Perder los calcetines en la cama

La pluma durmiente
La vida en sueños
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2 min readFeb 20, 2015

Perder los calcetines en la cama. Lo odiaba cuando era pequeña y ahora lo adoro porque me recuerda a cuando era pequeña.

Aquellos maravillosos años en los que mis mayores preocupaciones eran disfrutar de los pequeños placeres de la vida, jugar las 24 horas del día, no tener responsabilidades. Un sentimiento que me invade cada vez que me paro a pensar en lo que realmente quiero, o en lo que no quiero.

Y acertar en ello está siendo más difícil de lo que imaginé.

Pero de una cosa sí que estoy segura, y es que quiero ser feliz. Y si es acompañada, mejor que sola. Pero cada cosa tiene su momento y su lugar, y no podemos encerrarnos en la habitación del conformismo, sino salir y respirar el aire fresco de la vida que, al fin y al cabo, sólo te puede ofrecer eso: vida.

Diariamente pasan ante nuestros ojos millones de oportunidades. Quizá no eran las que querías, pero sí las que necesitabas para no desistir. Y esos tropiezos que te ayudan a subir aun más peldaños te hacen ver que un auténtico adiós siempre será un hasta luego, y que no hay nada mejor que el no querer que corra el tiempo entre risas, cócteles y secretos inconfesables.

Nadie te promete nada, lo bueno lo tienes que alcanzar tú, y ese camino puede ser demasiado impredecible, con las idas y venidas de cientos de trenes que pasan por tu lado ante los cuales tu mayor problema no es perderlos, sino el saber elegir a cuál subirte. ¿Quizá sea porque mientras no elijas, todo sigue siendo posible?

No siempre es necesario seguir las instrucciones, porque éstas tienen fecha de caducidad, así que trato de vivir mi vida, sin más. Sin pensar en lo que he perdido por coger este tren y no aquel, porque el karma y el darma son una verdad absoluta, y porque hay vida más allá del primer café de la mañana.

Ojalá siga perdiendo calcetines en la cama, porque me harán recordar que lo que a veces odiamos, puede ser lo que siempre hayamos amado y no aprendamos a valorarlo hasta que nuestra vida se haya convertido en una tela de araña repleta de responsabilidades y preocupaciones.

Por eso mismo, por si me pierdo en el laberinto de la rutina, trato siempre de echar mano del hilo de Ariadna para aprender a volver sobre mis pasos si alguna vez olvido lo bello que es vivir cada día como si fuera el último.

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La pluma durmiente
La vida en sueños

Nos pasamos la vida intentando encontrar la cordura cuando a veces, para ser feliz, lo único que necesitas es perderla.