Maverick Puñales

Mi cerebro extiende cheques que mi piel no puede pagar

Hair Scarlett
La ostra resiliente
2 min readMar 29, 2019

--

Esta semana la he cagado varias veces, pero ha resultado ser providencial, porque mis chaladuras gastan dinero público, de ese que cuesta tanto gestionar con cordura. Así que no poder mover a gente por el aire recorriendo miles de kilómetros resulta ser un conveniente ahorro de fondos a los que parece ser que les vamos a un uso bendecido.

Mi vida no es un jardín, son los puñeteros Kew Gardens, pero no siempre es culpa mía, me piden muchas cosas y mi ego no sabe decir que no. Así que igual tendría que ser menos autocomplaciente y escribir la frase tal y como es en un forma original:

“Tu ego extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar”

Photo by Andrew Palmer on Unsplash

Algún psicólogo dirá que proyectar me sirve de terapia para mirar adelante y olvidar los dolores pasados, y a la vez inventarme la falsedad de que la vida puede ser muy larga y que en ella puede caber todo. También está la componente de sublimación.

El salto de un pensamiento a otro sin un respiro es muy perjudicial para los insomnes, y hoy no me queda melatonina. Dicen que leer es buena terapia, así que me encasqueto mis seductoras gafas de presbicia y me pongo a leer. ¡Ay, pero, el ego! ¡No me deja vivir! Me cruje el cuello y me recuerda que hoy he triunfado, pero que ese tipo tan genial y que tanto hace por mi segunda vida igual no ha sido consciente de mi actuación estelar, así que le mando un whatsapp. Y como la pesca de elogios es fructífera y me da una lubina salvaje dejo el móvil y vuelvo al libro.

Me coloco bien los cojines debajo del cuello y me acomodo en el lado desocupado de ese colchón molón que me ahorra visitas al fisio, y que me ayuda a aguantar los dolores de esa hernia dorsal que quizá tenga aunque sea estadísticamente improbable. En ese lado del colchón me encuentro menos expuesta a la puerta y al posible escrutinio nocturno del fantasma de la señora birrocha y coja que fue la antigua dueña de nuestro piso. La mesilla que está junto a ese lado del colchón sostiene una lámpara más íntima y cálida que la del otro lado, fue providencial romper la antigua y encontrar un reemplazo que hace mi vida mejor. Creo con optimismo que voy a ser capaz de leer un rato largo aprovechando la vigilia inducida por entrenar tarde. Del colchón elijo esta noche el lado que no alberga secretos.

--

--

Hair Scarlett
La ostra resiliente

Collecting wtf ingredients in everyday life to cook sassy dishes. Recolectando momentos “peroquécoño” de la vida diaria para cocinar platos descarados.