Jugar a ser Batman
Cuando me enfrasqué con el especial Batman en esta santa casa hablé de sus cómics, de su cine animado y hasta de sus pornoparodias, pero me dejé fuera sus videojuegos, que son muchos y de mucha nombradía (y existían antes de la llegada de la saga ‘Arkham’, cuidado). Ahora que lo del #GameOfTheDay llega a las 100 recomendaciones es el momento ideal para saldar esa imperdonable deuda. Agárranse: hay van 7 juegacos que les permitirán el placer supremo de convertirse en el Caballero Oscuro.
Se llama ‘Batman’ y el rechoncho monigote protagonista se parece al Caballero Oscuro de Adam West, pero ahí se acaba la licencia. Lo demás es una aventura isométrica estupenda, llena de mazmorras y enemigos delirantes. Bien podría estar protagonizada por un oso o un minero. Su secuela espiritual,ya sin el murciélago, fue ‘Head over heels’, un hito del género y del Spectrum. Las bases, sin embargo, ya estaban en este juegaco metódico y festivísimo.
Los japoneses Sunsoft son un puntal de la NES, como demuestra esta adaptación libérrima del ‘Batman’ de Tim Burton. Aquí el Cruzado Enmascarado podría ser un ninja o un cyborg y el juego no cambiaría demasiado, pero este cruce loco entre el personaje y los lugares comunes de los 8bit crea un delirio pop cautivador. ¿Batman armado contra soldados, roboces y monstruos en viejos almacenes llenos de automatismos mecánicos? Están ustedes describiendo mis sueños durante la década de los 90 (y, para qué negarlo, ahora).
Sunsoft redobló el truco y continuó su serie con un retorno del Joker que es una de las cimas estéticas de los 8bit de Nintendo. La paleta de colores, en la que tonos fortísimos se recortan sobre un negro omnipresente, es techno-fantasía hard, y los sprites son gigantes hercúleos maravillosamente dibujados. Si a todo eso se le suma una música de las que inspiran tortas con zapatilla, imaginen la fiesta: uno de los mejores juegacos de su época.
Ya he destacado aquí la labor de Aspect, ese estudio de Sega que le sacó las castañas del fuego con unos estupendísimos ‘Sonic’ para sus máquinas de 8bit. Cuando Burton estrenó su (hipnótica) segunda peli, les cayó a ellos el encargo de llevarla al píxel. Otra vez acertaron, con un plataformas de acción con múltiples caminos y un bat-gancho muy bien aprovechado para salvar espacios en los que no se podía poner pie. Aspect, la historia te habrá olvidado, pero aquí te queremos muy fuerte.
En el caso de Super Nintendo, la adaptación de ‘Batman Returns’ fue a manos de Konami, que leyeron nuestros deseos y se calzaron un melocotonazo al transformar la peli en un beat’em-up sonorísimo. La ambientación es exquisita, la música versiona el score de la peli con soltura (el chip de sonido de la Súper era un toro) y repartir tollinas con Batman en su mejor Gotham hasta la fecha es algo que nunca envejecerá.
Vino, vio y lo petó fortísimo. Nadie va a discutir que revolucionó la manera de llevar una licencia a lo jugable. Aunque los cinco juegos anteriores demuestran que había vida en Gotham antes de la saga ‘Arkham’, este ‘Asylum’ es una fantasía hecha realidad. Normal, por otra parte, si fichas al equipo de la magnífica serie animada de los 90: el guionista Paul Dini, padrino del mundo del murciélago, Kevin Conroy en la voz de Batman y Mark Hamill en la del Joker. Cosa fina. Uno puede soltarse y decir que la dupla de Rocksteady es la mejor versión audiovisual del Caballero Oscuro hasta la fecha y seguramente tenga razón.
La secuela de ‘Asylum’ abrió el mundo y el relato, con un plantel de villanos que a ratos se antoja excesivo y ahoga el ritmo pero que a cambio ofrece un tratado casi definitivo sobre el mito. Ahí está casi todo lo que hace inmenso al guardián de Gotham, que ahora además planea y puede recorrer esta ciudad sin ley a sus anchas. Olé además por crear una historia nueva que respeta el legado y a la vez se atreve a renovarlo (¡ese final!). Y salen una Catwoman bastante bien, que suma muchos puntos.
BOLA EXTRA: ‘The Brave and the Bold’ es una serie loca y tonta y aunque no la seguí demasiado siempre aplaudí su existencia. Por mucho conflicto interior y mucha oscuridad que tenga Bruce Wayne, nadie va a negar que en sus 75 años de historia ha pasado épocas de mucho ridículo (el traje arco iris, ay). Estos dibujos lo admitían y lo celebraban y el juego, un arcade de tortas simplón pero eficaz, hace lo mismo: tomarse en serio un universo de juguete, con los peores y más olvidados villanos de sus tebeos, emparejando al murciélago con héroes de segunda que son pura fiesta. Porque el cómic y el videojuego también son alegría e hipercreatividad, aunque los protagonice el tipo más sombrío de Gotham.