JONÁS Y LOS RUTEROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
La neblina en Guadalajara es un fenómeno tan exótico como peligroso, que rara vez se presenta. Lo que en un principio vimos como un pésimo presagio, lentamente se convertiría en una bendición, bloqueándonos el sol durante al menos 50 de los 250 kilómetros de nuestro recorrido de Guadalajara a León, enorme tramo de una misión que nos llevaría el día entero.
En resumen el tramo se compone de enormes e interminables secciones rectas seccionadas intermitentemente con columpios matones y rematando con la brillante ausencia de tiendas de autoservicio o de cualquier tipo.
El agua se nos terminó aproximadamente 50 km antes de llegar, empezamos a sentir el desgaste y seguíamos sufriendo ponchaduras, esta no era como las otras rodadas, estábamos acostumbrados a los cómodos 200 kms de Guadalajara-Colima con sus pendientes negativas y mentalmente creyendo que serían simplemente 50 kms más. Aquí perdimos la noción, demasiado ascenso, demasiado plano, demasiado todo.
Finalmente un letrero de caseta de cobro se asoma detrás de uno de los últimos columpios, una señal de esperanza, es bien sabido que tras una caseta de cobro siempre hay una tienda de autoservicio y no faltaría mucho para llegar a la ciudad, recargamos el agua y la comida suficiente para llegar de forma digna a la ciudad mediante un último descenso, pero debido al desgaste físico y mental, Jonás y yo nos perdimos de vista al buscar la dirección de Jessica que junto con María (dos grandes amigas que nos recibirían ahí), nos estaban esperando varias horas antes. Finalmente encontré la ubicación pero no a Jonás, hasta que gracias a una extraña casualidad, pasó frente a la casa casi de forma accidental. Al fin tiempo para comer y descansar.
Síguenos en Instagram:
📸 Adrián García
📷 La Real Ciclismo