235. El lado rural del vino

No se puede ser ingenuo para que la música del vino suene tiene que haber quien la pague y para que eso suceda existe el mercadeo. El problema del mercadeo del vino es que se ha esmerado en construir una fachada llena de glamour y sofisticaciones que en ocasiones es lo único que le llega al consumidor que, por lo mismo, a veces olvida el lado rural del vino.

Olvida que para que todo lo que hay en carteles e incluso en la etiqueta tenga sentido hubo que trabajar la tierra, entregarse como solo se entrega un campesino a los ritmos, a veces caprichosos, de las estaciones. Ensuciarse las manos con el suelo, maltratarlas, sentir la formación de callos.

Sentir los racimos, oler la lluvia en la tierra, ver el calor concentrarse en las hojas. Temer cuando cae granizo, agradecer soles inesperados a finales del verano que más bien parecía una primavera que se había quedado añorando el invierno.

Incluso en las marcas comerciales, ésa es la realidad, el vino tiene un lado rural que todos hacemos bien, como si le rindiéramos un homenaje, en recordar.