Pavos de monte: Mensajeros del Dios Sol
Antes del amanecer, la Madre mandó a todos, a gentes y a animales a hacer su casa. Algunos las hicieron bien, otros mal. Cuando amaneció, todo se paró y se quedó como estaba entonces. Entonces la pava Sáldula-habue (o Nuba-habue), que era una hija de la Madre, gritó:
–Ya amaneció. (Leyenda Kogui)
Los pavos de monte es el nombre genérico que se les da a un gran número de especies de aves del género Penelope. En Colombia, encontramos especies como Penelope montagnii (en la zona andina) y Penelope Ortoni (especie nativa de la macro-región del Chocó, desde Panamá, hasta Ecuador). En el sur de Mexico y Centro América, se encuentra Penelope Purpusacens, también conocida como Ajolite o Cojolite. Más al sur, en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, la especie más común es la Penelope Obscura, que además de pava de monte, es llamada pava negra.
De un fuerte aspecto gallináceo, los pavos de monte estaban en un proceso de semi-domesticación en algunas regiones del contienente, antes de la llegada. Aún así, su carne esta incluida en muchas de las dietas indígenas de la zona. De hecho, algunos campesinos han cazado intensamente estas aves llevandolas, en algunas zonas al peligro de extinción (Penelope Ortini se encuentra En Peligro según la UICN). Resalto esto para mostrar que ha existido una relación, en algunos casos no muy buena, entre los humanos y estas especies. Pero, más allá de sus aspectos económicos o sociales, lo que quiero resaltar aqui es su papel simbólico, ya que en varias culturas indígenas, los pavos del monte son animales directamente relacionados con el Sol y las divinidades del cielo.
Entre los Huicholes, pueblo indígena de México, el dios del sol es Tayau, o Tau, que recibe este nombre como onomatopeya del canto del pavo para saludar al sol. Aunque no encontré mucha información al respecto, las plumas de las pavas se mencionan en la utilización de rituales chamánicos:
“A pesar de la cantidad impresionante de Peyote que ingería, Don José llevaba a cabo las actividades rituales y las intervenciones sanadoras con impecable precisión, sosteniendo la flecha de la oración y las plumas de pavo con sus tres dedos, y cantando durante horas”
Por otro lado, la asociación del canto de la pava con el saludo al sol o el amanecer también aparece entre el pueblo Kogui, pueblo de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. En este caso, la pava Sáldula-habue (o Nuba-habue) canta para que el amanecer llegue, sucede entonces que los animales y las personas vivían antes del amanecer y al momento de su canto y la llegada del día, su casas y sus lugares se congelan y quedan exactamente donde estaban antes de la pava Sáldula-habue cantara. Además sus plumas, son usadas con frecuencia para adornar máscaras y tocados.
Esta relación entre la pava, los demás animales y su lugar, aunque quizás, un poco más distante, me recuerda también las historias del pavo entre los U’wa, habitantes de la Sierra Nevada del Cocuy, Colombia. Antes que nada, en Uw Cuwa, lengua U’wa, el pavo de monte es llamado Uhnacará o Yancuá. Este animal, tiene una estrecha relación con el dios Yagshowa, un dios asociado al mundo de arriba, y que es fundamental en los mitos U’wa ya que es quien entrega el algodón y el Akwa (un tipo de alucinógeno) a este pueblo. De hecho, la forma en que entrega el algodón y el arte de tejer a los u’wa es en su forma de pavo.
Otro mito U’wa donde aparece el pavo y es, el que tiene mayor relación el mito Kogui del canto del amanecer, es el del pavo y el señor de los animales. Este aparece en dos versiones. Primero está el recolectado por la antropóloga Ann Osrborn en el cual el pavo el señor de los animales es llamado Thirbita. La segunda versión, contada por la poeta u’wa Berichá, el señor de los animales es llamado Sibertúa. Sin embargo, ambos episodios son parecidos. En ambos casos, el señor de los animales tiene el derecho de comer carne, cosa que ningún otro puede. En la historia de Berichá, el pavo es el asistente de cocina del señor de los animales, este le promete darle de probar carne, pero nunca lo hace, sólo le ofrece los huesos. Enfurecido, el pavo reta al señor de los animales y lo golpea, pero al final pierde la pelea. En la otra versión, el pavo le dan ganas de probar la carne que come el señor de los animales y a escondidas prueba un poco, es entonces cuando Thirbita lo descubre y lo golpea de castigo. En ambos casos, la cabeza negra, el moco rojo y las manchas blancas del pavo son producto de la pelea.
De ésta pelea le quedó la cara morada y la sangre le regaba por el pecho; por eso la pava tiene la cara morada y el pescuezo colorado, por los golpes que recibió de Sirbetúa. En el pecho lleva una lista o unos puntos blancos que son las gotas de sangre que le quedaron chorreando después de la pelea.
El pavo, de venganza, espera que el señor de los animales esté dormido y libera a todos los animales para que vivan y se ubiquen donde ahora están. Es otra vez. el pavo el que marca el tránsito de un lugar previo al lugar donde deben estar y habitar los animales.
Por último, más al sur, el pavo de monte es llamado Yacú por los guaraníes, una historia relaciona a Kuarahy y Yacy, dos cazadores, que tras cazar indiscriminadamente a los pájaros, deciden revivirlos. El Yacú es el primero en ser revivido. Para esto, Yacy le chupó la garganta para quitarle la muerte. Es por esto que el Yacú, el pavo de monte, tiene la garganta roja y pelada
Sea como el cantor que saluda el sol, aquel que marca el inicio del amanecer, el que marca la trancisión al orden, o el pobre pájaro que recibe miles de palizas y muertes, los pavos de monte, aunque poco visibles, hacen parte de las cosmologías de este continente y son símbolos buenos para pensarnos, para pensar nuestros territorios, nuestras naturalezas. Ahora, sólo espero que una mañana, en esta montaña donde hoy por hoy me refugio, me levante el canto de un pavo anunciando que ya llegó el amanecer y que el sol se refleja en mi cara.
