Aprender a programar te lleva lejos: conoce la historia de Diana.
Gracias a su trabajo como web developer, Diana, una de nuestras brillantes egresadas, ha viajado por primera vez fuera del Perú para vivir y trabajar por al menos seis meses en Santiago de Chile
Desde que me uní al team de Laboratoria, hace más de tres años, he tenido el privilegio de conocer a cientos de mujeres maravillosas y de verlas crecer en la industria tech. Hoy quiero contarles la historia de Diana, una de nuestras brillantes egresadas, a quien, además, tengo el gusto de llamar amiga.
Conocí a Diana a mediados de 2016, cuando postuló a la 5° promoción de Laboratoria Lima y mentiría si dijera que desde el inicio supe lo exitosa que sería, pues pasó todo lo contrario. Con ella, recordé y re-aprendí una de las lecciones más importantes, a no juzgar, y ahora les contaré por qué.
En Laboratoria, nuestro proceso de selección es largo y competitivo, y la última etapa consiste en la pre-admisión, un periodo para que las postulantes prueben nuestra metodología y para que nosotros evaluemos en la cancha quiénes se adaptan mejor a esta.
Recuerdo que Diana llegó y a las pocas horas la vi durmiendo frente a su computadora. Me llevé una mala impresión y la califiqué mal, pues asumí que no tenía suficiente interés y eso me molestó, pues contrastaba con las demás estudiantes llenas de energía y entusiasmo. Afortunadamente, nuestro proceso contempla que varias personas evalúen a las postulantes, y con sus resultados en conjunto, Diana fue aceptada al programa.
El primer día de clases volvió a pasar lo mismo, y el segundo también. Entonces al tercer día me acerqué y le pregunté qué le pasaba y me explicó que trabajaba en un establecimiento de comida rápida en el aeropuerto hasta la madrugada. Me dijo que la disculpara y que no me preocupara, porque ya había renunciado para poder dar lo mejor de sí en Laboratoria.
Me sentí muy avergonzada por haberla juzgado, y le conté la verdad y yo me disculpé con ella. A las pocas semanas, Diana dejó de trabajar en el aeropuerto y empezó a brillar en Laboratoria.
Durante el Bootcamp, Diana no solo aprendió y dominó todos los contenidos tech, sino que fue una de las estudiantes más queridas por sus compañeras, porque siempre compartió sus conocimientos. A lo largo de seis meses vi cómo destacaba cada vez más, desarrollando sus fortalezas y dándole la lucha a sus debilidades. Terminó el programa con tan solo 19 años como la primera de su clase, y Lenovo le regaló una laptop el día de su graduación.
Luego vino la etapa de conseguir trabajo, y muchos empleadores se interesaron por ella. Tuvo entrevistas en fábricas de software, en bancos y retailers, pero al final aceptó la oferta de una startup, Fitco, que se robó su corazón. Meses después, uno de los founders de dicha startup participó en un Summit que organizamos y habló maravillas de Diana, dijo que ella aprendió una nueva herramienta de programación en tan solo una semana que le permitiría crear la aplicación móvil.
Hace un par de meses, Fitco fue uno de los emprendimientos ganadores en StartUp Chile, y recibió los fondos para expandir su iniciativa a ese país. El viernes pasado, casi un año después de trabajar en Fitco, Diana viajó por primera vez fuera del Perú como una de las invitadas del staff para vivir y trabajar por seis meses junto con los founders en Santiago de Chile.
Esta es una de las increíbles experiencias que puede traerte aprender a programar en Laboratoria. Antes de pasar por nuestro Bootcamp, Diana tuvo que dejar la universidad por barreras económicas y empezar a trabajar en un establecimiento de comida rápida hasta la madrugada. Después de Laboratoria, gracias a su esfuerzo y calidad humana, Diana está trabajando en una de las mejores startups peruanas, que ha logrado cruzar fronteras e ir a otro país, explorando una nueva industria tech y creciendo en su carrera como Front-end developer. En Laboratoria, no podemos estar más orgullosas de ella.
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