la música y la actuación?

Sí, como ya te decía anteriormente, para mí el teatro y la música se complementan perfectamente. Cuando tienes en las manos un aria de ópera o una canción, hay un texto, una dramaturgia, por lo que tienes que contar una historia mediante el canto. No concibo cantar sin contar. Me es necesario hacerle entender al oyente, que ría o llore. Por eso, el teatro y la música en mi modo de expresión artística se hacen uno solo.

¿Qué parte de tu carrera disfrutas más?

El proceso de investigación, montaje del repertorio y el de salir a escena, que a veces quieres morir de los nervios, pero una vez llega la hora de enfrentarme a la audiencia; ahí todo se concreta y fluye.

¿Cómo organizas tu tiempo para prepararte en cada una de las cosas que haces?

La organización es algo que tengo como característica primordial, diría que es sinónimo de disciplina, al punto que a veces suelo ser insoportable de tan organizado, al menos para mi profesión (risas). En casa me relajo más y suelo ser más flexible. También tengo el apoyo de mi madre, que es sumamente protectora en ese sentido.

¿Cómo manejas los nervios antes de una presentación en público?

¡Uf! ¿Los nervios? (risas) eso sí que me es difícil de controlar. He tenido que acudir a técnicas de meditación y yoga, y encontrar momentos y lugares específicos que me saquen del estado de ansiedad. El mar es el máximo factor de relajación para mí. La soledad también ayuda, necesito al menos unas horas de silencio a solas, para liberar tensiones. En resumen, el agua, la respiración y el silencio son elementos que me favorecen en mi relajación, aparte del arte.

La Camerata Vocale Sine Nomine parece haber sido una experiencia crucial para tu posterior desenvolvimiento como cantante ¿qué puedes contarme sobre eso?

La Camerata Vocale Sine Nomine fue mi primera escuela donde acudí para desarrollar mi técnica como contratenor. La Maestra Leonor Dulzaides tiene gran responsabilidad en ello, al igual que mi maestro de canto Ubail Zamora, con quien compartía a la vez en dicha agrupación.

Muchas personas te recuerdan por ser ganador del Certamen de Contratenores Alfred Deller in memoriam, en el Festival Les Voix Humaines, del año 2015. No obstante, has recibido muchos otros reconocimientos, entre los que puedo mencionar el premio en el concurso de música y danza online Internet Music Competition Imka, y el primer premio en el Concurso Internacional de Música Médici 2021, ¿cuál consideras que ha sido tu mayor reto profesional?

Hasta ahora retos han sido todas mis presentaciones pero, sin duda alguna, mi primer gran reto vendría a ser el Certamen de Canto en 2015 el Alfred Deller in Memoriam. Fue la primera competencia de canto en mi carrera, donde debutaría como contratenor solista y, por demás, de carácter internacional, ante un jurado de reconocimiento internacional. Ese, además del trabajar directamente con el maestro Leo Brouwer, quien me confía junto a él, un año después, el concierto de clausura del Festival Contratenores del Mundo en 2016. Esos han sido de los retos más difíciles hasta hoy, por todo lo que conllevaba la tamaña responsabilidad y honor de compartir con él la escena. No te voy a negar que el resto de los certámenes no han sido menos y, por tanto, han requerido de estudio. Pero ahí radica la disciplina, y pudiera decir que el talento también ha sido un factor importante para salir victorioso de cada uno, lo cual agradezco siempre.

Imagino que para un artista tan activo como tú, el cierre total o parcial de los escenarios por casi dos años debe haber sido un cambio significativo en tu rutina ¿Cómo has llenado esos espacios durante la pandemia?

Precisamente durante la etapa de confinamiento fue donde más me centré en el estudio de leer y escuchar música con mayor frecuencia. Tras haber sido seleccionado para formar parte del Festival Lírico del Caribe, el 9 de mayo de 2021, en Santo Domingo, República Dominicana, dentro de una suma de 116 cantantes de la región caribeña, quedar dentro de los siete seleccionados para la gala, vinieron otras propuestas competitivas como la Medici International Music (Londres) donde obtuve el máximo galardón, 21st Century Talents Music Competition Fall 2021 Canadá/ Ottawa, del cual gané el Gran Premio del jurado y el Premio de la audiencia. Después devino la IMKA Music Competition 2021 en Austria/ Viena, donde también obtuve el primer lugar. En ello se centró la mayor parte de la pandemia, en prepararme para cada uno.

Recientemente, el pasado mes de diciembre, al graduarte como alumno más integral de tu curso del Instituto Superior de Arte, exhortaste a tus colegas a ser artistas responsables, satisfaciendo las necesidades espirituales de cada ser humano por igual. Ese necesario mensaje vino acompañado de una frase que me deja ver tu perspectiva sobre el arte y sobre cómo la vives. Tus palabras fueron: “Siempre, siempre existe una canción para cada momento”. Por eso quiero preguntarte, ¿cuál es tu “canción” en este momento de tu carrera? ¿Cuáles son tus proyectos y tus metas?

Ser artista es muy lindo, pero a la vez muy difícil, estás expuesto a todo tipo de censuras, críticas, falta de comprensión. Ser cantante lírico hoy en día, donde las grandes masas prefieren las nuevas tendencias musicales y artísticas en sentido general, es un gran reto. Ser contratenor, aún más. Por lo general el ser humano va con los standards de la sociedad y a veces lo atípico suele resultar difícil de asimilar. Pero esa es precisamente mi intención: revolucionar, innovar, rescatar historia y hacer historia; y me uno y hago honor a muchos de los grandes cantantes como Alfred Deller el padre de los contratenores del siglo XX que fue uno de los artistas que hizo renacer el repertorio para voz de contratenor. Fue un pionero en la popularización de la práctica actual de la interpretación de música antigua. Así como de otros ya mencionados, que han defendido el repertorio para contratenor: David Daniels, Philippe Jaroussky o Ubaíl Zamora. Ubaíl fue el primer contratenor graduado del Instituto Superior de Arte y realizó una investigación profunda sobre los contratenores cubanos. Fue también mi maestro. Otras personalidades se han destacado como Miriam Escudero, Leo Brouwer, Isabell Hernández, Leonor Dulzaides, José A. Méndez, quienes han sido impulsores del movimiento contratenorístico en Cuba. Tengo muchos proyectos muy lindos. Pido siempre tener la fuerza necesaria para ubicarlos en la historia de la música cubana.

El esmero de Frank Ledesma, desde mi opinión, es su virtud más preciada. Cada experiencia ocurre en terreno fértil, donde el artista combina adecuadamente la preparación y el estudio. No me equivoco si pienso que este joven y talentoso artista ocupa ya un especial lugar en la cultura cubana y que su huella será profunda porque todo lo hace apasionadamente. Frank Ledesma sabe qué es “lo que le toca hacer”, cuál es “la canción de cada momento”.

[1] La voz de cabeza (it. voce di testa) es un registro básico de la voz humana, que es muy útil para controlar y dominar los sonidos agudos que sobrepasan el registro natural de la voz. La palabra de cabeza describe la percepción de la resonancia de ese sonido. Las vibraciones son sentidas por el cantante “en la cabeza”. Frecuentemente también se encuentra el término cúpula o fondo para describir la misma sensación.

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