El telescopio de tu vida

#DescubreTuSantidad III | Marcos 13:24–32

Rogelio Suarez, LC
Lanzar las Redes
3 min readNov 18, 2018

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Todos hemos tenido la experiencia de levantar nuestra mirada para ver por un momento el cielo estrellado durante la noche. A primera vista solamente vemos pequeñas lucesitas, otras luces un poco más grandes y de vez en cuando vemos pasar un avión.

Normalmente no nos conformamos con lo que podemos ver a simple vista y para eso conseguimos un telescopio. Este instrumento nos ayuda a tener una mirada más profunda y certera de lo que hay en el cielo. Podemos ver con más claridad la luna y sus manchas, los planetas y sus anillos, los satélites y por supuesto los aviones.

Dios nos ha dado a cada uno un telescopio propio, un instrumento para poder ver las cosas no en un mero nivel superficial, sino a profundidad. Este instrumento es el «discernimiento».

El papa Francisco, en la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate en el último apartado, nos habla del discernimiento y señala que «sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento» (nº 167).

Pero ¿Qué es?

El discernimiento «es un instrumento de lucha para seguir mejor al Señor» (GE 169), es un medio de ayuda en cada momento de nuestra vida, es necesario a la hora de elegir «lo bueno, agradable y perfecto» (Rm 12,2).

Y ¿para qué nos sirve?

«Resulta especialmente importante cuando aparece una novedad en la propia vida, y entonces hay que discernir si es el vino nuevo de Dios o es una novedad engañosa del espíritu del mundo o del espíritu del diablo» (GE 168).

Evangelio de este Domingo

Nos invita a ver los signos de los tiempos y saberlos interpretar. Poder descubrir la voluntad de Dios en nuestra vida, viendo nuestro interior y los hechos externos.

«Se trata de entrever el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno y que se realiza en medio de los más variados contextos y límetes»

«Está en juego el sentido de mi vida ante el Padre que me conoce y me ama, el verdadero para qué de mi existencia que nadie conoce mejor que Él» (GE 170).

La gran pregunta es ¿Cómo se hace el discernimiento? Muy sencillo, mediante la oración detenida y en silencio, escuchando lo que Dios vaya diciendo. Es en la oración donde a Dios mejor se le escucha, pero debemos de tener la mejor disposición para hacerlo. Muchas veces no vamos a oír lo que queremos o pensamos que sería mejor, lo que se nos va a pedir va mucho más allá de lo que nosotros imaginamos.

En esta escucha también necesitamos educarnos en la paciencia y en los tiempos de Dios. Cuando estamos viendo el cielo no podemos hacer nada para que pueda aparecer una estrella fugaz o un satélite, pero sí debemos de estar atentos para cuando se deje ver.

Los tiempos de Dios nunca son nuestros tiempos. No podemos hacer que Dios vaya a nuestro ritmo, pero sí podemos llevar su ritmo en nuestra vida.

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Rogelio Suarez, LC
Lanzar las Redes

Legionario de Cristo. Religioso. Estudiante de Filosofía. Soy de Monterrey, México. “Mi gracia te basta, pues mi fuerza se realiza en la debilidad” (2 Co 12,9).