Lumbago y empaste roto
¡Albricias! Por fin se confirma que Amama sembró en terreno fecundo.
Moño de melena platino, morros de cereza, nombre de culebrón radiofónico. Parece que en aquellos tiempos las pensiones eran más rumbosas y nunca faltaban en su casa SEMANA y el LECTURAS, a veces también aparecía DIEZ MINUTOS. De su impactante parecido con María Dolores Pradera solo diremos que ella aseveraba ser aún más guapa, lo que da la talla del personaje. También cuenta la leyenda que si el batallón Otxandiano se hubiera asentado en Artziniega en estos tiempos de smartphones, a ella el Tinder no le habría hecho falta.
El caso es que de tanto leer en su cocina historias de las de aquella época se me quedó un goce secreto que me hace inventarme lumbagos y empastes rotos con tal de tener una excusa para pasar ratos en salas de espera y leer el ¡HOLA!
Las mejores páginas son las primeras, donde aparece Su Alteza Sosísima la Princesa Azionetta Canonicalli della Lagrangianossa, casada en séptimas nupcias con el vigésimo tercer Barón von Bremsstrahlung-Gedanken, posando profidencialmente sonriente en su sofá tapizado de terciopelo adamascado y vestida de gasa y chinelas con tacón para recibir informalmente a unas amigas.
Luego ya las páginas que van poblando los Poquirrines las paso con pudor visual, para volver al disfrute absoluto cuando aparece Suertizia vestida por Horterela, portando la tiara floral, la que anecdóticamente y con tan buen gusto regaló Paca La Culona a la Emérita.
De esta afición inconfesable a leer ediciones en papel estucado que mi Amama me inyectó en vena he debido de sacar yo la capacidad de imitar (por una efímera e irrepetible ocasión) la pose de la más inconmensurable componedora de salidas de coche que ha dado la historia.
