DF, julio, llueve cada tarde

Hair Scarlett
La ostra resiliente
2 min readNov 4, 2017

Desde el instituto de investigación erigido bajo las reglas estéticas de la arquitectura de mediados del siglo pasado se veían a lo lejos enormes asentamientos de chabolas. Nadie nos dijo que había favelas fuera de Brasil.

En aquel centro del saber nos obsequiaban con un café sublime, en aquella época aún se podía presumir también del que nos servían en nuestra cafetería favorita del campus a las afueras de Bilbao. Nadie nos había informado de que en esa tierra fértil nos iban a tratar tan bien a los drogadictos aceptados socialmente.

Los barrios cercanos, o rumbos que les dicen allá, presumían de jardines privados con buganvillas blancas. Y de allá me traje el deseo de tener una igual acá pero por aquello de contener por una vez mis ganas de destacar la acabé teniendo morada, del color al uso en este norte de este istmo.

Amancio O ya había desembarcado allá en los centros comerciales, y sus designios eran completo objetivo aspiracional de las mujeres de los tipos que vi echados en el suelo de un pick-up truck policial.

De allá me traje el sellado de una amistad femenina de las que persisten aunque no te escribas, de las que sabes que están ahí, en de profundis. También me traje de vuelta un amigo de estos que te sazonan de vez en cuando el facebook porque los hábiles algoritmos de este Gran Hermano sabe que a ambos nos ocupan pedazos del corazón Bosé y Bowie.

Me traje también la esperanza de que las pirámides del sol y la luna nos hubieran bendecido con la promesa de un hijo a la vuelta de la esquina.

Nadie nos dijo que aquel viaje a México sería el pistoletazo de salida para una larga travesía en el desierto del a(Gobi)o.

Y quizá nadie nos dijo, porque no nos lo quería decir, que la víspera de ese Día de Muertos del futuro cercano el hijo, su hijo, nuestro hijo y yo compraríamos para él un aristocrático crisantemo. Y me habría venido bien que alguien me hubiera dicho que para ahorrarle al hijo el dolor infantil mejor seria buscarle un acomodo sombrío a la planta, uno en el que acaso pudiera florecer año tras año, uno sito en esa porción de jardín entre la que fue su ventana y la que sigue siendo la mía.

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Hair Scarlett
La ostra resiliente

Collecting wtf ingredients in everyday life to cook sassy dishes. Recolectando momentos “peroquécoño” de la vida diaria para cocinar platos descarados.