Woman on park bench, NY 1957 — by Yael Joel

El que no busca, encuentra.

La pluma durmiente
La vida en sueños

--

No importa cuántas veces lo haya repetido en mi cabeza, siempre será igual de complicado llevar la teoría a la práctica.

No dejo de rememorar la misma escena infinitas veces haciendo mil versiones de lo que me gustaría que hubiera pasado aquel día. Represento mentalmente situaciones que nunca ocurrirán, como si dentro de mí existieran otros planos de la realidad donde sí te dije lo que realmente pensaba, donde no me infravaloré pensando que sí valías la pena, donde me puse a mí misma como prioridad, y donde sí hubiera podido cerrarte la boca, o abrírtela de asombro.

Ya no recuerdo las palabras exactas, ya no recuerdo lo que hiciste para enamorarme, pero sí recuerdo cómo me hiciste sentir. Me hiciste volar para luego tirarme por un precipicio al abismo, aunque por suerte, la caída fue rápida y ahora estoy cada vez más cerca de recuperarme. No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos nosotros. Y así, levantándome poco a poco, me doy cuenta de que la vida no significa encontrarse a uno mismo, sino crearse uno mismo.

Perder la cabeza no tiene sentido si no es porque estoy escuchando mi canción favorita de la semana, o porque perdí la noción del tiempo disfrutando con amigos en algún bar de Malasaña. Porque cuanto más lo pienso, menos actúo, y porque cuando no la busco, la felicidad viene a mí reclamando su lugar. El motivo por el que esto resulta tan difícil es porque siempre se tiende a ver el pasado mejor de lo que fue, el presente peor de lo que es, y el futuro menos resuelto de lo que será.

Durante este último mes he escuchado cosas geniales, gente que no se conoce entre sí que me dice las mismas frases, y creo que ya es hora de empezar a creérselo. Porque no soy un producto de mis circunstancias, sino de mis decisiones. Y yo decido ser feliz, decido ser yo misma, mi mejor versión. Olvidarme de buscar el amor porque quien me tenga que querer, aparecerá en mi vida igual que apareciste tú para enseñarme lo que NO debo hacer en ese maravilloso futuro que me espera.

Soy adicta al perfeccionismo, odio perder el tiempo, cometo errores y no soporto que me cambien el orden mental de las cosas. Pero qué le vamos a hacer, nadie es perfecto, por eso los lápices tienen gomas de borrar. Y si no puedes manejar lo peor de mí, entonces no me mereces en mi mejor momento.

Tengo delante un millón de oportunidades disfrazadas de problemas indisolubles, pero todo está en nuestras cabezas. Mis virtudes han estado ahí todo el tiempo, así que vamos a sacarlas a pasear para que todo el mundo las vea y empezar a recoger los frutos de todo el camino recorrido en la vida.

Cada vez tengo más claro que todo pasa por una razón. Y si no fuera por ello, ahora no estaría donde estoy. Vivir sin aquello que pensaba que era lo único en mi vida no es sino el principio de algo mucho mejor.

--

--

La pluma durmiente
La vida en sueños

Nos pasamos la vida intentando encontrar la cordura cuando a veces, para ser feliz, lo único que necesitas es perderla.