32. La tensión entre dulzor y acidez en el vino de postre

Tener la certeza de que el dulzor no se desboca es uno de los grandes placeres de los vinos dulces: el empalago difícilmente es un peligro, la acidez está allí no sólo como un tenue contrapunto sino brindando el marco, el margen, la frontera hasta donde puede llegar el dulzor.

Es una tensión, una tensión exquisita en la que se puede pensar a cada sorbo.

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Esnobismo gourmet
La vuelta al 2017 en 365 notas sobre vinos

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