Comunismo es autogobierno de la sociedad

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11 min readJun 17, 2020

Comunismo no es una estación de llegada o una línea en el horizonte. Comunismo es autogobierno de la sociedad.

Ramón García Guerra nos comparte una selección de un debate realizado en el muro de Facebook de Michel E. Torres Corona que, por los argumentos que en él aparecen, merece ser compartido.

Michel E. Torres Corona . El amigo Facebook me recuerda una frase de Fidel que compartiera en mi muro hace dos años, dicha por él un 6 de junio de 1971. Aún conserva plena vigencia:

Hoy la modalidad es combatir a la Revolución desde posiciones comunistas, desde posiciones socialistas, desde posiciones marxistas, desde posiciones de izquierda. Ya no es el argumento liberal. Ya no es el argumento burgués. Eso está demasiado desacreditado. Eso está demasiado desprestigiado ante las masas (…)

Cuando se critica a la Revolución cubana por no ser “lo suficientemente radical”, o no ser “socialista” o “democrática”, se asume una ideología ajena al discurso clásico de la burguesía y el gran capital; se imita con fines tácticos un léxico que mezcla lo mejor de la retórica revolucionaria, el ademán jacobino y la arrogancia tribuna de los situacionistas. Fines tácticos que, independientemente del carácter, tono, o detalles del discurso, se alinea con los intereses de las clases empoderadas a nivel global. Y, lo que es peor, a veces se hace con las mejores intenciones.

Lo genuino de la postura marxista, de la postura revolucionaria, sigue estando en la conducta, más que en el discurso. La práctica sigue siendo el mejor criterio para la verdad.

Ramón García Guerra. Advierto que la cita fue sacada de contexto.

Esta es la fecha (1971) del caso Padilla, de la ruptura con los intelectuales de izquierda que habían acompañado a la Revolución en los 60', del Congreso de Educación y Cultura. Hablo de la era soviética en Cuba. Sucede con esa frase como con aquella de Marx: la religión era el opio de los pueblos. El de esa izquierda era un producto de la revolución cultural de los Mayo del 68.

Después de cinco décadas esa izquierda se coloca en otro momento de la espiral del desarrollo. Este es el caso de los Millennials en el siglo XXI. Durante las últimas tres décadas en Cuba ha emergido una nueva sensibilidad de época, e incluso, una nueva dramaturgia social en nuestra sociedad. Cuba hoy es una sociedad abierta al mundo. “Sobremoderna”, diría Marc Augé.

El dilema de la sociedad política en Cuba a fines de los 80' se basaba en el conflicto entre un hombre-masa (institución) y un hombre-individuo, para hablar en los términos de Gramsci.

El dilema de la sociedad política en Cuba hoy se reduce al conflicto entre una sociedad digital y un Estado analógico, que se expresa en la obsolescencia del orden institucional.

La reforma a la Constitución trató de ser la solución. Conviene a esta altura releer el último artículo de Alina Bárbara López Hernández -que publicó en LJC- en clave socialista libertaria.

Algo que implica una vuelta al Che Guevara de El socialismo y el hombre en Cuba. Calificar a un sector de la izquierda de simuladora al servicio del Imperio, dicho levemente, resulta una canallada.

Como dice Alina en su artículo, los que actúan de esa manera son apenas asalariados dóciles que viven al amparo del presupuesto del Estado ejerciendo una libertad entre comillas -citando al Che Guevara.

Luego, son ellos los que simulan ser de izquierdas, son ellos los que bloquean la creatividad del pueblo, son ellos los que obstruyen la actualización del socialismo en Cuba…

Estos son en verdad los enemigos de la revolución.

Michel E. Torres Corona: Ramón, yo no saqué nada de contexto. Cito una frase de Fidel y expongo la fecha en que fue pronunciada. Y luego expongo mis consideraciones. Solo eso.

Al Che le daría mucha gracia que lo citaran para atacar a la Revolución.

Ramón García Guerra: Michel, la letra mata; mata el espíritu del texto.

Entienda eso y quizá después logre advertir que soy más revolucionario que Ud. tres vidas y un mundo.

Luego, ¿qué sabrá Ud. del Che Guevara?

Michel E. Torres Corona: Ramón, esto no es una competencia para ver quién es más revolucionario. Lo dijo el presidente: se o no se es. Allá usted con su conciencia y con su simpática manera de enaltecer sus cualidades revolucionarias.

Y sí, sé perfectamente quién es el Che Guevara. Trabajó con mi abuelo y con Regino Boti, y solía venir a la casa donde vivo. No lo conocí en vida, obviamente, pero huelga decir que he leído y oído mucho sobre él.

Saludos.

Ramón García Guerra: Michel, ese sería un tema de discusión: el Che y el socialismo en Cuba hoy.

Sugiero abrir la discusión por la carta-ensayo del Che antes citada.

  1. ¿Quién es el sujeto de la revolución?
  2. ¿Qué tipo de institucionalidad es propia de la revolución?
  3. Vigencia de la ley del valor en la transición.
  4. La ética del cuadro de la revolución.
  5. ¿Cuál es el lugar de la crítica en el proceso de cambios?
  6. ¿Qué es la libertad de creación?
  7. La relación de los intelectuales con la revolución.

Hablemos del Che Guevara y de estos temas en clave de actualidad.

Alina Bárbara López Hernández: Fidel dijo muchas cosas interesantísimas también en el discurso del 13 de marzo de 1966, pero ese nunca lo citan… bueno, no en Granma, Cubadebate, etc. Si lo necesitan lo tengo y con gusto se los envío.

Saludos.

Eddy Garaicoa Manso: Ramón, pero por favor, ¿qué tiene que ver el caso Heberto Padilla con esa ruptura? ¿Leyó Coincidencias y disidencias de Lisandro Otero? Está detallado todo. ¿Qué tiene que ver eso con una “ruptura con intelectuales de izquierda”?

Ramón García Guerra: También hay varios libros de Norberto Fuentes -por mencionar a otro- que se refieren al asunto.

Iríamos tomando notas, de “Condenados de Condado” a El último santuario: una novela de campaña.

Eddy Garaicoa Manso: Por cierto, el artículo de Alina adolece de graves falencias. La principal y visible para todos es que no mencionan algo vital cuando se analiza en Cuba lo socioeconómico de modo profundo, y es el cerco económico, financiero y comercial, la genocida política de USA hacia Cuba. No se menciona ni de pasada.

Michel E. Torres Corona: Para mí un comunista que juega a ser más radical que un revolucionario de verdad (no en teoría) no dirá nada que valga la pena escuchar… Mariátegui decía del trotskismo que entendía de un fundamentalismo teórico que nunca lograban materializar. Y de eso hay mucho, dentro y fuera de lo que se puede encasillar como “trotskismo”.

Ramón García Guerra: Eddy, está el análisis que hace Eduardo Galeano en su libro Patas arriba: la escuela del mundo al revés, dónde se refiere a Cuba y la formación de un Estado policíaco y una sociedad cuartelaria, a partir del diferendo con Estados Unidos.

Debes revisitar ese texto.

Luego, son los “becarios dóciles” de que hablaba el Che, -muchos de ellos marxistas que no se leyeron a Marx- quienes hoy hacen de lebreles del status quo en Cuba y obstruyen el cambio revolucionario de la sociedad.

Finalmente, ocurre que la política acaba por bloquear al proyecto.

Comunismo es ser-en-común, hacer comunidad. Comunismo no es una estación de llegada o una línea en el horizonte. Comunismo es autogobierno de la sociedad.

Entonces, ¿la política del Estado cubano es comunista?

La respuesta es no, ni siquiera es socialista. El proyecto-país del Estado cubano es neodesarrollista; pretende llegar al Primer Mundo por un atajo sin cuestionarse las bases del sistema-mundo capitalista colonial-patriarcal.

Eddy Garaicoa Manso: Ramón, el libro de Galeano lo tengo leído más de una vez. Pero no sé qué interpretación le da Ud. En última instancia se culpa a USA de lo que tuvo que estructurar el país internamente. Ahora se lo envío.

Ahí está el análisis de Galeano. Soy su fan, tengo todos sus libros. Pero no es la voz de Dios.

Ramón García Guerra: Eddy, dice Ud. lo justo, no es la voz de Dios.

Voy al caso.

Galeano habla del asedio imperialista que crea una reacción defensiva al interior de la sociedad. Esa es su tesis. Sucedió eso con la primera revolución de América, la de Toussaint L’Overture en Haití. La cuestión es que pido sea otra la “respuesta”. Hacer de esa política de agresión un motivo en la democratización del tejido de la sociedad. Los déficits democráticos de la Revolución se advierten en la economía y en la vida cotidiana.

Desde una visión leninista se entiende que una revolución vale tanto como se sepa defender. Pero ¿fue la NEP un acto de defensa, tal como lo veía Lenin? Pienso en este instante en Chávez, no en el chavismo, como alternativa. Personalmente, conocí en Casa de las Américas a Galeano, siendo yo miembro del Consejo de Dirección de esa institución. Significa que gocé de una intimidad que me permitió ver el sentido profundo del pensamiento que se considera en esta ocasión. Entonces, toda la responsabilidad es nuestra.

Escribí un artículo en octubre de 2007, donde contabilicé el impacto del bloqueo en comparación con los costes de nuestras fallas y errores políticos. Después, en 2012, definí esto último como “bloqueo interno”. Créame, amigo, la solución es reformatear el sistema. Reinventarnos, como personas y como sociedad. Debemos deshacernos de los abyectos, desde la nomenclatura del Partido hasta de no pocos miembros del Poder Popular. Esos abyectos “becarios dóciles” de que hablo el Che.

Eddy Garaicoa Manso: Ramón, con mayor respeto, hace Ud. generalizaciones demasiado rotundas sobre “ abyectos” y demás.

Habrá que deshacerse de lo que sea innecesario cuando sea necesario, cuando el momento indique. Con nombres y apellidos, lo otro son especulaciones vacías. Eso de “reformatear” a nivel teórico es fácil.

La pregunta es: ¿dónde está el manual de “reformatear” revoluciones? Nadie lo tiene, pues el mismo Galeano señaló que fuimos y somos lo que nos permite el castigo en que estamos inmersos desde que decidimos ser lo que somos. Por tanto, lo otro es literatura.

Saludos.

Ramón García Guerra: Quien nos hizo la pregunta, Eddy, de por qué aceptar que lo que existe es lo que debe de existir, fue Fernando Martínez Heredia, -y no Eduardo Galeano- que lo hizo hablando del límite de lo posible y del Che Guevara.

Galeano habló de la maldición que implica el ser importante. Exactamente dijo: “…qué importante es no ser importante”. Sobre esa lógica baso cierta dialéctica de la Historia. Sobre lo que dices, acerca de cambiar lo que debe ser cambiado, advierto que, si de revolución se trata, la fórmula no está en manuales.

Para una “actualización del socialismo” en Cuba -idea que introduje en el discurso político en Cuba (2007)-, desde la circunstancia actual, según la visión socialista libertaria que asumo, debemos dar un giro comunitario radical a la sociedad; esto es, dotar de sentido de comunidad cada rincón y cada momento de la sociedad real existente.

Dando un primer paso en esa dirección, basta con instituir la cogestión obrera de las empresas, el control popular de la gestión de gobierno y la autogestión de la comunidad. Podríamos, incluso, discutir la conveniencia de adoptar un modelo de sociedad abierta a escala humana de bajo impacto ecológico.

Pero, como dicen los carniceros en Méjico, vamos por partes.

Suficiente con decir que, en este punto, se abrazan las visiones de Martí y de Marx en relación a un cambio revolucionario de la sociedad.

Hablo del Martí que aspira a lograr “ese estado apetecible en donde cada hombre se conoce y se ejerce” y de aquel Marx que apuesta por “el rescate por el hombre de su verdadera condición humana”. Desde luego, esto es literatura si se olvida que “todo hombre -decía un poeta nuestro americano- lleva la estatura de sus sueños”.

Veamos cómo es posible que lo peor del sistema empresarial estatal hoy existente en Cuba, se puede convertir en interface de un modelo de asociación de lo público y lo privado, donde el Estado-administrador de la economía se transforma en Estado-servidor de la sociedad. Luego, en esta fórmula se hallan algunas de las respuestas a las preguntas que presenté a Michel como agenda de debate.

Este es el tipo de economía mixta, con anclaje en la comunidad, que de modo espontáneo se ha ido estableciendo en Cuba en las últimas dos décadas sin participación del Estado en la misma.

Eddy Garaicoa Manso: Ramón, ahí le remito la cita exacta de Galeano que, sin llegar resumir a Cuba, se acerca bastante.

Ramón García Guerra: Eddy, veo que hablamos de lo mismo. Gracias por traer al debate de modo tan oportuno la cita de Galeano.

Efectivamente, ese fue el motivo de la reacción defensiva de la Revolución ante la agresión del Imperio.

Pero yo hablo de las opciones que se tenían en cada momento para evitar tal respuesta de la parte cubana.

Ramón García Guerra: Debo decir algo con respecto a la lectura esterilizante del ideario fidelista que hacen los abyectos.

Fidel Castro era un político, no un pensador. Todos sus discursos son piezas en negociaciones muy complejas y solo se pueden entender en su contexto. Las lecturas que hacen de Fidel Castro mellan el filo revolucionario de su ideario. Convierte en mármol su pensamiento. Incluso, sigo a Julio César Guanche en esto, Fidel Castro fue construyendo un cuerpo de pensamiento en medio del proceso.Convendría tener en cuenta ese proceso de un modo dialéctico. Quienes hoy dicen ser revolucionarios y hacen esto, en verdad, son enemigos de la revolución.

Nota: Fíjense que uso minúsculas al hablar de “revolución”.

Michel E. Torres Corona: Ramón, un político, no un pensador; pero que fue construyendo un cuerpo de pensamiento. Me quedó la duda: ¿quiénes son los “abyectos”?

Sé que enemigo de la Revolución (con mayúsculas por recurso de antonomasia) no soy, eso sí.

Eddy Garaicoa Manso: Ramón, de todos modos, la Cuba de aquellos años ya es otra. Hay que construir a Cuba a diario, en la práctica de los cambios constantes y vertiginosos. Fidel nos legó un cuerpo de prácticas del momento en el que había que improvisar. Ya se acabó el tiempo de las teorías. Ahí están Chávez, Lula y Correa. Es momento de lanzarse a por los cambios. Eso legó Fidel, entre muchas cosas alejadas de la Torre de marfil de la metatranca filosófica. Ya no hay tiempo de teorizar, el mundo pide hombres de acción, y eso es el mejor legado de Fidel. Un salto en la historia de este continente que no podía esperar por construcciones teóricas metafísicas. Y en esa praxis, sigue siendo la piedra angular que nos guía.

Ramón García Guerra: Fíjese en qué hizo Fidel Castro al final de su vida. Experimentar en una finca sobre temas agroalimentarios y escribir de modo delirante, reflexionar, impensar la realidad y reconsiderar hechos históricos. Nadie sabe qué es el “socialismo”, llegó a decir. Ahora veo que Ud. adopta una actitud nihilista, practicista, que niega ese empeño póstumo de Fidel Castro. Confieso que hallo en lo que dice una cuota de verdad. Hablo de la “ metatranca filosófica”, el reino de los dogmas.

Conviene, en principio, que sea despechada la religión de Estado ( marxista-leninista) que domeña hoy a nuestra sociedad. Ernesto Sábato nos advertía que “no fueron las ideologías las que salvaron a los pueblos, sino las estúpidas esperanzas de la gente, ese heroísmo cotidiano frente al infortunio”. Considero, en tal sentido, que la filosofía que se hace hoy en Uganda, Nigeria y Ghana es la mejor del mundo. Particularmente me refiero a la etnofilosofía. Desideologizar la política, entonces, pasa por un reconocimiento de ese actuar-pensante en movimiento.

Explica lo dicho la emergencia de una economía mixta con anclaje en la comunidad -desde abajo y desde adentro- de modo espontáneo, en las últimas dos décadas. Este tipo de economía se advierte en las ciudades pequeñas en Cuba (20/35 mil habitantes) y en el comercio de fronteras -o mulas.

Entiendo que la cuestión no se resuelve al pasar a la “legalidad” una economía que se encuentra al margen del Estado, como antes se hizo con el trabajo por cuenta propia.

Esto me hace creer que Ud. tiene la razón, que la metatranca filosófica instituida (diz. religión de Estado) es lo peor que nos puede estar sucediendo.

Originally published at https://www.desdetutrinchera.com on June 17, 2020.

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