Educación Integral de la Sexualidad hoy
Intervención en el panel «Fundamentos teóricos, legalidad y derechos de las niñas y los niños a una educación integral de la sexualidad»
Por Natividad Guerrero Borrego
Este trabajo forma parte del Dossier «Mirada interdisciplinar, transterritorial y popular al Programa de Educación Integral de la Sexualidad en Cuba»
Introducción al panel, por Yuleidys González Estrada
Waslalas se convierte en ese espacio para dialogar sobre temas relacionados con la vida y los derechos de las mujeres en la América Latina. Hoy, por segunda ocasión, la mirada se dirige a Cuba; especialmente, por los programas que ha estado impulsando en los últimos meses en aras de contribuir a relaciones de género más equitativas y justas.
El primer ciclo de debates sobre Cuba tuvo como centro el Programa Nacional para el adelanto de las Mujeres, experiencia resultado de un trabajo conjunto con el Grupo Internacional de Investigaciones de Género, Ciencia y Sociedad y la plataforma feminista de promoción cultural «La Cuarta Lucía». Participaron en el debate la Unión de Juristas de Cuba, Universidad de Cienfuegos, Universidad de Matanzas, Centro Memorial Martin Luther King Jr., Centro de Estudios de la Economía Cubana, Centro de Educación y Promoción para el Desarrollo Sostenible, Universidad de La Habana, Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales de Pinar del Río, Proyecto Cultural Casa InSurGente, Proyecto Cultural Feminista Brujas, Centro Pablo, la revista La Tizza y la Editorial de la Mujer de Cuba.
Para este ciclo que iniciamos, ha crecido la alianza con la incorporación de otras organizaciones de Cuba, Perú, Brasil y Argentina. Como pudieron apreciar en nuestro flyer, este nuevo ciclo de debates se denomina «Mirada Interdisciplinar, transterritorial y popular al Programa de Educación Integral de la sexualidad en Cuba». Desde este título, estamos anunciando que no solo será un espacio interdisciplinario, sino que también contaremos con el acompañamiento de especialistas y activistas de Cuba y América Latina.
Pero, ¿qué es el Programa para la Educación Integral de la Sexualidad? El Programa para la Educación Integral de la Sexualidad fue aprobado a partir de la Resolución 16 de 2021 de la ministra de Educación de Cuba. Este tiene el objetivo de desarrollar un proceso de educación integral de la sexualidad, sobre bases científicas pedagógicas, desde una ética de la virtud dirigida a la formación y desarrollo de conocimientos, habilidades psicosociales, valores y actitudes positivas en relación con la sexualidad como aspecto central del ser humano; desde una visión positiva de la sexualidad con enfoque de género, curso de vida y derechos sexuales y reproductivos que contribuya a la autonomía, igualdad de géneros, vínculos afectivos, salud sexual y bienestar psicosexual de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el Sistema Nacional de Educación; de desarrollar el proceso de educación integral de la sexualidad y garantizar la igualdad, justicia social y emancipación plena de las mujeres en Cuba. El mismo responde, además, a los compromisos internacionales asumidos por la Isla en relación con estos temas. Este programa constituye una herramienta de trabajo que puede y debe posibilitar la articulación de las redes y proyectos feministas, tanto con las instituciones estatales como con las organizaciones que conforman la sociedad civil.
En este primer panel estaremos dialogando sobre los fundamentos, la legalidad del Programa y los derechos de las niñas y los niños a una educación integral de la sexualidad. Para motivar el diálogo contamos con tres especialistas en estas áreas: Natividad Guerrero Borrego, psicóloga, profesora e investigadora, miembro de Socumes; Ada Alfonso Rodríguez, médica especialista en Psiquiatría, profesora e investigadora del Cenesex y vicepresidenta de Socumes; y Yamila González Ferrer, jurista, profesora e investigadora, vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba.
El encuentro constará de dos momentos esenciales: en el primero, escucharemos las exposiciones de las panelistas, quienes tendrán un máximo de 15 minutos para presentar sus ideas en torno a las temáticas que van a abordar y, posteriormente, daremos la palabra a todas las personas que deseen intervenir. Les recordamos las normas para el diálogo, que están basadas en el respeto a los criterios de todas las personas, y ese respeto implica también el respeto al tiempo; por eso necesitamos que, para que puedan intervenir todas las personas que hemos invitado y que van a entrar a este foro, seamos sintéticas en nuestras ideas, de manera tal que tengamos todos y todas la posibilidad de intervenir.
Natividad Guerrero Borrego: Para empezar, me gustaría decir que la educación integral de la sexualidad es un proceso educativo que contribuye a garantizar la salud sexual y reproductiva. En la definición de proceso educativo se encierran muchas cosas, porque un proceso es continuo, y largo… digo largo porque no solamente se trata de educar en la infancia, la adolescencia y la juventud, en estas etapas de la vida.
El hecho de que los seres humanos vivimos diferentes etapas durante el curso de la vida hace que en todo ese proceso de crecimiento ocurran transformaciones psicosociales, que interactuemos y que ocurran en nuestras vidas cambios increíbles desde que al principio somos estudiantes, y antes de ser estudiantes somos prescolares, luego nos incorporamos a alguna institución, luego nos graduamos en una universidad o nos preparamos para ocupar algún puesto, somos trabajadores, en fin…
En todos esos roles que el ser humano ocupa va a necesitar determinados conocimientos para interactuar con las otras personas de diferentes maneras y, como somos seres sexuados siempre — toda persona, en cualquier latitud, tiene por dimensión, por condición humana ser sexuada — , es sencillamente una realidad ineludible y se limite o no, se satanice o no el poder expresar la sexualidad en cualquier sociedad, es una realidad; o sea, se puede ocultar, se puede dañar, se puede prohibir, pero lo cierto es que todas las personas somos seres sexuados y esto hace que este proceso educativo sea una necesidad de todos y todas, en cualquier lugar del mundo.
Eso de poder contar con una educación integral de la sexualidad en todas las naciones, en todos los países y reforzarla sobre todo en la infancia, la adolescencia y la juventud, tiene que ver con que los argumentos, los elementos, los valores, la información, los conocimientos que se den en estas edades permitan crear una base para el comportamiento de estas personas en sus vidas futuras, en su adultez y su tercera edad también, o sea, en la vejez.
La educación integral de la sexualidad ofrece argumentos para el conocimiento del cuerpo y sus funciones, así como el autoconocimiento, el cuidado, el autocuidado de nuestro cuerpo y de los otros cuerpos. Son tantos los contenidos que encierra la sexualidad por la amplitud que tiene en cuanto a esta dimensión de ser una condición de la personalidad del ser humano, que no podemos limitarla, ni pensar en una sola arista. Es cierto que a veces, o en estos tiempos, hay una amplia discusión en cuanto a la diversidad sexual; pero es que cuando hablamos de educación integral de la sexualidad hablamos de mucho más, cuestiones importantes para el ser humano que no son exactamente las relacionadas con la diversidad sexual, pero estas, por supuesto, también son importantes.
Hablar de género claro que es importante, porque en el mundo está prácticamente, si no dividido, está clasificado, o se identifica mucho el ser hombre, el ser mujer y, sobre esta base, existe todo un poderío económico importante, más bien masculino, que pone y que ubica a las mujeres en una situación de desventaja, en una situación de desigualdad en muchas latitudes.
En otras, donde no es tan así, como en nuestro país, por ejemplo, se han encontrado oídos receptivos, hombres que han acompañado el proceso revolucionario, muchos han entendido la necesidad de la igualdad, la necesidad de que las mujeres también compartan la vida, la formación y el proceso revolucionario como tal y acompañen y participen con la misma energía y fuerza que los hombres en el proceso más importante de transformación social. Así que, existiendo al menos en Cuba hombres y mujeres más menos en la misma proporción, es importante para todos los procesos que asume el país — todos los procesos sociales y todos los procesos socioeconómicos — , que las mujeres estén con una participación protagónica.
No obstante, es importante, pero no es aún suficiente. Hay muchas mujeres que todavía están pensando y considerando que les toca siempre estar subordinadas al hombre; por eso claro que hay que preparar a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, para que en su vida adulta estas ideas que todavía existen en algunas personas puedan variar con el tiempo. Es tan fuerte que no lo hemos logrado. Creo que la sexualidad se ha satanizado desde hace mucho, desde hace muchos siglos y se han naturalizado muchas maneras de existir que no favorecen que las mujeres puedan ser libres y que realmente, desde el punto de vista de la igualdad de los sexos, se puedan eliminar desigualdades en este sentido. La mujer, a pesar de las luchas, todavía tiene mucho que hacer y existen muchas cuestiones que resolver.
Entonces, no hay que limitar la sexualidad, la educación integral de la sexualidad, a cuestiones solo relacionadas con género, o solo relacionadas con la diversidad sexual, es mucho más, y estas — insisto — también hay que pensarlas y resolverlas.
Por otra parte, la educación integral de la sexualidad brinda reflexiones en torno a la protección y la autoprotección del organismo humano. Hay mucho que aprender de cómo cuidar que nuestra vida transcurra mucho más saludable en función no solo de nuestro cuerpo, sino también de nuestra mente; en cuanto somos responsables y partícipes de esta salud que sería imposible si cada una de las personas no tomara parte en el asunto, es decir, en su autocuidado y también en el cuidado de otros cuando de relaciones de pareja se trata, inclusive relaciones familiares.
Asimismo, se llama la atención acerca de los límites y las interrelaciones entre las personas que, desde muy temprano, se puedan identificar con aquellos comportamientos lascivos. Siempre en asuntos de protección estamos pensando en que es importante el hecho — porque la vida lo ha demostrado, y los malestares y las dificultades que las personas plantean cuando buscan ayuda — de que a veces no se dan cuenta de cuándo un comportamiento es lascivo, cuándo alguien está haciéndole daño a otro, por ejemplo, a los niños cuando se le acercan adultos que buscan un placer sexual a partir de un tocamiento o a partir de un intercambio con un niño; una persona que a veces ellos coartan o sencillamente les dicen: «si se lo dices a alguien…» y a veces intimidan a los niños. Hay muchos niños, o hay algunos niños a los que les suceden estas cosas y que no encuentran salida, no saben cómo resolver este malestar.
La educación integral de la sexualidad contribuye a ver el intercambio sexual y la sexualidad como naturales y esto es bien importante, porque hay personas que van creciendo con determinados dogmas, ponen determinadas limitaciones y van cercenando el disfrute placentero que muestra la sexualidad en sentido general, o el comportamiento sexual lo muestra y a veces no disfruta de determinados intercambios que se pueden dar en las relaciones de pareja porque sienten miedo, sienten vergüenza, como si estuvieran haciendo algo malo; o sea, se limita el erotismo, se limita el placer y no se disfruta cuando hay alguien que cree que está haciendo algo pecaminoso. Mostrar la sexualidad como algo pecaminoso limita también la vida de las personas, el disfrute de las personas.
Por otra parte, la educación integral de la sexualidad coloca los contenidos cuidadosamente de acuerdo a las edades y a las etapas, o sea, no es que festinadamente se hable de cualquier cosa, de cualquier situación sexual o de respuesta sexual en cualquier edad, sino que hay — está demostrado científicamente — grupos de contenidos que se asimilan a determinadas edades y otros se van incorporando en la medida en que el niño se convierte en adolescente, en joven, de acuerdo a su desarrollo físico y también, por supuesto, mental.
Estimula, por supuesto, el derecho a la información, al conocimiento de todos los derechos que en este sentido tienen las personas, les muestra la vida y da argumentos para que se puedan tomar decisiones en un momento determinado.
Es el caso de las muchachas y los muchachos que pueden iniciar su vida sexual tempranamente — que ojalá no fuera así — . Quien inicia sus relaciones sexuales, inclusive quien se casa tempranamente, luego puede quedar embarazada y no tener planificado para nada, no querer un niño, no se sienten preparados para tener un hijo, y esto también se convierte en un problema. En la medida en que hay una preparación, las personas también pueden protegerse para que justamente, si no quieren tener embarazos, pues no los tengan; y, por otra parte, comenzar la vida sexual cuando estemos en condiciones de asumir las consecuencias. Esto tiene que ser con conocimientos. Las personas que no tienen información difícilmente podrán decidir lo que quieren y desean hacer en determinado momento, y no son libres; las personas sin información, sin conocimientos, sin preparación, no son personas libres, porque no son personas que pueden tomar decisiones por sí mismas. Generalmente, las toman a partir de lo que alguien les está diciendo, a veces alguien a quien se subordina, y entonces puede actuar por lo que dice otro. Estamos pensando en una adolescente que asume que tiene que «obedecer» a su pareja «porque es el hombre», es quien la mantiene, en fin. Hay un grupo de elementos que no funcionan bien, sobre todo cuando no se tiene seguridad, cuando no se tiene conocimiento y, justamente, es cuando no hay una responsabilidad sobre sí mismo, sobre lo que hago y sobre lo que comparto con otras personas. Cuando no hay seguridad, cuando no hay información, cuando no hay conocimiento, cuando fallan todos estos elementos, entonces hay otros conflictos en el curso de la vida y tener que asumir otras tareas más complejas como es la maternidad y la paternidad sin que se desee.
Cuando hablamos de educación integral de la sexualidad estamos pensando en todas las personas, en todos y todas. No se trata de dividirnos en creyentes y no creyentes, de una ideología o de otra, se trata de ofrecer argumentos a todos y a todas para que se sientan incluidos y encuentren respuestas dentro del margen de lo normado a todas las situaciones que puedan tener en un momento determinado, a sus malestares y a los problemas; puedan encontrar una solución, puedan encontrar una respuesta dada por especialistas, científicos o científicas: un jurista o una jurista, un psicólogo o una psicóloga, un psiquiatra o una psiquiatra, un educador o una educadora, en fin, encontrar respuestas a todas las situaciones que en un momento determinado se puedan presentar.
Claro que los medios de comunicación masiva constituyen una alternativa para enseñar, educar y compartir puntos de vista y conocimientos con sus interlocutores; muchos programas son interactivos, otros no tanto, pero las personas pueden escribir, pueden tener un diálogo de alguna manera con quienes conducen los programas. Los medios de comunicación contribuyen a tener argumentos, también, que puedan ayudarnos en un momento determinado a decidir.
Por otra parte, no se protege a la infancia limitándola en su formación. Creo que lo preciso y lo necesario — y no es con dogmas, justamente — , es que haya información científica para todos y todas en torno a la sexualidad. Considero que hay que educar integralmente sobre la sexualidad para poder cuidarnos, protegernos, tomar decisiones, ser libres y disfrutar de esta dimensión humana que todas y todos tenemos, que todas y todos vivimos, que todas y todos disfrutamos de alguna manera. Creo que limitarla — como se ha hecho históricamente — de una forma o de otra, excluir a alguien que pueda sentir malestar por alguna interacción social que le preocupe, donde se sienta discriminado o discriminada, donde se sienta excluido o excluida, donde sienta que no encuentra apoyo, no es bueno. Creo que se trata de algo que nos pertenece, que nos incumbe a todas y todos.
Sí, hay que incluir la educación sexual, eso es para mí una realidad incuestionable. Hay asuntos en la sexualidad que no tienen explicación científica, pero que hay consensos, y que además sí hay un grupo de argumentos, desde el punto de vista científico, que nos pueden dar la brújula de por dónde conducirnos. En ese sentido, profundizar, estudiar y llegar a conclusiones que puedan facilitársele a otros y otras desde los medios, desde la propia escuela, desde la propia familia, contribuye con la intención de que se viva una vida sexual placentera, pero también mucho más saludable.
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