Llamadme hortera

porque acaba igual que Maria Dolores Pradera.

Hacemos posados de nosotros mismos continuamente, a ver quien hace la pregunta más enrevesada en el seminario, quien es más cabal cuidando los hijos de puertas afuera, quien lleva el coche en el punto medio entre cochino y divino, quien es capaz de hacer el más sesudo análisis de las similutides entre riveridades, y … quien tiene unos gustos musicales eclécticos a la par que culturetamente incontestables.

Pues aquí confieso que escucho a Albert Hammond, a José Velez, a Chiquetete (¡anatema!), al Puma, a Mocedades, a las Rocíos, a Raphael y a Julio Iglesias.

Fingiré con los amigos de peso (que me sorprende haber llegado a tener) que no le voy a poner al crío canciones tan inconfesables, pero al fin y al cabo, eso haré, solo fingiré.

Un momento … ¿en serio? ¿No me lo tengo que hacer mirar? Mira que no sé yo, estoy empezando a flaquear. Igual escuchar un “Y sin embargo te quiero” cantado por Juanita Reina unido a una incipiente admiración infantil por Sergio Ramos acaba forjando un … ¡español!