Proyecto final del Curso de Diseño de Interacción — Programa de Diseño de Experiencia de Usuario
Diseño de Interacción

Lo normal es lo otro

Cuando pensamos en procesos de diseño y en audiencias, utilizamos la investigación y las categorizaciones para crear a nuestros User Personas. Pero el sesgo nos acompaña en todos los pasos que tomamos, y durante años “lo normal” ha dejado a demasiada gente fuera.

Elena Sansigre
La Pastora Espacial
8 min readMay 30, 2020

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Con User Exquisito he querido poner sobre la mesa la diferencia, la periferia, la otredad y lo aleatorio de muchas de nuestras decisiones. Porque por muchas variables y combinatorias que tenga el algoritmo que he imaginado, siempre generará un usuario que existe en la vida real. Porque lo otro también es lo normal.

Reto. ¿De dónde vine y a dónde fui?

Hace unos meses se nos lanzó una pregunta en La Nave Nodriza que planteaba cómo mejorar la salud y bienestar de las mujeres. Los procesos de aterrizaje toman muchos caminos y pueden ser difíciles de acotar, pero una mesa redonda de mujeres y un posterior análisis de los compañeros del curso de Diseño Estratégico nos ubicaron para elegir tema.

Ante la posibilidad de pensar en procesos de diseño que fueran más interseccionales, y sin saber en qué jardín me metía, decidí explorar qué metodologías o herramientas existen ya en torno a ampliar las posibilidades del diseño en cuanto a representación y justicia social.

Hubo un momento fundamental que fue el descubrimiento del colectivo “Feminist Internet” y los toolkits que existen. Además de productos y contenidos muy hermosos, empaparme de sus insights me aportó la perspectiva crítica pero lúdica que buscaba en mi proyecto.

El taller “Feminist Alexa” exploró el proceso de diseño en asistentes virtuales

También me apoyé en varias entrevistas con gente involucrada de maneras muy distintas en el mundo del diseño digital: una diseñadora todoterreno que hace de todo en su empresa, una diseñadora de servicios que todavía está aprendiendo qué es un user journey, y un diseñador UX que apenas tenía contacto con otros pasos del proceso de diseño.

Una de las ideas descartadas era una especie de checklist sobre si tu diseño era interseccional y accesible, pero a parte de las limitaciones de tiempo, se parecía demasiado a un ejercicio de crítica post-diseño para asegurar “que nadie se ofende”.

En una mentoría, Itziar dejó caer (con su humildad y calma habituales) que ojalá una fórmula de Excel nos ayudara a saber cuándo flojea la diversidad en nuestro proyecto.

De ahí empecé a imaginar una máquina tragaperras que escupe usuarios, diversos, aleatorios, con combinatorias difíciles de convertir en estereotipos. Intentaba pensar en las minorías de minorías, en todas las combinaciones que se me ocurrían y aún así parecía que cualquier fórmula iba a sacar a alguien real.

Además, la posibilidad de que esto fuera usable me importaba y quería imaginar a alguien real usándolo, especialmente en los espacios donde se suele descuidar la interseccionalidad.

Target. Mi usuaria es una diseñadora en una empresa de SaaS

Fue muy importante imaginar qué contexto de uso podía tener un generador de User Personas donde de manera intencional se sacaban a relucir variables identitarias periféricas o infrarrepresentadas.

Flujo de uso del producto por parte de mi audiencia: los diseñadores.
El User Journey menos elegante de la historia.

No tenía dudas de que había que dejar claro el carácter experimental del producto: una arquitectura de datos cuidada y textos de apoyo que reflejaran mi investigación iban a ser los elementos útiles, pero el resultado tenía que descargar un poco la sensación de solemnidad que podría tener una herramienta de diseño. Como dijo una de mis entrevistadas, “es mejor no fliparse”.

Entendí la fuerza de imaginar un escenario convencional en el que alguien, sin estar en la vanguardia de la crítica, tuviera conciencia de las oportunidades que supone para el diseño el sentar a más gente a la mesa donde se toman las decisiones.

Necesidad. Por qué una base de datos en vez de una app

Una cosa que me dejó muy clara la investigación es que no es una cuestión de malas intenciones por parte de desarrolladores o diseñadores el dejar fuera ciertos contextos de uso y perfiles de usuarios. Por si no era suficiente con los sesgos humanos, existen varios obstáculos a la hora de automatizar o enseñar a las máquinas de manera rigurosa (no objetiva, pero al menos sin prejuicios graves): a la falta de protocolos claros, tenemos una multitud de bases de datos incompletas o concebidas ya con fallas. Y eso solo son “los datos”.

Hay muchos puntos en los que se puede “romper” ese compromiso con la interseccionalidad: por eso concebí el uso de User Exquisito en los primeros pasos del proceso, cuando aún hay nebulosas pero se tienen conversaciones importantes que luego tienden a espaciarse a medida que el visual entra en juego (y otros stakeholders como negocio o desarrollo también intervienen).

Artefactos. He diseñado un proceso de diseño sin ser yo diseñadora

Decidí dedicar tiempo a elaborar un algoritmo con mis parcos conocimientos de cómo funciona uno. A parte del estimulante ejercicio de pensar en bases de datos y cómo se interrelacionarían, no quería que la parte visual fuera una figura de cartón piedra que desdibujara la labor investigativa y reflexiva que hice.

Todo comenzó en una hoja de Excel, donde documenté todas aquellas variables “periféricas” o infrarrepresentadas en el diseño: no era cuestión de identidad de género, raza o discapacidad. Existe gente que por usar un dispositivo concreto o vivir en un barrio con mala cobertura, no tienen acceso a la riqueza de diseños e interacciones que existen ahí fuera.

A veces no es una cuestión de privilegio económico, simplemente entrar en ciertos foros como mujer te ponen en mayores riesgos que si te escondes detrás de un avatar masculino o neutro.

Esta base de datos debía incluir algunas premisas y normas que sacaran a relucir estas particularidades. Además, como explico en “Mis ajás” es importante no olvidar que existen usuarios discriminados que tienen comportamientos o características normativas.

Por ello incluí, con algo de guasa sinceramente, una categoría “residual” donde entraba el varón blanco, urbanita, iPhone en mano, ni una dioptría, ¡diestro!… y todas esas cosas que también son reales.

Esta imagen muestra unos diagramas de flujo donde el algoritmo elige distintas variables para ofrecer User Personas diversos.
Algunos caminos que el algoritmo podría tomar.

Si bien esto fue fácil de plasmar y explicar, convertirlo en una interfaz supuso el auténtico monte Everest de este tercer arco.

Ser novata en Figma no ayudaba, pero sin duda eran las decisiones de diseño que significaban abandonar mis preferencias estéticas y conceptuales: no podía hacer una pantalla llena de referencias a las vanguardias artísticas de los años 20 (de los 1920, aclaro) y dejar toda la exploración del producto a la imaginación. Hasta los juegos llenos de incertidumbre tienen reglas.

MoodTile. Eternamente agradecida a Pablo Stanley y blush.design por la parte gráfica.

Mi fijación con hacer un diseño visual brutalista no era solo por su sencillez. Las tipografías grandes, los colores primarios, la presentación poco sofisticada me permiten enviar el mensaje de que la interseccionalidad no es la nueva antropología de sillón: es para cualquiera, porque cualquiera contribuye a esa diversidad humana.

No podía dejar toda la exploración del producto a la imaginación. Hasta los juegos llenos de incertidumbre tienen reglas.

No me era necesario exponer lo complicado de la investigación o del aterrizaje, el visual tenía que reflejar mis pocas pretensiones de ser infalible, y si bien dejé de lado crear un vocabulario propio para los componentes (¡el algoritmo se iba a llamar Dadá!) no quería deshacerme tan fácilmente del juego y la experimentación que inspiraron el Cadáver Exquisito surrealista y que bautizaron el producto.

Este gif animado muestra la navegación del sitio web que he diseñado para User Exquisito.
Et voilà!

Hallazgos. Mis ajás

Lo cierto es que sin pensamiento crítico o voluntad, las herramientas no sirven de mucho. Muchos diseñadores eligen sus usuarios basándose en un research, entonces se desentienden de la interseccionalidad porque han puesto su confianza en la estadística.

Además, a la hora de poner la diversidad en el centro y hablar de “generar aleatoriamente” hay un riesgo de convertir a personas potencialmente vulnerables en estandartes identitarios y sacar a relucir solo los ejes de opresión que les atraviesan, descartando otros aspectos como su personalidad o posibles características normativas que también les definen.

No hay que olvidar que a menudo es el contexto de uso el que aliena al usuario, y no su género, edad o diversidad funcional.

Aspectos éticos. Mis ejems

Una preocupación que atravesó mi investigación es “no dejar a nadie fuera”. Cuando una se lía la manta a la cabeza y aborda un tema con tantas aristas, hay muchos puntos en los que se puede fallar. Los límites de tiempo y de conocimiento pueden jugarte una mala pasada. Así que fui muy consciente de no querer salvar la vida a nadie con mi producto.

En un ejercicio de la clase de Ética y Diseño, fue importante resaltar que no pretendía sustituir a los procesos ya existentes, ni mi proyecto era una especie de faro del buen hacer: pensé mucho en María, la diseñadora que entrevisté y que expresaba la necesidad de abstraerse, alejarse de lo que ya conoce y buscar otros referentes para asegurarse que por el resultado final han pasado más pares de ojos.

Aprendizajes. Mis aaahs

Los retos de este viaje han sido dejar de marear la perdiz y entender Figma. Hay muchísimas otras cosas que recojo de este proyecto, pero siendo práctica, el diseño visual y el aterrizaje han sido las que han vertebrado los momentos más complejos. También son las razones por las que me uní a La Nave Nodriza: aprender a definir y aprender a pintar.

Por un lado, había perdido bastante músculo en cuanto a aplicar una lectura a algo tangible: una cosa es leer por placer y concienciarse sobre ciertos temas, y otro es trasladarlos a un producto que responda a un problema o necesidad y se manifieste en, por ejemplo, una pantalla de ordenador.

Y hablando de pantallas: iterar nunca fue tan amargo. Creía que hacer tangible lo que tenía en mente era lo único que necesitaba para entregar un sitio web. Pero, convenciones a parte, había decisiones de diseño y ordenación de datos que tuve que pensar y repensar con mi mentor.

El confinamiento también trajo otros aprendizajes: saber comunicar, trozo de papel o zoom mediante, se ha mantenido intacto como uno de los pilares para mí del diseño.

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Elena Sansigre
La Pastora Espacial

Una coliflor no es otra cosa que un repollo con estudios universitarios.