Comunismo andino, África y la ciencia

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6 min readNov 11, 2019

Se comparte este debate que tuvo como escenario original la red social Facebook, por las ideas que puede aportar.

Andrés R. Rodríguez: Prof. García. Creo que su manual de cómo tratar un gringo es útil como forma de permitirle a Ud. direccionar sus energías nerviosas y entretenerse un rato. Otra utilidad no creo tenga. Ud pretende comparar la estructura de una sociedad muy compleja y evolucionada (EEUU) con la grupos humanos que no han querido o sabido evolucionar (América Latina). Compara un elefante con una esponja. Tendría que vivir muchos años en los dos lugares para entenderme. Su comparación es improcedente.
Por otro lado, pretender que hay un gringo único o un cubano único es de un simplismo atroz. Pero dividirlos en blancos latinos y negros es simplista y además racista. Su error, no es suyo personal. Es de su profesión, que quiere descifrar lo humano de la sociedad, cuando la clave esta en la individualidad. Eso los sociólogos jamás lo aceptaran porque implicaría dejar atrás ínfulas de ciencia, y eso de ser doctor es bien elegante. Aunque la incapacidad de la sociología de aceptar sus limitaciones ha costado millones de vidas humanas.

Ramón García Guerra: Andrés, hallo que su posición da motivo para una reflexión más a fondo de la cuestión que Ud. considera.
Empiezo por darle la razón en dos puntos: 1) EEUU es una sociedad compleja, y 2) hay mucho sociologismo en la Academia.
Como soy un partidario del socialismo andino de Mariátegui y del socialismo africano de Nyérere, siempre me ha apasionado la tradición comunitaria de la sociedad norteamericana.
Luego, me inquieta e investigo, ¿cómo él capital ha logrado reciclar o neutralizar esa tradición?
Desde el punto de las estructuras de poder, todo es tan simple como eficaz en términos de sistema de dominación política de la sociedad.
Advierto que, por convicción, pienso en cómo subvertir la totalidad del orden existente… todo el tiempo.
Hallo que esto puede ser peor.
Confieso que el post se refiere a la posibilidad de dialogar (y lo creo cierta) con lo peor de esa sociedad.
Con el resto de esa sociedad es y ha sido fácil por más de dos siglos.
Pienso en el jazz ahora.
Advierto que mucho de la cultura norteamericana hoy está entre nosotros.
“Cógele la vuelta al sistema”… Esto es puro pragmatismo. Atributo de la cultura norteamericana.
¿Qué nos dejó en beneficio la cultura rusa?
En fin, el mar…
Pero hay un punto que motiva otra reflexión que creo decisiva.
Hablo del individuo y la masa.
La crisis económica de los 90s fue antes la crisis política de los 80s en Cuba.
Proceso de rectificación mediante.
Precisamente, el fondo de esa crisis se refiere al conflicto entre un modelo de Estado político basado en un hombre-masa y el hombre-individuo que habitaba la sociedad.
(El dilema de hoy es entre una sociedad digital y un Estado analógico.)
Pero se habla de EEUU, no de Cuba.
Durante los últimos cinco siglos Occidente ha experimentado un proceso de individuación que ha sido regentado por el capitalismo.
Incluso, creo que los déficits de las sociedades modernas que han resultado de ese proceso se deben a un individualismo que aísla al individuo y deshace a la sociedad.
Los sistemas de democracia en Occidente son democracias de mayorías en base a partidos políticos.
Los estudios de antropología política que he realizado en África me demuestran que las democracias de consensos y sin partidos políticos son muy superiores.
Así que terminó por darle la razón. Nada es tan simple. Y de la mitad de lo dicho, ni se entera la Academia.

Andrés R. Rodríguez: Sr., las masas humanas eran o tendían al igualitarismo, hasta que se vino abajo el feudalismo y comenzó en el Norte de Europa la muy mal llamada revolución industrial. A partir de ahí, el individuo superior tuvo métodos para evitar que la masa (inercial, envidiosa, ciega) lo eliminara. La ciencia. Los buenistas repartidores generalmente de formación humanista, olvidan que para repartir primero hay que crear.
En cuanto al comunismo primitivo andino, pretenderle alguna vigencia es olvidar su extrema crueldad y que se basaba en una situación local, los pisos climáticos y la papa. Inaplicable en otro momento y contexto. África, por su parte, permanece en un tribalismo primitivo y suicida.

Ramón García Guerra: Andrés, debo de precisar algunas ideas al respecto de lo dicho antes.
Advierto, de inicio, que la idea de reeditar el comunismo andino o el africano no es obra ni de Mariátegui ni de Nyérere.
Incluso, el ideal socialista de estos marxistas ha sido actualizado por una nueva hornada de jóvenes revolucionarios en ambos Continentes.
Así que ese “regreso a los orígenes” no lo veo viable.
Luego, hay mucho prejuicio acumulado en relación con África.
La imagen que nos hacemos de África nos las venden las ONG y Discovery Chanel, según el guion del gran capital.
Los mercados de las materias primas son controlados por mafias internacionales que tienen a África entre cadenas.
Incluso, aún bajo el efecto de la crisis de los comodities, crece al 4.6% la economía de la región, la pobreza se reduce al 34% y las clases medias (33%) se convierten en un actor decisivo que impulsa la democratización del Continente.
Los conflictos internos se han desplomado y el ideal panafricanista se ha renovado.
La Unión Africana aprobó un Programa de Renacimiento de África, precisamente, basado en las ideas de los padres fundadores de las naciones postcoloniales.
Créame que África, amigo, no es lo que Ud. imagina.
Sucede que la precariedad de los africanos no es razón suficiente para negar las virtudes de sus pueblos.
Como antropólogo cultural, digo digo: el sentido de comunidad del africano es tan fuerte como el sentido de maternidad en las mujeres.
Estoy por construir un gran complejo agro-industrial en el Distrito de Bonthe, Sierra Leona, basado en la cogestión obrera de la industria y en la autogestión comunitaria del proyecto.
Consecuente con mis ideales, que coincide con el Programa de Renacimiento de África de la Unión Africana, digo que la economía social africana es muy superior a la economía de mercado.
Demostraré esa tesis con este proyecto.
Ahora, no niego que el proceso de individuación que siguió Occidente en los últimos cinco siglos ha contribuido a aumentar la autonomía de las sociedades y a impulsar la realización de las personas.
Sólo digo que hay otros procesos de individuación que han sucedido en otras partes del mundo, que han sido tan relevantes y meritorios como el acaecido en Occidente.
Sugiero que preste atención a la filosofía Ubuntu y el concepto de persona que nos propone.
Ernesto Sábato decía, que la sociedad ideal no se construirá con individuos, sino con personas.
Ahora doy gracias a Ud., que motiva estas reflexiones.

Andrés R. Rodríguez: Los científicos toman datos de la realidad, les aplican métodos estadísticos, y generan leyes. Los sociólogos y filósofos, dejan su imaginación dar un poco de vueltas, pretenden haber descubierto leyes y les ponen nombres atractivos a la masa (lucha de clases, plusvalía, capitalismo) y luego como grupo imponen esas ideas a la sociedad. Y agarran los micrófonos y nadie mas puede hablar. Destruyen lo que la ciencia construye. Es hora de sacar estos señores de sus torre de marfil. Las sociedades son concertación, no fatalismos ni gregarismo.
Puede que sectores sociales deseen poner sus bienes en colectivo, y funcione (kibutz, amish). Pretender que esa sea la regla y no la excepción, es intelectualmente una arrogancia. Legalmente, genocidio. Veremos lo que esta pasando en Chile. No me parece que unos encapuchados estén abriendo las grandes alamedas.

Ramón García Guerra: Andrés, cierto, nada más fantasioso que la aritmética.
Cornelius Castoriadis hizo una análisis magistral sobre el subjetivismo que se haya contenido en las matemáticas.
Sucede lo mismo con las ciencias sociales, que se parecen mucho a su tiempo.
Confieso que nunca me he fiado del todo de esa racionalización de la vida que se inicia con René Descartes.
Otra cosa es que no nos convenga lo que nos dicen. Pero hay siempre una solución para todo.
Pienso en el poeta Nicanor Parra en este instante.
“Dicen que la palabra capitalismo es fea y no conviene a la poesía. // Peor sería decir plusvalía”.
Todavía nos queda la posibilidad de jugar con las palabras.
Pero es que el lenguaje es una trampa.
Definitivamente, la solución no puede ser el nihilismo.
Tampoco creo que la solución sea decir que lo que existe es lo que debiera de existir.
Adoptar esa actitud sería negarse al cambio.
Personalmente, hallo una salida en la resemantización de la cultura, o como decía el Ché Guevara: “otorgar a categorías viejas, valores nuevos”.
Dotemos de un sentido-otro a las palabras. Alteremos sus significados…
Mientras tanto, vamos a construir otro lenguaje, otra racionalidad; dignas del ser humano.
Porque esta, que nos considera una cosa que puede ser negociada en el mercado o utiliza en la política, es infame.

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