Sobre la soledad
La vida es cruda. Cruda y cruel. Todos sufrimos. Todos tenemos problemas. Nadie está exento del dolor y de las penas.
Tu mapeo genético te hace irrepetible, eres único y por lo tanto tu realidad también. Podrás tener un gemelo y podrán parecerse físicamente pero por dentro cada cabeza es un mundo. No importa en donde naciste ni si vienes de lana o no, es más, los que aparentemente tienen la vida “resuelta” en materia económica muchas veces son los que más sufren el peor sufrimiento que existe. La soledad.
Todos hemos pasado por dolores, por momentos amargos, por momentos de incertidumbre, de tensión y de ansiedad pero ah como sentimos alivio cuando nos desahogamos. Cuando le contamos a alguien lo que nos agobia o los sentimientos que una pena nos provoca parecería que como por arte de magia el dolor disminuyera.
“Las penas con pan son buenas”canta erróneamente la banda “El Recodo”, pero yo lo cambiaría a “las penas se soportan mejor acompañado”, lástima que no rima.
Recientemente tuve la oportunidad de sentarme junto a un colega del trabajo en un viaje de negocios. Por naturaleza empecé con las preguntas personales y filosóficas. No sé porque pero tengo la bendición de que las personas se abren fácilmente conmigo y muchas veces me permiten ver su vulnerabilidad, que para mi es la mejor forma de conocer a un individuo. Durante nuestra plática me di cuenta que la imagen que tenía yo de él era completamente errónea, yo veía a un hombre alegre, siempre dispuesto a ayudar, con una sonrisa en la boca y pensaba: quien fuera el, nunca nada le agobia, siempre está feliz y tiene una vida tranquila y llena de paz….. WRONG. Dos horas y cuarto después me di cuenta que no podía estar más equivocado. Mi colega no tenía la vida resuelta, tampoco vivía lleno de paz y como todo ser humano tenía cosas que le agobiaban e historias que le sacaban lágrimas de tan solo recordarlas.
Aquí caí en la cuenta…. En más de una ocasión me he llevado sorpresas de este tipo, personas que ante mis ojos tenían una vida y cuando los conocía me daba cuenta que vivían una realidad muy lejana a lo que imaginaba.
Las apariencias engañan y los humanos engañamos aún más. Si te digo piensa en alguien a quien ves fuerte, seguro de sí mismo y que aparentemente no tiene problemas ¿en quién pensarías? ¿ya lo tienes?
Ok, ahora, te invito a que la próxima vez que lo veas le hagas preguntas personales, entra en sus zapatos y al igual que yo descubrirás que todos los seres humanos somos iguales: