«Solo me da intriga si tendré que admirar todo esto tras las rejas»

Por Rosa Luxemburgo

La Tizza
La Tizza Cuba
6 min readMar 5, 2024

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Ilustración: Kael Abello / Utopix.cc

Al cumplirse 153 años del nacimiento de Rosa Luxemburgo, figura central dentro de la tradición marxista y el movimiento revolucionario comunista, La Tizza se acerca a una de las facetas menos conocidas de la luchadora internacionalista, de origen polaco. Lo hacemos con la publicación de esta carta a Clara Zetkin, tomada del libro Vivo más feliz en la tormenta. Cartas de Rosa Luxemburgo a amigas y compañeras publicado por Rara Avis Editorial en 2021.

A Clara Zetkin

[Breslavia,] 24 de noviembre de 1917

¡Mi queridísima Klara!

Te escribo gracias a una oportunidad, así que en tu próxima carta no hagas referencia a esta.

Muchas gracias por tus dos extensas cartas, que recibí al mismo tiempo, dado que el paquete demoró diez días. Ya te escribí brevemente que el 9 ya me había llegado la noticia sobre Hannes. Gerlach, que me escribe de tanto en tanto, me la mandó enseguida, por lo que le estuve muy agradecida. No tiene sentido perder palabras sobre esto.

Me hizo muy bien que Maxim [Zetkin] haya sentido tan profundamente la muerte de H. Pregúntale en tu carta si se acuerda de aquella despedida en mi casa, en el balcón, el 2 de agosto de 1914, cuando Hannes aseguraba como un niño con lágrimas en los ojos que no quería y no podía ir a la guerra, que no lo soportaría y también que tenía la sensación de que no volvería, y cómo yo tuve que consolarlo como a un niño pequeño. Maxim sonreía a su manera silenciosa, pero también tenía, creo, lágrimas en los ojos. Ese día los acompañé a los dos por el campo hasta muy adentro. Volví a ver a H. otra vez en 1916 en Berlín, y luego vino a verme a Wronke.

Espero que te recuperes también de salud, ya que estás tan feliz con tu visita. Pronto será año nuevo, y después de eso ya se puede empezar a esperar la primavera que te llevará de nuevo afuera, al jardín. Yo estoy manteniendo un jardín de invierno a escala chiquita. Toda la gente me inunda tanto de flores y macetas que tengo un vivero entero en la celda y paso no poco tiempo regando todo este pueblo por las mañanas y rociándolo con agua. Entre otras cosas, hice florecer una fucsia por segunda vez en octubre y obtuve también frutos mediante cuidadosa polinización de las flores. Nunca los había visto, ya que la gente suele cortar las flores marchitas sin pensar, y así nunca llegan a desarrollar el fruto. De modo que me interesaba mucho ver lo que sale de ahí. Es un frutito rojo, carnoso, del tamaño de una avellana, con muchas semillas grises adentro. Dicho sea de paso, la fucsia pertenece a la misma familia que el epilobio. Ahora polinicé una lila en flor blanca y grande, vamos a ver qué fruto sale de ahí.

De animales solo tengo palomas acá, que alimento y que me acosan por las mañanas de todos lados, ni bien me asomo a la puerta del patio.

¿Te devolvieron el Oblómov,[1] que te hice enviar hace un mes? Quería mandarlo certificado, pero el correo no acepta envíos certificados por acá. Discúlpame, no pude leerlo más allá de la página 25. En tiempos anteriores, lo leí una vez en ruso y me entusiasmó mucho. Ahora me pareció tan insoportablemente disperso y sin color, y, sobre todas las cosas, ya empieza en la primera página a presentarse como un tipo tan acabado y llevado al extremo, que no sé qué otras cosas podría tener para ofrecer; cualquier desarrollo, y con ello cualquier interés, ya quedan obstruidos. Así que muchas gracias, pero me resultó imposible.

Ahora recibí, entre otras cosas, un librito, Fremdenlegionär Kirsch de Hans Paasche,[2] que me interesa solamente por su autor. No sé si sabes algo de él. Hans P. es el hijo del anterior vicepresidente del parlamento,[3] hace poco se casó con la hija del primer alcalde de Poznan, Witting (el hermano de Harden), y ambos hicieron su viaje de luna de miel a las nacientes del Nilo, donde la mujer, que habla perfectamente suaheli, soportó todas las fatigas. Escribieron un libro después (del que leí un fragmento en el Berliner Tageblatt) en el que escriben tan humana y libremente sobre los negros que el libro fue confiscado de inmediato y reducido a pasta de papel. Hannes quería conseguírmelo, pero ya no lo pudo encontrar. Ahora arrestaron al mismo H. Paasche; por lo que decían, ¡por un panfleto en el que parece haber llamado a las mujeres del sector de la producción de armamento a una huelga general! Lo cierto es que se encuentra en prisión preventiva. ¿No es maravilloso que de repente uno descubra otras personas, hombres, y en círculos en los que uno menos se los esperaba? Vea también, por ejemplo, qué bien que se defiende Th. Wolf en el Berliner Tageblatt, sobre todo si se lo compara con el Vorwärts.

La batalla de los ratones y las ranas entre los «independientes» y los hombres como Scheidemann me da náuseas. Realmente, ya no estoy en condiciones de leer los reportes triunfales de los sermones itinerantes de Vogtherr, Geyer y Dittmann, y más cuando me imagino a estos personajes. Qué lamentable y ridículo cómo se comportaron además en el escándalo de Michaelis (por los hombres de Wilhelmshaven).[4] Fue para llorar.

Bueno, que a todos se los lleve el diablo. A pesar de todo eso, guardo buen ánimo respecto de la situación general, porque ahora tengo la convicción de que al cabo de algunos años serán inevitables grandes cambios en Europa, especialmente si la guerra se alarga mucho, y eso es más que probable.

Las cosas en Rusia son de una dimensión y tragedia maravillosas. Por supuesto, la gente de Lenin tampoco puede con este caos inextricable, pero su avance, por sí solo, ya es un hecho histórico en el mundo y un verdadero «hito», a diferencia del habitual «hito» del bienaventurado Paulus [Singer] al final de cada congreso infame y mugriento como la mierda del partido alemán. Estoy segura de que los nobles proletarios alemanes, al igual que los franceses e ingleses, por ahora dejarán desangrarse a los rusos tranquilamente. Pero en algunos años, por doquier, debe cambiar el rumbo, no hay cobardía ni debilidad que valgan. Por lo demás, ahora me tomo todas estas cosas con calma y alegría. Cuanto más toma dimensiones gigantescas y una duración constante la bancarrota general, tanto más se convierte en un fenómeno elemental frente al que los estándares morales están completamente fuera de lugar. Indignarse con toda una humanidad es ridículo, hay que estudiar y observar las cosas con la tranquilidad de un naturalista. Tengo la firme sensación de que el desarrollo ahora se dirige hacia cambios de rumbo decisivos. Solo me da intriga si tendré que admirar todo esto tras las rejas.

Tu «suplemento de mujeres», por supuesto, lo leo con mucha regularidad. Me da mucha pena la pobre Berta [Thalheimer], pero recibí de su parte algunas líneas vivas y valientes. No sé si recibió mi respuesta.

Margarete Wengels me escribe cartas muy amables. Qué lástima lo de su hijo, que fue mi alumno. Westmeyer[5] es una gran pérdida. Siempre pensé que tomaría un papel protagónico en los grandes tiempos.

Te abrazo muchas veces.

Tuya

R.

Por favor, solamente dirígete a: comandancia sección II d, Breslavia, en la calle Karl.

(No me mandes más mermelada, lamentablemente me cae mal. Muchísimas gracias por las manzanas).

Notas:

[1] Existe edición en español: Iván A. Goncharov, Oblómov, Barcelona, Alba, 1999.

[2] Hans Paasche, Fremdenlegionär Kirsch [Legionario Kirsch], Berlín, August Scherl, 1916.

[3] Hermann Paasche.

[4] Se refiere a la posición del Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, que se distanció del levantamiento de los marineros cuando el canciller del Imperio Alemán Georg Michaelis lo acusó de poner en peligro la monarquía por apoyar a movimientos revolucionarios.

[5] Friedrich Westmeyer había fallecido el 14 de noviembre de 1917 en un hospital militar en Francia.

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