285. Vino blanco y parrilla

Hay conceptos en el mundo de la gastronomía que son difíciles de comprender en un primer momento: uno de ellos es la idea de utilizar vino blanco cuando se va a servir una parrilla.

Desde el aroma de las brasas a la textura y sabores de la carne, la parrilla siempre parece llamar no solo tintos, sino sus ejemplares mejor dotados, los más corpulentos, a la vez que excluye a sus opuestos.

Por eso cuando en Buenos Aires, en una parrilla, pretendieron abrir fuegos con su servicio de achuras o vísceras y torrontés diría que casi me sentí insultado. Sin embargo, para no alterar al grupo, opté por aceptar la propuesta pero por copas porque después de todo, ¿no es parte del viaje esas aventuras del paladar aunque terminen en fiasco?

El tema es que no solo no fue una decepción sino que a medida que lo floral y untuoso del torrontés matizaba los sabores de las vísceras y algunos embutidos, más me preguntaba cómo no se me había ocurrido antes. Fue una epifanía que si bien no aplico en mis incursiones parrilleras en casa, no dudaría en repetir.

6 años después, en Salta, me sirvieron empanadas de carne también con torrontés. No puedo decir que no me sorprendió pero ya iba preparado. Y tuve que admitir que, así como me gustaban con syrahs ligeros, realmente el condimento del relleno iba muy bien con este blanco.

--

--

Esnobismo gourmet
La vuelta al 2017 en 365 notas sobre vinos

Vinos, destilados, cocteles, gastronomía, recetas, libros, viajes, pecados, cultura y estilo de vida. Esnobismo. Punto. http://t.co/AWY1EN1xUG