Levedad

Al abrir los ojos, atrapo a la mente en otra conversación, en una donde no me involucra. Cuenta una historia, tiene argumentos y en momentos discute. Me imagino que le genera molestia que la consciencia me incluya en sus pláticas y que detenga el flujo de pensamientos que ya traía un ritmo.

Carajo, es que no puedo evitarlo. Me despierto y la escucho. La interrumpo y no hay más que pueda hacer. Ella habla y habla y habla, y yo ahora escucho. Es que ella lo sabe y no le gusta, pero ¿qué puedo hacer?

Intenté mejorar mi dieta, hacer ejercicio, salir a correr por las noches. Todo para agotar mi energía y dormir profundamente cuando cae el sol, con la esperanza de que así no me toque atraparla formando alguna conjetura al despertar, para que así no la interrumpa vaya.

Pero todo ha sido en vano. No logro evitar irrumpir sus conversaciones consigo misma. Y hoy que ya es un ser que piensa de forma independiente a mí, mientras sirvo un vaso con agua, una idea oscura llega a mi consciencia: ¿y si decide que no me necesita más?

No sé qué pasaría, pero sé que ella escuchó esa pregunta. Lo sé porque el agua se está tirando y no puedo hacer nada. Mis manos no me responden, mis dedos presionan la máquina aún cuando no hay sentido en continuar.

Ella ha tomado el control ahora.