Tres canciones, asalto dos
Consolidamos la sección de los viernes publicando una segunda edición. Bravo. No celebren el récord aún; vean primero qué les hemos recomendado.
La elección de Withor
GRUPO DE EXPERTOS SOL Y NIEVE — LA PRÓXIMA VEZ
Ey, ¡para!¡para¡ ¿Qué te pasa? ¿Acaso tienes prisa? ¿Quién te está esperando? Un poquito de tranquilidad… ¿no? Venga, va, que la vida es mu’ corta y hay que disfrutarla…
Adoro esta oda -de hecho, todo el disco en sí es una oda- a la tranquilidad, a la vagancia, al perrerío. Desmitifiquemos la creencia de que pasar la tarde en un bar o estar sentado al sol contemplando las piedras es perder el tiempo. Para nada. De hecho, si hacemos caso al Grupo de Expertos Sol y Nieve, y a esta canción, es la esencia de la vida.
Música country ‘andalucizada’, Jota cantando sin disimular su acento, letras que te hacen sentir bien cuando te das cuenta de que no has hecho nada con tu vida … básicamente, porque no hay que hacer nada, excepto vivirla. Y ya que hay que vivir, al menos, hagámoslo con alegría. Y ya nos daremos más prisa… la próxima vez.
Grupo de expertos sol y nieve — La próxima vez
La elección de V the Wanderer
AMALIA RODRIGUES — ABANDONO
Me pasan este fado triste, tristísimo. Fuera prejuicios: así se lamenta uno, así se llora junto a una guitarra. Añoranza en vena, la misma que en la saudade, sin cinismos ni velos. Esto hay que recomendarlo.
La figura: Rodrigues era (y sigue siendo, tras su muerte) la “Rainha do Fado”, la “voz de Portugal”. La más grande, versión lusa. Imagínenla cantando esto en Japón y enloqueciendo a las masas.
“Abandono”, más allá de su letra obvia sobre las heridas del fascismo, es una estampa universal de la tristeza del que se queda, del dolor de seguir viviendo. Una composición, ante todo, de silencios. Y la pérdida, esa cruel pérdida, se nos agarra dentro con cada pequeño silencio, con cada día que sobrevivimos, con cada inmenso abandono.
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La elección de Raúl
THE WALLFLOWERS- ONE HEADLIGHT
Iba a recomendar al padre pero pongo al hijísimo, Jakob Dylan, como cantante de The Wallflowers, con una de esas canciones redondas, con todo en su sitio, y que seguramente ‘se merienda’ al resto de repertorio; ley de vida y bello deporte musical en la historia de tantos grupos.
Han pasado los años y ahora esta canción me parece tremendamente pop y comercial (ojo, no lo digo como algo malo) pero igualmente grandísima, perfecta, con ese ritmo trotón de la batería, el órgano y el estribillo que se te aloja en la corteza cerebral. Acabo de descubrir el vídeo y me gusta. No tiene nada: me parece clasicón, con el grupo tocando, todos guapetes, aunque con un punto elegante por los claroscuros.
Parece una banda de estas efímeras que se pasan por las radiofórmulas y que pueden gustar a las niñas. La canción es de manual, sigue el patrón de toda la vida; parece hecha en la academia del temazo. ¿No es doble entonces el mérito si me emociona? Sé que a withor también le encanta. ¿Y la letra? ¿¡Qué más da!? ¡Que éste es Dylan hijo!
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