Shortplay: ‘Attack of the Friday Monsters! A Tokyo Tale’, monstruos gigantes e infancias sin prisas
Si el cine tiene los cortos y la literatura los relatos breves, ¿por qué todos los videojuegos deberían durar decenas de horas? En Shortplay defendemos y recomendamos obras interactivas breves, de entre unos pocos minutos y algunas horas, que se pueden abordar de una sola pieza, sin prisas pero sin esclavizarnos durante semanas. Si no juegas, ya no será porque no tengas tiempo.
Attack of the Friday Monsters! A Tokyo Tale (Kaz Ayabe, Millenium Kitchen, 2013)
Nintendo 3DS
En menos de tres horas, Attack of the Friday Monsters consigue capturar no pocas cosas: el avance del Japón urbano en los 70, los tiempos muertos y sin rumbo de la niñez, una infancia que no se presenta como paraíso perdido, la fascinación de las primera aventuras, la importancia de los kaiju y el tokusatsu en la cultura japonesa, su capacidad para explorar temores e ideales, la creación artística como profesión… Y hace todo esto en una experiencia que se siente completa, holgada, en la que todos esos elementos respiran y se complementan. No hacen falta centenares de horas para recrear el espesor del tiempo ni grandes mundos de fantasía para fascinarnos con la exploración.
El juego no esconde sus temas: así reza la pantalla de inicio.
Attack of the Friday Monsters se entiende mejor como un spin-off (o un capítulo especial) de Boku no natsuyasumi, serie de videojuegos japoneses de corte costumbrista y tranquilo sobre las vacaciones de verano de un niño. Comparte con ella el enfoque, el ritmo y los objetivos de diseño, y nos pone en el rol de Sohta, un chico que se acaba de mudar al pueblo de Fuji no Hana (en las afueras de Tokyo) y que está fascinado con las series televisivas de superhéroes gigantes. Sohta cree que cada viernes un monstruo aparece en Fuji no Hana, y esta intriga fantástica sobrevolará constantemente lo que es en realidad un cruce de aventura con life simulator minimalista: Attack of the Friday Monsters se juega explorando escenarios dibujados a mano, hablando con otros personajes, haciendo recados y coleccionando cartas que luego se usan en una sencilla competición.
Pese a los monstruos de su título, Attack of the Friday Monsters es una reivindicación de lo cotidiano. Cuesta creer que se produjera algo así, tan intimista y casi autobiográfico, dentro de su industria. La razón está en la serie Guild, una colección de juegos breves que produjo Level-5 para Nintendo 3DS como espacio de experimentación. Gracias a ella la obra de Ayabe llegó al fin a occidente, y muchos pudimos jugar a sus veranos, recorrer sus calles y hablar con sus lugareños, perdiéndonos en sus tiempos lentos y su iluminación brillante. Yo encontré en Fuji no Hana uno de mis lugares videolúdicos favoritos, un conjunto de rincones que invitan a habitarlos sin prisas, buscando huellas de monstruos de camino a casa.