La importancia de cuidarme a mí misma
Hace siete años inicié Victoria147, lo que se traduce en muchas horas de trabajo,-más de las que nunca había dedicado a otro proyecto-, y aunque creo que durante este viaje emprendedor he intentado cuidar mi vida personal; han habido momentos de mucho estrés, presión, retos, toma de decisiones difíciles, agotamiento, baja de defensas, incertidumbre… y un inseparable insomnio que lucha por instalarse todas las noches en mi cabeza.
Este año quise que fuera distinto y comencé con el propósito de disfrutarlo conscientemente. No quiero decir que los otros siete años no lo haya hecho, pero quería bajarle unas rayitas al estrés y fluir más. Se lo dije a mi equipo, a mi pareja y me lo repetí a mí misma en múltiples ocasiones con la intención de decretarlo y cumplirlo. Tenía toda la voluntad de hacerlo, sin embargo, el 2019 comenzó con muchos cambios, y de pronto me vi en mi cama noche tras noche, viendo al techo sin poder dormir a las 3 de la mañana; definitivamente ese no era el plan que tenía para este año, pero ¿cómo podía cambiarlo?
Me di cuenta que los días me estaban llevando a mí, y no yo a ellos, que el estrés, la paranoia y los pensamientos negativos estaban jugando sus juegos conmigo. Decidí hacer algo al respecto.
Para cambiar, observa.
Busqué ayuda y conseguí un coach, que es más bien una combinación entre psicólogo y guía espiritual, él me ha ido ayudando a encontrar la raíz de mi comportamiento para cambiar mis síntomas y mi estilo de vida tan apresurado.
Comencé por un ejercicio que me ha servido mucho, observarme y llevar una bitácora de lo que pienso y siento. Tomo nota de: ¿qué pensamientos fatalistas vienen a mi cabeza y en qué momentos? ¿qué siento cuando esto sucede? ¿cómo me hablo a mí misma? ¿qué personas y situaciones me generan más estrés? Básicamente es una introspección completa de lo que me sucede. Cada fin de semana leo lo que escribí; el hecho de hacerlo consciente me ayudó a entender patrones, y a modificar aquellos que me estaban afectando. En ocasiones consistía en cambiar un pensamiento negativo por uno positivo; otras, en entender la razón del estrés y en saber que yo elegía que esa situación me sacara de mi centro y que estaba en mí evitarlo; a veces sólo necesitaba alejarme de esas personas que me generaban ansiedad, pero lo más importante: aprendí a tenerme paciencia en este proceso de observación.
Estoy confrontando esas situaciones y personas que me generan angustia y estoy tomando decisiones importantes para deshacerme de las fuentes de ansiedad, de todo aquello que me saca de mi paz.
Tomando nuevos hábitos
Adicionalmente comencé a meditar para callar mi mente y conectar aquello que la rutina, las preocupaciones y las carreras habían desconectado. Las meditaciones que estoy haciendo son guiadas y trato de hacerlas todas las mañanas y en ocasiones por las noches.
También decidí cambiar mi alimentación. Dejé por completo los lácteos, he reducido mi ingesta de pan y de alcohol y he incrementado mi toma de agua. La verdad no ha sido fácil, soy amante de los quesos, el pan y el vino, pero al poco tiempo de llevar esta nueva rutina, mi cuerpo se ha desinflamado, tengo más energía y hasta las alergias respiratorias que padezco han desaparecido; lo que me ha motivado a mantener este estilo de vida.
Para complementar lo anterior, busqué a Sandra, mi nueva instructora de yoga, la convencí de hacerme un espacio en su saturada agenda y todos los miércoles y viernes viene a mi casa a las 7 de la mañana para introducirme a esta práctica con el propósito de hacer de esto un habito, algo que me ha llenado de energía y paz mental.
Estoy en un proceso que no ha terminado, pero al día de hoy me siento satisfecha con mi esfuerzo. Además de los cambios físicos en mi cuerpo y en mi mente derivados de la disciplina; mi mayor satisfacción es saber que me estoy tomando el tiempo de atenderme a mí y de cuidarme, y eso se siente muy bien.
y ustedes, ¿qué rituales o actividades realizan para cuidar el cuerpo y la mente?
