A EVELYN WAUGH LO LEEN HASTA EN EL VENTORRILLO DEL CURA

Evelyn Waugh es reconocido como uno de los grandes prosistas del siglo veinte.

Pero ... ¿por qué razón afectadas críticas malignas debido a su personalidad?

Este debut adquiere una relevancia insólita si estima que el pequeño Evelyn no había tenido una niñez exactamente feliz. Su joven esposa no vacilaría en lamentarse a una amiga de que Evelyn era un amante 'más que inapropiado.

En mil novecientos treinta se transforma al catolicismo y edifica una pequeña capilla en su habitación con beatos y vírgenes de escayola, lo que no le impide caer con cierta frecuencia en las tentaciones que la vida interpone en su camino. Poco después Waugh conoce a la citada Laura Herbert, una joven católica al lado de la que decide escapar. Retirado a un pastoril exilio campestre, distanciado de la ciudad, centro de condenar la corrupción del progreso, el liberalismo y el planeta moderno.

Su elevado intelecto y su capacidad de liderazgo impresionan a sus oficiales, quienes, por su amistad con Churchill, lector entusiasta de sus libros, le elevan al rango de capitán. El creador participa en la operación de Dakar contra los franceses, en Libia, en Creta y por último en la misión de Yugoslavia, apoyando a los partisanos, si bien se cambian se opone a respaldar a Tito, por la política contraria de este cara el catolicismo croata Mas Evelyn Waugh no admite órdenes de absolutamente nadie y su soberbia termina creyendo tantos contrincantes que se han forzado a decir adiós a las armas.

Ni tan solo el amor profesado por su Laura dulcificó su agrio carácter. A inicios de la década de los cincuenta, su salud comienza un estropearse progresivamente. Los cambios en la Iglesia católica tras el Concilio Vaticano II hacen mella y le transforman en el católico converso más reaccionario y también intolerante del panorama literario del instante. Un ataque al corazón termina con la vida del escritor más odiado de su temporada.

Una misa oficiada en latín en la Abadía de Westminster felicito a un buen seguro al hijo pródigo dentro de la Iglesia que había tenido un bien acogerle