Una lancha para mover el buque más grande del océano
Los gobiernos son probablemente unas de las organizaciones con las estructuras más grandes y antigüas que existen. Basta preguntar a nuestro alrededor qué es lo primero que se asocia al concepto de Administración Pública y probablemente ideas como agilidad o innovación sean los últimos en aparecer -si es que aparecen-. En su lugar escucharemos palabras como burocracia, viejo, rigidez, y cualquier otro sinónimo de “lento” que el diccionario pueda encontrar.
Es cada vez más común leer noticias sobre organizaciones que han fracasado por su incapacidad de adaptarse a nuevos contextos, de incorporar nuevos servicios basados en las necesidades de sus usuarios y de generar medios alternativos para relacionarse con las personas en la era de la inmediatez y la participación.
En contraposición, vemos que los organismos sobrevivientes y exitosos son aquellos que mantienen un vínculo activo con su contexto, generando culturas institucionales flexibles y animándose a aprender a través de los errores.
El siglo XXI no parecería entonces plantear el mejor escenario para el sector público.
El Estado es como un buque de carga triple E, el barco más grande del océano con un tamaño equivalente al de cuatro canchas de fútbol. Cada área que compone a la Administración Pública son miles de contenedores que el barco es capaz de transportar. Cada contenedor tiene contenido muy valioso que es un misterio hasta que alguien pueda abrirlo y adentrarse en el mismo. Todos se encuentran separados y aislados entre sí, aún siendo siendo parte del mismo barco. Un dato curioso de estos buques es que por su enorme tamaño y dificultad de maniobrar de forma ágil, necesitan la ayuda de una pequeña “lancha” para poder estacionarse en el puerto.
Esa pequeña lancha es lo que nos proponemos ser desde la Unidad de Proyectos del Laboratorio de Gobierno de Argentina. Ofrecemos agilidad para poder hackear la inercia del buque, y nos animamos a abrir los contenedores para encontrar las diferentes piezas de un mismo rompecabezas.
En esencia, lo que ofrecemos es una nueva mirada para que el gobierno pueda adaptarse a distintos contextos y ofrezca soluciones de política pública acordes a las expectativas ciudadanas.
¿Cómo lo hacemos?
INVESTIGAMOS para descubrir patrones de comportamiento. Creemos que los hábitos y las experiencias de las personas son una fuente de inspiración para formular políticas públicas. Incorporamos las miradas, los sentimientos y las voces de distintos actores en la toma de decisiones. Salimos del escritorio para ir al territorio y llevamos a cabo investigaciones etnográficas centradas en los ciudadanos.
Pensamos en ESTRATEGIAS para orientar la reformulación de soluciones. Abrimos los contenedores (rompemos silos) y miramos los problemas de manera transversal para construir consensos e impulsar nuevas soluciones. Facilitamos procesos colaborativos que optimizan estrategias y agilizan la toma de decisiones.
DISEÑAMOS para proyectar la última milla de política pública. Pensamos los puntos de contacto del Estado con los ciudadanos para lograr un despliegue efectivo de la política pública. Utilizamos e iteramos prototipos para mejorar las soluciones y anticiparnos a posibles problemas de escalamiento.
¿Hay una metodología?
Si bien cada proyecto es diferente, utilizamos siempre una metodología práctica llamada diseño centrado en las personas, también conocido como Pensamiento de Diseño.
Se trata de un proceso fácil de usar que permite aplicar metodología proyectual a la resolución de problemas. Se enfoca en encontrar soluciones que ante todo sean deseables para el usuario final, y que a su vez sean factibles -técnica y culturalmente- y viables -puedan hacerse con los recursos disponibles-.
El proceso puede ser dividido en dos grandes áreas:
- Área del problema: momento en el cual se genera la inmersión en el contexto y se formula el desafío a trabajar.
- Área de la solución: momento en el cual se desarrollan distintas alternativas posibles para resolver el desafío planteado para luego testear aquellas con mayor impacto potencial y entregarlas como soluciones implementables.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras:
No creemos tener la fórmula mágica y somos conscientes de que tampoco es la única metodología de trabajo para abordar nuestro enorme desafío de transformar el Estado, pero es un buen punto de partida y seguiremos explorando y experimentando herramientas aplicables a nuestro contexto. Ya que al fin y al cabo, lo importante no es qué proceso, sino la pasión y resiliencia de diseñar un Estado que esté a la altura de los ciudadanos.
Si querés saber más sobre el trabajo que hacemos y enterarte de nuestras actividades, podés inscribirte acá o visitar nuestras webs del Laboratorio de Gobierno y su Academia de Diseño.
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