75. El punto de saturación del vino
Por supuesto que uno puede cansarse del vino, sobre todo cuando por motivos de trabajo prueba decenas de muestras en mismo día. Me veo en Prowein, Vinexpo, Enofusión, en los encuentros de Wines of Argentina, frente a vinos maravillosos y yo sin ganas de probar una copa más.
No es lo mismo que ocurre cuando tomamos copas de un solo vino, cuando el cansancio aparece por la repetición del mismo sabor, la misma textura, sobre todo si se trata de algunas que no significan nada para nosotros sino que es un cansancio más esencial: simplemente no hay ese elemento imaginativo del apetito que nos invite a buscar las nuevas sensaciones, menos todavía esa sensación de expectativa en los sentidos.
Es difícil determinar ese punto de saturación, aunque creo que después de 30 muestras, aunque sólo se prueben y luego se escupan, marcan un umbral a considerar. No sé si haya ejercicios para incrementar ese umbral, la simple práctica o alguna fórmula adicional pero la verdad es cuando cansa, cansa.
Sin embargo, sobre en Argentina me di cuenta de que lo que cansa es la sucesión abrumadora de vinos porque a veces en las cenas, tras jornadas de 40 o 50 vinos, cuando pensaba que sería una noche de agua gasificada, aparecía la carta de vinos, aparecía alguna etiqueta interesante y era, literalmente, como un reset: con fluidez aparecían las ganas de descubrir nuevamente algo en el vino.