¿Perdón y reconciliación?

Hace unos días, participé por primera vez en un Congreso Interreligioso junto con otros representantes de distintos credos y confesiones de fe. El primero en que tienen a alguien que hable sobre Paganismo, lo que lo hizo mas retador y a su vez, gratificante. El tema de mi panel correspondía a: ‘Perdón y reconciliación’, así que porqué no aprovechar y hablar al respecto.

DvbhDair
Laguna Serpiente
5 min readAug 25, 2023

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Desde la tradición druídica, el perdón no figura como parte de un eje central que modere la moralidad y ética del individuo per se, ni tampoco a las enseñanzas relacionadas al proceso espiritual. Sino que corresponde más bien a un tema filosófico que depende y compete únicamente a cada druida, quien es quien tiene la potestad para decidir si quiere perdonar a quienes le hicieron daño, siendo capaz de reconocer las repercusiones que trae consigo todo aquello a la realización del Ser.

Entonces, ¿El acto de perdonar o no perdonar afecta la percepción que tengo de mi identidad? Claro que sí, el proceso de perdonar es, en sí mismo, un proceso que implica una profunda introspección y una severa autoevaluación. Nuestras elecciones en torno al perdón trazan un pincelazo en el lienzo de nuestra esencia. Así que, ¿Qué deseo forjar de mí mismo? Detrás de las enseñanzas del druidismo, el perdón no es solo una liberación del resentimiento, sino una oportunidad de comprender desde el viaje interno lo que significa perdonar.

Los druidas no abrazamos la idea de que emociones como el odio, el orgullo y la ira son como malezas que crecen en el jardín del alma y del espíritu. Al permitir que estas emociones negativas florezcan, uno perturba la armonía interna y rompe el vínculo con la naturaleza y con el flujo cósmico del Imbas. Por lo tanto, perdonar no es simplemente dejar ir, sino liberarse de la opresión de las emociones que distorsionan nuestra identidad auténtica.

Llevar el odio por todas partes puede ser un trabajo muy duro. El odio es un tipo de emoción grande, feroz y consumidora, que puede deformar y torcer todos los aspectos de una persona para ponerlos a su servicio.

Sin embargo, el druidismo no ignora la necesidad de mantener límites y reconocer lo inaceptable. La comprensión de que el odio puede distorsionar la humanidad y que el rencor puede llevar a la autodestrucción es una realidad, pero saber todo esto nos guía hacia la elección de la compasión sobre la venganza.

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Cada individuo debería considerar el Ser que es y el Ser que aspira ser.

La empatía es necesaria para lograr entender e interiorizar ese perdón. Es una de las 9 nobles virtudes y es llamada Trócar, en el druidismo juega un papel crucial como puente hacia la reconciliación. Según la tradición, cada ser existente es un hilo en el Gran tejido de la Dlí y el Imbas fluye a través de todos, uniendo en una red cósmica de vida. Al practicar la empatía, reconocemos nuestra interconexión y nos volvemos más sensibles a las experiencias y luchas de los demás: todo lo que le ocurre a una persona siempre va a ser algo personal.

Desde esta perspectiva, la reconciliación es más que un simple acto de restablecer la armonía entre individuos; es un reflejo de los ciclos naturales que gobiernan el cosmos. La naturaleza misma enseña que cada renacimiento sigue a una muerte, cada plenitud sigue a una carestía, y cada luz sigue a la oscuridad. La reconciliación vista a través del druidismo, es un ritual cósmico que imita los patrones de la naturaleza. Al reconciliarnos, cerramos un ciclo de discordia y abrimos uno nuevo de entendimiento mutuo y resurgimiento.

Los druidas comprendemos que el perdón genuino no es un acto impulsivo, sino una elección consciente que emerge de un corazón pleno y abierto, y una mente clara y afilada.

Para nosotros los druidas, el perdón y la reconciliación no son meras palabras, sino momentos que nos conectan.

El perdón nos guía hacia el entendimiento de nuestra propia identidad y nos alinea con la naturaleza y el flujo del Imbas. La reconciliación es una danza cósmica que nos recuerda nuestra interconexión y nos invita a cambiar y crecer juntos.

Aun así, no es un camino que se toma a la ligera. La elección de reconciliarse con aquellos que no demuestran un cambio genuino es un paso consciente y por completo, significativo. El druida debe evaluar si el cambio es una realidad o solo una pose. Repito, el druida no está obligado bajo ningún concepto a perdonar un agravio, simplemente puede seguir su camino y pasar la página y ya está. Para mí, el momento de tomar en serio el perdón, es cuando hay un cambio real involucrado. Sobre todo porque se siente más como un error humano que como malicia, y todos cometemos errores. La compasión por los errores involuntarios de los demás tiene que ser algo bueno.

La filosofía druídica valora la comunicación sincera, asertiva y abierta como un puente hacia el entendimiento mutuo. Para evitar la confusión entre perdón y estupidez, el druida se enorgullece en abordar las preocupaciones y las expectativas claramente. Esto evita malentendidos y fomenta un terreno fértil para el perdón que nace de una comprensión mutua, y en el caso de que sean agravios.

El discernimiento es una brújula invaluable que nos guía hacia un enfoque equilibrado en el perdón, donde el acto de perdonar no signifique ignorar la realidad o permitir el abuso. Como druidas debemos ser maestros del equilibrio entre el perdón y la prudencia. El druida comprende que el perdón no debe cruzar los límites de su integridad personal ni permitir que otros los traspasen.

En última instancia, el druida debe ser un maestro del equilibrio que debería existir entre el perdón en relación con la prudencia. Evita con esto la trampa de la estupidez o el abuso al perdonar. En este camino, el perdón es una elección consciente que surge del corazón y la mente en armonía con el flujo cósmico de la existencia. Al aplicar esto en las relaciones, el druida se esfuerza por comprender no solo lo que se ve, sino lo que subyace. Esto evita caer en el perdón ciego y permite una respuesta basada en la compasión informada.

Desde mi experiencia personal, el druidismo me empuja hacia el deseo de vivir con empatía y tratar de comprender a quienes me rodean. No me inclina a cultivar envidias, resentimientos o malas intenciones por otros. ¡Estas cosas no me sirven de nada y eso me importa! Pero parte de mi capacidad para mantener límites incluye el reconocimiento de lo inaceptable y las formas de abordarlo.

Así que, dónde hay relación e intercambio significativo, el perdón no me resulta difícil. Errar es humano. Es lo que hacemos después de esos errores lo que realmente me da la medida de una persona.

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DvbhDair
Laguna Serpiente

Druida, Artista e ilustrador. Ardmháistir de LAFRION