Encanto de muerte y vida
Las fronteras entre lo mítico y lo real en la magia son tan finas que a menudo parecen fundirse.
Las narrativas que en un momento pueden parecer puramente ficticias, a menudo esconden verdades profundas y herramientas de poder que los practicantes pueden emplear en sus búsquedas espirituales. Este fenómeno es evidente en la forma en que ciertos encantamientos y símbolos de la cultura popular se han infiltrado en las prácticas mágicas contemporáneas. Un ejemplo notable de esto es el “charm of making”.
Sí, el “charm of making” es un concepto que se originó en la película “Excalibur” (1981), dirigida por John Boorman. En la película, el “charm of making” es un conjuro que se pronunciaba para forjar y controlar la espada mítica Excalibur.
Aprendí el “charm of making” de mi maestro, quien me lo presentó como un encantamiento auténtico. Con el tiempo, durante mis estudios y lecturas, descubrí que su origen no era como había creído. Sin embargo, después de tiempo de usarlo, había constatado cierta eficacia al momento de ayudarme a centrar y arraigarme durante la práctica mágicka.
Aunque su origen cinematográfico podría hacer pensar que es una mera creación de ficción, su resonancia y aplicación en el druidismo mágicko revelan una dimensión que puede hacerse más profunda.
El “charm of making” es un encantamiento en gaélico que dice:
“Anál nathrach, orth’ bháis’s bethad, do chél dénmha”
Se ha dicho que traduce algo como: “aliento de la serpiente, encanto de la muerte y la vida, tu presagio de creación”. Estas palabras, aparentemente simples, encierran una fuerte intensión que trasciende su origen “ficticio”. En el contexto de la draíocht, los símbolos y las palabras tienen la capacidad de moldear la realidad, y este “encanto” no es una excepción.
Debo hacer una gran aclaración aquí. Hice el ejercicio de traducirlo directamente desde el gaélico y no tomarlo como la traducción literal que se encuentra en muchos sitios web. Diría algo como: “aliento de serpiente, por la muerte, el valor de tu alma”.
La primera parte del encantamiento, “aliento de la serpiente”, evoca la imagen de la serpiente, un animal que dentro del celtismo representa a una fuerza arquetípica de renovación y transformación. En muchas tradiciones, la serpiente es vista como un guardián de secretos profundos, un emblema de la sabiduría oculta y el ciclo perpetuo de vida, muerte y renacimiento.
La serpiente con su capacidad para mudar de piel representa la constante renovación, la transformación inevitable que todos debemos abrazar en nuestras vidas. Este aliento de la serpiente, entonces, es un recordatorio de nuestra capacidad innata para cambiar y crecer, para dejar atrás lo viejo y abrazar lo nuevo.
La segunda parte del encantamiento, “encanto de la muerte y la vida”, nos confronta con la dualidad esencial de la existencia. Los druidas entiendemos que la vida y la muerte no son opuestos, sino complementos en un ciclo eterno. Cada vida lleva en sí la semilla de la muerte, y cada muerte da paso a nueva vida. Este reconocimiento no es solo una aceptación pasiva sino un llamado activo a honrar y respetar este ciclo.
Además quisiera anotar, la expresión “por la muerte” en la traducción que hice, se utilizaría a modo de enfatizar una afirmación o para pedir auxilio y amparo divino, que es común en momentos de intensa carga emocional, ya sea positiva o negativa. Dichos tales como: por amor a dios, o dios mío, podrían ser una especie de ejemplo para contextualizar mejor. Aunque, el uso de estas afirmaciones es frecuente en situaciones donde se busca invocar la protección celestial, en el caso celta sería algún tipo de brindis por el honor que hay en el abrazo de la muerte (jajaja).
Finalmente, “tu presagio de creación” nos lleva al núcleo de la práctica druídica: la manifestación consciente. Los druidas sabemos que nuestras palabras, pensamientos y acciones tienen el poder de dar forma a la realidad, como dije anteriormente. Este presagio de creación nos recuerda nuestra responsabilidad como co-creadores, instándonos a utilizar nuestro poder con sabiduría y reverencia, conscientes del impacto que nuestras manifestaciones tienen en el mundo que nos rodea.
En última instancia, la distinción entre realidad y ficción se desvanece ante la coherencia y la correspondencia con la tradición. En el ámbito de la draíocht, lo que realmente importa es la autenticidad de la práctica y la profundidad de la experiencia. Si un encantamiento, independientemente de su origen, se integra de manera significativa en la tradición y cumple con su propósito, su eficacia trasciende cualquier cuestionamiento sobre su veracidad histórica.
