Acompañamiento de negocios : Incubadoras vs Aceleradoras

Raúl Martín
Lanzando en Costa Rica
6 min readMar 19, 2018

Cuando se está emprendiendo, es muy común sentir que es un proceso muy solitario. Sin importar si tenemos un grupo de trabajo o estamos por nuestra cuenta, es normal cuestionarse los pasos que se están tomando o querer tener una opinión externa. Por esta razón es que existen programas de acompañamiento.

El modelo tradicional es la consultoría, un proceso con una duración muy limitada, se contrata a la medida y se suele contratar para resolver un tema muy específico.
Modelos no tan nuevos, pero si popularizados en los últimos años, son la incubación y la aceleración de negocios. El objetivo de esta serie de notas es dar a conocer las diferentes opciones de estos modelos en Costa Rica.

En el 2017 realicé entrevistas con algunos de los representantes de estos programas, recopilé muchísima información, tanto así que ésta no puede ser sintetizada en un solo artículo (y la labor de redacción parecía tan ardua que tardé en conseguir el impulso para comenzar).

En las conversaciones aprendí muchísimo no solo de los programas que cada institución ofrece, sino de muchas perspectivas que los actores del ecosistema tienen sobre el mismo. Con suerte los lectores van a poder encontrarle tanto provecho al proceso como yo.

Para iniciar, creo conveniente dedicar toda esta nota a entender la diferencia entre una incubadora y una aceleradora.

Ambas instituciones ayudan a emprendedores a desarrollar y maximizar sus negocios, tienen una misión similar, potenciar y maximizar las posibilidades de éxito, pero hay factores cruciales en cada una.

El elemento más importante quizás, es que las incubadoras trabajan con ideas o proyectos en etapas mucho más tempranas, mientras que las aceleradoras toman una empresa o proyecto ya en una etapa avanzada (usualmente facturando). Dicho eso, vamos a detallar un poco sobre cada una:

Incubadoras

Una incubadora es una organización que busca apoyar a emprendedores que quieran iniciar un negocio. Se les da herramientas y servicios para pasar de una idea, hasta tener un modelo de negocios que sea rentable y replicable. Es importante entender todos estos términos (hay muchas otras definiciones que pueden encontrarse en línea, según mis apreciaciones):

Idea: un plan para resolver una necesidad, oportunidad o insatisfacción que hemos detectado.
Modelo de negocios: es el plan de lo que se va a hacer, para quién, cómo y a qué costo.
Rentable: que los costos sean inferiores a los ingresos pero además que ejecutarlo valga la pena.
Replicable: que sea algo que se pueda hacer de forma repetida y sostenida, nada hacemos si vendemos algo de mala calidad a un alto costo, si nunca lo haremos de nuevo.

Las incubadoras por lo tanto, construyen un proceso que le brinde acompañamiento al emprendedor en todos los pasos para iniciar operaciones. Estos van desde asesorías, espacio de trabajo, apoyo contable y de publicidad, ayuda legal, hasta sesiones para definir concretamente su idea, su mercado y su producto.

Las incubadoras usualmente no buscan un lucro, sino que tienen alguna misión social, interés de inclusión o fomento. En el país hay modelos sin fines de lucro como Auge y Tec Emprende Lab, que son abiertas pero asociadas a universidades públicas, como también Parquetec, que es una incubadora privada. Dependiendo del modelo, se tienen diferentes costos o pagos.

A nivel general, las incubadoras no brindan inversión a los proyectos, sino acompañamiento y un lugar donde puedan madurar las ideas. Esto implica que no hay una cesión de capital (no se le dan acciones de la empresa) y la retribución es gratuita o a partir de pagos mensuales o etapas que se pasen. Cada incubadora tiene modelos diferentes, así que estos temas se verán a fondo en la nota particular de cada institución.

Puntos para analizar al escoger una incubadora, son: las instalaciones, los mentores, el personal, el proceso, la reputación y el track-record que tenga.
La forma más sencilla de conocer esto es conversando directamente con los proyectos que están siendo incubados.

Aceleradoras

Una de las grandes diferencias entre aceleradoras e incubadoras, es la parte monetaria. En modelos que se ven internacionalmente, no hay que hacer un pago en metálico para ser acelerado, sino que las empresas ceden de su capital (dan una porción de la empresa) a la aceleradora y a cambio de eso reciben la capacitación, espacio y muchas veces una inversión que las acompaña.

Claramente esto es algo muy apetecido, por lo que entrar a este tipo de programas es muy competitivo. De hecho son procesos que tienen una duración definida y convocatorias limitadas.

La realidad de Costa Rica, es que no existe este mismo tipo de rigurosidad. Esto no significa que no haya aceleración, solo que hemos tropicalizado un poco el modelo a nuestra realidad. Muchas instituciones tienen un programa mixto, donde se tiene incubación y aceleración en diferentes etapas, sin embargo el capital siempre es un factor clave y donde no hay mucha claridad.

Una de las mayores motivaciones para redactar esta serie de notas, es que no se sabe realmente cual es la oferta de las incubadoras/aceleradoras, en términos de su proceso o del capital que puede brindar.

Sí hay organizaciones en el país que brindan fondos (Carao es quizás el caso más conocido), pero se varía mucho cuánto es o qué porcentaje de la empresa se pide a cambio; distinto a países con un entorno más maduro, donde se anuncian los términos previo a ingresar y son uniformes para todas las empresas.
Cabe destacar que no se están emitiendo juicios al respecto, simplemente es una realidad diferente y por lo tanto hay que adaptarse al tamaño del mercado, a los riesgos y la disponibilidad de capital.

Contrario a las incubadoras, las aceleradoras sí buscan un retorno financiero y por lo mismo el enfoque suele ser en proyectos escalables que les permitan multiplicar los montos que invierten en las empresas. En una nota futura se va a detallar un poco en los términos financieros para entender un poco mejor los números detrás de esto.

Un punto importante es qué tipo de proyectos entran a las aceleradoras. Usualmente se buscan empresas que ya estén facturando y que la asesoría y dinero que se les invierte, contribuya a una expansión internacional o de gran magnitud en sus ventas. Es raro que una empresa que no tenga clientes o un producto terminado, consiga entrar a un proceso de aceleración formal.

Entonces, ¿adónde calzo mejor?

Para tomar una decisión informada, lo mejor es entender el funcionamiento de cada institución y preguntarme si en mi etapa actual, y disponibilidad vale la pena pagar por estos programas. Si todavía no estoy claro si debería incubar o acelerar mi proyecto, detallamos algunas cosas que debo preguntarme:
“Mi prioridad es..”

-¿Encontrar un espacio para trabajar en mi idea? Incubación

-¿Hacer contactos con otros del ecosistema? Incubación

-¿Buscar acompañamiento para montar mi empresa? Incubación

-¿Buscar asesoría para llevar mi negocio a otro nivel? Aceleración

-¿Mejorar mis ingresos o márgenes? Aceleración

-¿Levantar capital? Aceleración

Al final es una decisión propia hacia qué tipo de organización quiero acercarme para buscar ayuda. Hay muchas opciones y antes de tomar una decisión lo mejor es preguntar a funcionarios o graduados de cada institución por referencias.

El tener una mejor idea de qué tipo de acompañamiento le da una incubadora o aceleradora, y saber qué ofrece cada una, le va a permitir ubicar mejor su empresa con las expectativas que tiene. Espero que las próximas notas le sean útiles para tomar una decisión que le ayude a potenciar su idea o negocio.

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